En el Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real) existe un museo, totalmente terminado, y con un contenido bastante mejorable según los testimonios recogidos, en el que se han invertido unos 13 millones de euros de las arcas públicas, pero que no se puede inaugurar. Al parecer, el Ayuntamiento del municipio donde se asienta no da el permiso de apertura. Otros creen que no se abre porque "da vergüenza tanto despilfarro".
Esta es la triste realidad de una gran infraestructura, de las ideadas en la época de las vacas gordas, que se han convertido en un marrón, según reconocía un responsable de Parques Nacionales, que prefiere ocultar su nombre. No es la única. También en Picos de Europa lo hubo. E incluso en instalaciones científicas, que ahora están medio vacías.
Ahora, el parón de la apertura de este museo está en la mano del alcalde de Horcajo de los Montes que, según el vox populi en la zona, hace unos meses negó la autorización de apertura. Otros aseguran que no lo abren porque no encuentran el momento político para presentar tamaña obra, cuando se cierran Urgencias de hospitales.
Sea verdad o no, el museo (o centro de interpretación) en cuestión lleva cerrado y terminado desde hace muchos meses, y sólo el gasto en vigilancia y mantenimiento de las instalaciones supone muchos miles de euros.
El proyecto que fue un empeño de José Jiménez García-Herrera (hermano de Trinidad Jiménez, exministra socialista de Sanidad) en su etapa de director general del Medio Natural y Política Forestal. Cómo no iba a aprobar Castilla-La Mancha, entonces también socialista, tamaño proyecto, aunque resultara que en Cabañeros ya había pequeños museos en Alcoba de los Montes, en Retuerta de Bullaque, en Casa Palillos, en Pueblonuevo del Bulla. Incluso lo hay en el mismo municipio de Horcajo. Sin olvidar el centro de interpretación en el embalse Torre de Abraham y otros dos en Los Navalucillos, de donde precisamente era el anterior director del parque, Antonio Ruiz Serrano, cesado a mediados de abril cuando apenas llevaba un año en el cargo.
Llama la atención que muchos de estos centros hayan cerrado por falta de visitantes, o que apenas abran sus puertas los fines de semana si hay demanda.
Pese a todo ello, que hace aún menos justificable la construcción de un nuevo edificio. Y de grandes dimensiones: 4.048 metros cuadrados.
A finales de 2013, la empresa TECESA Creadores de Acústica Visual, anunciaba en su web que la inversión del equipamiento del centro ha supuesto 3,4 millones de euros, cantidad que sumar a la magna obra del arquitecto Álvaro Planchuelo, cercana a los 10 milones de euros, según el diario LANZA.
Vista aérea del museo que aún no se ha inaugurado, entre olivares.
Según TECESA (pues no hay prácticamente información de este museo), el centro de visitantes espera recibir ni más ni menos que 350.000 visitantes al año, cuando en 2011 no llegaron a 95.000. Y su objetivo es "dar a conocer los valores medioambientales del Parque Nacional y los recursos que tiene a su disposición", valores que se pueden conocer perfectamente dando un paseo, o en cualesquiera de los centros ya existentes.
La empresa apunta también que el diseño de Planchuelo, que ganó el concurso en 2003, "se apoya en la arquitectura tradicional, con una estructura que recuerda a las típicas haciendas de campo a base de una sucesión de patios". Y que la museografía se basa en la "carga audiovisual" que explican las cuatro estaciones del año, con alguna pantalla en 3D, "vídeowall de 46 pulgadas", etcétera.. Añaden, como colofón: "Sumerge al visitante en una atmósfera que recrea a la perfección la naturaleza del entorno".
Pero quienes lo han visto, que son pocos, aseguran que casi todo son pantallas. Y hubo muchos problemas para meter elementos que son importantes para entende la riqueza de Cabañeros, pero que no estaban en el proyecto original del arquitecto. Y dicen también, no sin razón, que no era necesario colocar tantas pantallas recreando lo que hay en el Parque Nacional, cuando basta darse un paseo, que sale mucho más barato.
El caso es que este derroche, aún pendiente de inaugurar, coincide con la penosa situación de los guardas forestales en éste y otros parques nacionales. Hasta que comenzó la crisis, trabajaban 12 meses al año, pero con los recortes se han quedado en seis: cuatro meses como retenes contra-incendios y dos meses de mantenimiento (antes eran ocho meses los que dedicaban a tareas de conservación). "Con esta situación no sería de extrañar que este verano se incrementaran los incendios, destruyendo estos maravillosos montes que tenemos, un ecosistema único", apuntan grupos ecologistas de la zona.
Visto lo visto, igual ese museo le inauguran a bombo y platillo cuando el fuego, por falta de recursos para atender la naturaleza, acabe con ella en Cabañeros. Y mira, igual entonces los vídeos y pantallas gigantes y recreaciones en 3D y hasta los 32 canales que nos sumergen en el entorno natural, que no deja de ser artificial, tienen su sentido. Muy triste.
Este artículo se publicó originalmente en el blog de la autora, Laboratorio para Sapiens.