Se extiende la idea de que internet es una especie de selva en la que no existe norma ni reglamentación que valga. Parece que insultar, injuriar o incluso calumniar sale gratis, como se apunta con frecuencia en las últimas semanas. Y lo cierto es que en ocasiones se hace evidente la falta de educación y consideración que algunos se empeñan en exhibir, escondiéndose tras un mal entendido anonimato. No obstante, si nos atenemos a la realidad más objetiva, hemos de poner de manifiesto que la mayoría de los usuarios de internet no sólo respeta toda una serie de normas no escritas, sino que además tiende claramente a la autorregulación. Podría decirse que nosotros somos nuestros propios censores, actuado como aquellos magistrados de la antigua Roma que velaban por la respetabilidad de las costumbres.
Lo cierto es que cuando alguien escribe en su perfil, o va a enviar un mensaje, o a subir un comentario a un grupo en internet, analiza concienzudamente lo que está escribiendo. Con frecuencia lo relee, y después puede decidir borrarlo. Tal vez no le parecía demasiado correcto lo que iba a decir, o tras detenerse un momento ha decidido que era mejor dejarlo pasar y no enviarlo, o simplemente no le convencía la redacción de lo escrito y temía no ser bien entendido... Lo que nadie se podía imaginar es que Facebook ha llegado a analizar esos mensajes no enviados...
Así es: hace poco hemos sabido que durante el verano de 2012 Facebook guardó todos los "estados fallidos" de 3,9 millones de usuarios. Docenas de millones de mensajes que no llegaron a ser enviados, o comentarios que no llegaron a ver la luz en un tablón, fueron analizados. Los autores del estudio posterior, desarrollado por Adam Kramer (científico de datos de Facebook) y Sauvik Das, han señalado sin embargo que no leyeron los mensajes, sino que sólo analizaron el lenguaje HTML y las interacciones con los formularios.
Pero lo interesante son los resultados obtenidos. El estudio duró 17 días, y la edad media de los usuarios utilizados fue de 30,9 años. Del total de la muestra el 57% eran mujeres y el 43% varones. Durante esas dos semanas y media, el 71% de los usuarios había autocensurado sus comentarios al menos en una ocasión. Un 51% autocensuró 4,5 mensajes por término medio, y un 44% autocensuró 3,2 comentarios, que no llegaron a verse publicados.
La verdad es que estos datos respaldan los comentarios que nos hacen con frecuencia los más jóvenes: "Mucha gente se piensa más las cosas en internet". Es decir, parece que la comunicación que se establece a través de las redes sociales es bastante más reflexiva de lo que pudiera parecer. En una conversación cara a cara, sin embargo, muchos de esos comentarios borrados habrían sido verbalizados, sin posibilidad de dar marcha atrás. Comentarios inapropiados, frases desafortunadas o ideas que surgen en un momento de enfado o indignación. Con frecuencia lo oímos de otras personas, o lo vivimos nosotros mismos: "¿Por qué no me mordería la lengua antes de decir eso...?", "¿Por qué no me lo pensaría antes de hablar..?" o "Según lo estaba diciendo ya me estaba arrepintiendo, pero no lo pude evitar"... son comentarios frecuentes.
Otro de los datos más llamativos pone de manifiesto que nos autocensuramos aun más a la hora de escribir en nuestro propio tablón o actualización de estado. La autocensura en el propio tablón está presente en un 34%, y la autocensura en los mensajes que enviamos a los amigos en un 25%. Por otro lado, los responsables del estudio manifestaron su sorpresa al descubrir que cuando el usuario está integrado en un grupo específico, o temático, autocensura más sus mensajes que cuando se dirige a sus amigos. Esperaban que la autocensura en estos grupos fuera menor, pues se supone que todos comparten inquietudes y tienen conocimientos que aportar o compartir. No obstante, descubrieron que esto es un arma de doble filo. En efecto, cuando un usuario se dirige a un grupo cuyos intereses son conocidos y compartidos, aparece un tipo de condicionante que definiría como: EXPECTATIVA DE RELEVANCIA. Es decir, el usuario no es el único que sabe del tema... Cabe la posibilidad de que los conocimientos de los demás usuarios sean aun mayores, más relevantes o estén más actualizados. Antes de escribir en el grupo deberá plantearse si lo que va a transmitir va a ser aceptado por los demás, o incluso agradecido o valorado, o si por el contrario será rebatido o considerado obsoleto, poco original o ya expuesto anteriormente por otros.
Las razones por las que las personas tienden a autocensurarse en la Red son variadas, y responden a condicionantes que van desde la edad, el tipo de contenido, el entorno, los posibles lectores, hasta las expectativas de la audiencia. Realmente ¡nos cortamos más de lo parece!
Blog de Guillermo Cánovas: http://kidsandteensonline.com
Lo cierto es que cuando alguien escribe en su perfil, o va a enviar un mensaje, o a subir un comentario a un grupo en internet, analiza concienzudamente lo que está escribiendo. Con frecuencia lo relee, y después puede decidir borrarlo. Tal vez no le parecía demasiado correcto lo que iba a decir, o tras detenerse un momento ha decidido que era mejor dejarlo pasar y no enviarlo, o simplemente no le convencía la redacción de lo escrito y temía no ser bien entendido... Lo que nadie se podía imaginar es que Facebook ha llegado a analizar esos mensajes no enviados...
Así es: hace poco hemos sabido que durante el verano de 2012 Facebook guardó todos los "estados fallidos" de 3,9 millones de usuarios. Docenas de millones de mensajes que no llegaron a ser enviados, o comentarios que no llegaron a ver la luz en un tablón, fueron analizados. Los autores del estudio posterior, desarrollado por Adam Kramer (científico de datos de Facebook) y Sauvik Das, han señalado sin embargo que no leyeron los mensajes, sino que sólo analizaron el lenguaje HTML y las interacciones con los formularios.
Pero lo interesante son los resultados obtenidos. El estudio duró 17 días, y la edad media de los usuarios utilizados fue de 30,9 años. Del total de la muestra el 57% eran mujeres y el 43% varones. Durante esas dos semanas y media, el 71% de los usuarios había autocensurado sus comentarios al menos en una ocasión. Un 51% autocensuró 4,5 mensajes por término medio, y un 44% autocensuró 3,2 comentarios, que no llegaron a verse publicados.
La verdad es que estos datos respaldan los comentarios que nos hacen con frecuencia los más jóvenes: "Mucha gente se piensa más las cosas en internet". Es decir, parece que la comunicación que se establece a través de las redes sociales es bastante más reflexiva de lo que pudiera parecer. En una conversación cara a cara, sin embargo, muchos de esos comentarios borrados habrían sido verbalizados, sin posibilidad de dar marcha atrás. Comentarios inapropiados, frases desafortunadas o ideas que surgen en un momento de enfado o indignación. Con frecuencia lo oímos de otras personas, o lo vivimos nosotros mismos: "¿Por qué no me mordería la lengua antes de decir eso...?", "¿Por qué no me lo pensaría antes de hablar..?" o "Según lo estaba diciendo ya me estaba arrepintiendo, pero no lo pude evitar"... son comentarios frecuentes.
Otro de los datos más llamativos pone de manifiesto que nos autocensuramos aun más a la hora de escribir en nuestro propio tablón o actualización de estado. La autocensura en el propio tablón está presente en un 34%, y la autocensura en los mensajes que enviamos a los amigos en un 25%. Por otro lado, los responsables del estudio manifestaron su sorpresa al descubrir que cuando el usuario está integrado en un grupo específico, o temático, autocensura más sus mensajes que cuando se dirige a sus amigos. Esperaban que la autocensura en estos grupos fuera menor, pues se supone que todos comparten inquietudes y tienen conocimientos que aportar o compartir. No obstante, descubrieron que esto es un arma de doble filo. En efecto, cuando un usuario se dirige a un grupo cuyos intereses son conocidos y compartidos, aparece un tipo de condicionante que definiría como: EXPECTATIVA DE RELEVANCIA. Es decir, el usuario no es el único que sabe del tema... Cabe la posibilidad de que los conocimientos de los demás usuarios sean aun mayores, más relevantes o estén más actualizados. Antes de escribir en el grupo deberá plantearse si lo que va a transmitir va a ser aceptado por los demás, o incluso agradecido o valorado, o si por el contrario será rebatido o considerado obsoleto, poco original o ya expuesto anteriormente por otros.
Las razones por las que las personas tienden a autocensurarse en la Red son variadas, y responden a condicionantes que van desde la edad, el tipo de contenido, el entorno, los posibles lectores, hasta las expectativas de la audiencia. Realmente ¡nos cortamos más de lo parece!
Blog de Guillermo Cánovas: http://kidsandteensonline.com