La organización terrorista conocida como El Estado Islámico de Irak y Levante (ISIS), anteriormente autodenominada Al Qaeda en Irak, se ha hecho con el control de la segunda ciudad más grande del país: Mosul. Más de medio millón de personas han tenido que abandonar sus hogares e huir de esta ciudad, ahora bajo el mando de los yihadistas.
Once años han transcurrido de la invasión de Irak a manos de EEUU, Reino Unido y España. El país se encuentra sumido en una constante guerra civil donde decenas de miles de vidas se han perdido, millones de personas han huido como refugiados y miles de millones de euros se han malgastado. Como ya sabemos, esta invasión fue condenada por todo tipo de organismos internacionales. Se opusieron también la gran mayoría de países miembros de las Naciones Unidas. Una institución que se creó precisamente con el fin de evitar más guerras innecesarias.
La guerra de Irak tuvo como excusa impedir que Sadam Hussein utilizara unas armas de destrucción masiva que jamás existieron. Tuvo también como pretexto liberar a Irak del yugo de un dictador tirano y eliminar la amenaza terrorista que suponía la creciente corriente talibán que ganaba adeptos en el país. Pues bien, Sadam está muerto. La amenaza terrorista es aún mayor y el país y sus gentes se encuentran todavía más sumidos en la miseria. Lo cierto es que esta guerra no fue sino una fachada donde lo menos que se tuvo en cuenta fueron los intereses del país afectado. Creo sinceramente que si hay alguien que todavía piensa de otro modo, es hora ya de que abandone su burbuja imaginaria.
Curiosamente, el más penoso legado de Bush, Blair y Aznar en Irak no es otro que la introducción de Al Qaeda en el país, de la que ISIS es su máximo exponente. Si no fuese tan trágico, sería incluso irónico. Precisamente antes de invadir Irak, oficiales de alto rango en EEUU como Collin Powell insistieron en que había un claro nexo entre Irak y Al Qaeda. Se afirmó repetidamente que hombres de Sadam Hussein estaban entrenando a miembros de Al Qaeda en el desarrollo de armas de destrucción masiva. Inexplicablemente, tras la caída del señor Hussein no se logró encontrar ningún documento o evidencia de dicha conexión Irak-Al Qaeda. La Oficina de Inteligencia del ejército estadounidense tradujo en 2006 alrededor de 30 millones de páginas en documentos procedentes del Gobierno de Sadam Hussein. Sin embargo, no lograron recabar prueba alguna que mostrasen la repetida afiliación entre el dictador y la red terrorista internacional.
Lo cierto es que Al Qaeda sólo llego a establecerse formalmente en Irak un año y medio tras la invasión de EEUU. Aunque, por supuesto, la administración de Bush lo negó hasta el final de su mandato. En octubre de 2004 el entonces brutal líder del grupo conocido como Al Qaeda en Irak (ahora ISIS), Abu Musab al-Zarqawi hizo pública una declaración online donde el grupo juraba lealtad absoluta a Osama Bin Laden. En 2006 el atentado contra la mundialmente conocida Mezquita de Oro en Samarra, derivó en el estallido de una sangrienta guerra civil que ha durado hasta nuestros días.
En resumidas cuentas, las acciones del Gobierno de Bush, apoyado por los de Blair y Aznar, dieron pie a precisamente lo que afirmaron ir destruir mediante la necesaria invasión de Irak: convertir a Irak, un país ubicado en el corazón del mundo árabe, en un caldo de cultivo yihadista. Gracias a la guerra de Siria, Al Qaeda en Irak pudo fortalecerse y reclutar nuevos adeptos, llegando así a convertirse ISIS: un ejército islamista anti-occidental que controla el oeste y gran parte del norte de Irak. ¿Dónde están ahora los ejércitos de liberación para detenerlos?
Once años han transcurrido de la invasión de Irak a manos de EEUU, Reino Unido y España. El país se encuentra sumido en una constante guerra civil donde decenas de miles de vidas se han perdido, millones de personas han huido como refugiados y miles de millones de euros se han malgastado. Como ya sabemos, esta invasión fue condenada por todo tipo de organismos internacionales. Se opusieron también la gran mayoría de países miembros de las Naciones Unidas. Una institución que se creó precisamente con el fin de evitar más guerras innecesarias.
La guerra de Irak tuvo como excusa impedir que Sadam Hussein utilizara unas armas de destrucción masiva que jamás existieron. Tuvo también como pretexto liberar a Irak del yugo de un dictador tirano y eliminar la amenaza terrorista que suponía la creciente corriente talibán que ganaba adeptos en el país. Pues bien, Sadam está muerto. La amenaza terrorista es aún mayor y el país y sus gentes se encuentran todavía más sumidos en la miseria. Lo cierto es que esta guerra no fue sino una fachada donde lo menos que se tuvo en cuenta fueron los intereses del país afectado. Creo sinceramente que si hay alguien que todavía piensa de otro modo, es hora ya de que abandone su burbuja imaginaria.
Curiosamente, el más penoso legado de Bush, Blair y Aznar en Irak no es otro que la introducción de Al Qaeda en el país, de la que ISIS es su máximo exponente. Si no fuese tan trágico, sería incluso irónico. Precisamente antes de invadir Irak, oficiales de alto rango en EEUU como Collin Powell insistieron en que había un claro nexo entre Irak y Al Qaeda. Se afirmó repetidamente que hombres de Sadam Hussein estaban entrenando a miembros de Al Qaeda en el desarrollo de armas de destrucción masiva. Inexplicablemente, tras la caída del señor Hussein no se logró encontrar ningún documento o evidencia de dicha conexión Irak-Al Qaeda. La Oficina de Inteligencia del ejército estadounidense tradujo en 2006 alrededor de 30 millones de páginas en documentos procedentes del Gobierno de Sadam Hussein. Sin embargo, no lograron recabar prueba alguna que mostrasen la repetida afiliación entre el dictador y la red terrorista internacional.
Lo cierto es que Al Qaeda sólo llego a establecerse formalmente en Irak un año y medio tras la invasión de EEUU. Aunque, por supuesto, la administración de Bush lo negó hasta el final de su mandato. En octubre de 2004 el entonces brutal líder del grupo conocido como Al Qaeda en Irak (ahora ISIS), Abu Musab al-Zarqawi hizo pública una declaración online donde el grupo juraba lealtad absoluta a Osama Bin Laden. En 2006 el atentado contra la mundialmente conocida Mezquita de Oro en Samarra, derivó en el estallido de una sangrienta guerra civil que ha durado hasta nuestros días.
En resumidas cuentas, las acciones del Gobierno de Bush, apoyado por los de Blair y Aznar, dieron pie a precisamente lo que afirmaron ir destruir mediante la necesaria invasión de Irak: convertir a Irak, un país ubicado en el corazón del mundo árabe, en un caldo de cultivo yihadista. Gracias a la guerra de Siria, Al Qaeda en Irak pudo fortalecerse y reclutar nuevos adeptos, llegando así a convertirse ISIS: un ejército islamista anti-occidental que controla el oeste y gran parte del norte de Irak. ¿Dónde están ahora los ejércitos de liberación para detenerlos?
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