Los humanos hemos tardado siglos en darnos cuenta de que vivimos en un planeta con recursos limitados donde el cambio climático influido por la actividad humana es demasiado rápido para ser sostenible. Un problema colectivo mayor que la suma de sus partes. Ningún país, ciudad o individuo siente que el clima sea únicamente responsabilidad suya. Sin embargo, nos afecta a todos. Por ejemplo, cientos de millones de personas se han visto afectadas por desastres naturales en los últimos años incluyendo el tsunami de Indonesia, el tifón de Filipinas o los terremotos en Japón, Haití, Chile e Italia. Según los últimos estudios científicos estamos muy cerca del punto de no retorno para evitar la subida de la temperatura media del planeta en más de 2 grados centígrados en el año 2050. Eso es lo máximo que podemos permitirnos para no cambiar las condiciones de vida en la Tierra de manera dramática. Necesitamos apostar ya por una economía no basada en el carbón.
Otro de los cambios vertiginosos que estamos viviendo es la revolución de los datos. En los últimos 5 años hemos generado más contenido que en el resto de la historia de la humanidad. La utilización de datos masivos -Big Data- está cambiando la manera de actuar de empresas privadas y públicas en múltiples sectores. Por ejemplo, la segmentación de consumidores mediante el análisis de las redes sociales en el sector del marketing, el desarrollo de medicina personalizada basada en el análisis de datos genéticos en el campo de la salud o el cálculo de riesgos en la industria aseguradora. Ahora las decisiones se toman en tiempo real, utilizando datos cuantitativos de múltiples fuentes y técnicas avanzadas de análisis y procesado.
Visualización de una simulación de la dispersión de aerosoles por el viento basada en big data: polvo en rojo, sal marina en azul, sulfatos en blanco y carbón en verde. Créditos: NASA Center for Climate Simulation.
¿Y cuál es la relación del Big Data con el Cambio Climático?
Lo que no puedes medir, no lo puedes mejorar. Los métodos basados en Big Data permiten un análisis a todas las escalas, desde la más pequeña hasta la más grande, entendiendo cada vez mejor el funcionamiento de todo el sistema y cómo está interconectado. La intersección entre el Big Data y el cambio climático es aún incipiente, aunque ya existen muchos ejemplos de iniciativas que utilizan el análisis de datos masivos para entender y afrontar el problema:
Algunos dicen que el Big Data es el nuevo petróleo, pero debemos aspirar a que sea la nueva energía verde digital. Evaluar el pasado, modelizar el presente y predecir el futuro son oportunidades inmediatas para encontrar nuevas soluciones. Y es importante que cuando se encuentren estas soluciones, sean de todos y para todos. Como ejemplo, el reciente anuncio de Elon Musk, CEO de Tesla Motors, que ha decidido aplicar la filosofía open source a todas sus patentes en favor del avance de la tecnología para coches eléctricos, consciente de que su empresa sola nunca podrá producir suficientes vehículos para reducir las emisiones de una flota mundial de 2.000 millones de coches.
Los datos por sí solos no nos van a salvar de nada, pero el análisis de esos datos nos puede ayudar a tomar mejores decisiones sociales, económicas y políticas. Igual que ocurre con el cambio climático, la pregunta no es "¿Esto está pasando?". Ahora la revolución de los datos ya está aquí.
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La competición Big Data Climate Challenge es una iniciativa de United Nations Global Pulse y el equipo de Cambio Climático del Secretario General de la ONU con el objetivo de identificar iniciativas y proyectos ya publicados o implementados que utilicen Big Data para entender y actuar en problemáticas relacionadas con el cambio climático. Los ganadores serán presentados durante la Cumbre sobre el Clima, que se celebrará en septiembre de 2014 en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas. La convocatoria está abierta hasta el 30 de junio y se puede ver aquí.
Otro de los cambios vertiginosos que estamos viviendo es la revolución de los datos. En los últimos 5 años hemos generado más contenido que en el resto de la historia de la humanidad. La utilización de datos masivos -Big Data- está cambiando la manera de actuar de empresas privadas y públicas en múltiples sectores. Por ejemplo, la segmentación de consumidores mediante el análisis de las redes sociales en el sector del marketing, el desarrollo de medicina personalizada basada en el análisis de datos genéticos en el campo de la salud o el cálculo de riesgos en la industria aseguradora. Ahora las decisiones se toman en tiempo real, utilizando datos cuantitativos de múltiples fuentes y técnicas avanzadas de análisis y procesado.
Visualización de una simulación de la dispersión de aerosoles por el viento basada en big data: polvo en rojo, sal marina en azul, sulfatos en blanco y carbón en verde. Créditos: NASA Center for Climate Simulation.
¿Y cuál es la relación del Big Data con el Cambio Climático?
Lo que no puedes medir, no lo puedes mejorar. Los métodos basados en Big Data permiten un análisis a todas las escalas, desde la más pequeña hasta la más grande, entendiendo cada vez mejor el funcionamiento de todo el sistema y cómo está interconectado. La intersección entre el Big Data y el cambio climático es aún incipiente, aunque ya existen muchos ejemplos de iniciativas que utilizan el análisis de datos masivos para entender y afrontar el problema:
- La instalación de sensores con GPS en la basura está permitiendo entender los caminos del reciclaje.
- El análisis de los datos del nivel de uso de las torres de telefonía móvil para la optimización de transportes públicos de una ciudad.
- Hacer micro-predicciones climáticas -en zonas geográficas específicas- con modelos matemáticos ayuda a proteger cosechas (o a cambiar los neumáticos de un Fórmula 1 para suelo mojado durante la carrera).
- Plataformas de participación ciudadana para respuesta y preparación ante desastres naturales.
- Sensores en bicicletas públicas permiten evaluar la calidad del aire y la polución.
- Medir la deforestación contando los árboles de uno en uno utilizando imágenes satélite de alta resolución.
- Contenedores de reciclaje inteligentes que usan técnicas de gamificación para motivar a los usuarios.
- Alertar de posibles epidemias de meningitis usando datos de anemómetros y sensores que miden la concentración de polvo en el aire.
- Supercomputadoras que se sirven de energías verdes para mantener sus sistemas de refrigeración.
- Carreteras inteligentes y generadoras de energía hechas de material similar al de los paneles solares.
Algunos dicen que el Big Data es el nuevo petróleo, pero debemos aspirar a que sea la nueva energía verde digital. Evaluar el pasado, modelizar el presente y predecir el futuro son oportunidades inmediatas para encontrar nuevas soluciones. Y es importante que cuando se encuentren estas soluciones, sean de todos y para todos. Como ejemplo, el reciente anuncio de Elon Musk, CEO de Tesla Motors, que ha decidido aplicar la filosofía open source a todas sus patentes en favor del avance de la tecnología para coches eléctricos, consciente de que su empresa sola nunca podrá producir suficientes vehículos para reducir las emisiones de una flota mundial de 2.000 millones de coches.
Los datos por sí solos no nos van a salvar de nada, pero el análisis de esos datos nos puede ayudar a tomar mejores decisiones sociales, económicas y políticas. Igual que ocurre con el cambio climático, la pregunta no es "¿Esto está pasando?". Ahora la revolución de los datos ya está aquí.
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La competición Big Data Climate Challenge es una iniciativa de United Nations Global Pulse y el equipo de Cambio Climático del Secretario General de la ONU con el objetivo de identificar iniciativas y proyectos ya publicados o implementados que utilicen Big Data para entender y actuar en problemáticas relacionadas con el cambio climático. Los ganadores serán presentados durante la Cumbre sobre el Clima, que se celebrará en septiembre de 2014 en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas. La convocatoria está abierta hasta el 30 de junio y se puede ver aquí.