El anuncio de la abdicación del rey Juan Carlos se produce en un contexto de crisis institucional evidente. Si algunos hablabamos de ello hace ya años, hoy nadie escapa a comentar que el régimen del 78 está agotado, y necesita de una profunda revisión, comenzando por el propio modelo de Estado: ¿monarquía o república? Cada vez es más urgente en España un nuevo proceso constituyente.
El propio Juan Carlos ha justificado su renuncia al trono para asegurar la estabilidad, aunque no queda claro si se refiere a la de la monarquía, o la de nuestro país. En todo caso, lo cierto es que estamos con toda seguridad ante el fin de una época. Y tal vez, ahora sí, la Transición pueda terminar. Pero para que esa estabilidad sea real debe pasar por las urnas.
Se equivocarán una vez más los grandes partidos si cierran nuevamente en falso la decisión sobre la Jefatura del Estado. La decisión anunciada hoy abre una ventana de oportunidad para demostrar que las cosas en España pueden hacerse de otra manera, y no como se han venido haciendo hasta ahora, de espaldas a la ciudadanía.
En el siglo XXI sólo una consulta popular, un referéndum, puede legitimar al futuro Jefe del Estado. Cada vez que surge el debate sobre monarquía o república, se agitan los fantasmas del miedo al pasado, pero lo cierto es que nadie debe tener miedo a la Democracia: las crisis institucionales se resuelven con más Democracia, y no con menos.
Por ello estoy convencido de que en vez de enrocarse en posturas que blinden la sucesión monárquica, los grandes partidos deberían trasladar la pregunta al pueblo, a la gente. Es muy sencillo, y todos saldríamos ganando: ¿monarquía o república?
El propio Juan Carlos ha justificado su renuncia al trono para asegurar la estabilidad, aunque no queda claro si se refiere a la de la monarquía, o la de nuestro país. En todo caso, lo cierto es que estamos con toda seguridad ante el fin de una época. Y tal vez, ahora sí, la Transición pueda terminar. Pero para que esa estabilidad sea real debe pasar por las urnas.
Se equivocarán una vez más los grandes partidos si cierran nuevamente en falso la decisión sobre la Jefatura del Estado. La decisión anunciada hoy abre una ventana de oportunidad para demostrar que las cosas en España pueden hacerse de otra manera, y no como se han venido haciendo hasta ahora, de espaldas a la ciudadanía.
En el siglo XXI sólo una consulta popular, un referéndum, puede legitimar al futuro Jefe del Estado. Cada vez que surge el debate sobre monarquía o república, se agitan los fantasmas del miedo al pasado, pero lo cierto es que nadie debe tener miedo a la Democracia: las crisis institucionales se resuelven con más Democracia, y no con menos.
Por ello estoy convencido de que en vez de enrocarse en posturas que blinden la sucesión monárquica, los grandes partidos deberían trasladar la pregunta al pueblo, a la gente. Es muy sencillo, y todos saldríamos ganando: ¿monarquía o república?
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