Los diputados del PP ganan en indignación a los partidos de la oposición con las 26 leyes y la orgía de disposiciones adicionales que por la vía de urgencia aprobará este jueves Rajoy en el Congreso. Como un rebaño, están obligados a votar el decreto ómnibus que ellos consideran que da argumentos a quienes, como Podemos entre otros, defienden que la democracia está secuestra y que el Parlamento no sirve para nada. "Y eso que Pablo Iglesias no está aquí dentro, que si no se pondría las botas", comenta en una señoría popular, que como otros de sus compañeros pasa del sarcasmo al cabreo cuando se le interroga por la urgencia que hay en cambiar el régimen jurídico de los faros marítimos para que puedan convertirse en hoteles o albergues, variar el sistema geodésico de referencia, modificar la ley de Puertos "para dar salida a una operación millonaria en Málaga", como apunta un diputado socialista, o sustituir el título de la primera exposición de Picasso en La Coruña para permitir los patrocinios.
"En Moncloa nos dijeron que solo iba un decreto en el orden del día y que incluirían alguna cosilla más, pero nos quedamos de piedra cuando recibimos el tocho con asuntos tan dispares como una reforma del gas que estaba a medias y se ha redactado con prisas, seis disposiciones para el ingresar en academias militares, ayudas para la reconstrucción de Lorca o la cuarta modificación de las Empresas de Trabajo Temporal. ¿Cómo vamos a hablar luego de regeneración, si en lugar de hacer 26 decretos leyes para que se debatan aquí, lo metemos todo en el mismo saco? Lo que logramos es dar la razón a los que tratar de minar la confianza de la opinión pública en las instituciones del Estado", explica muy disgustado un diputado popular que no entiende la razón. "Igual es que quieren dejar septiembre limpio para los presupuestos", especula un colega al escucharle.
Preguntamos a Cristóbal Montoro si la culpa es suya, pues el ministro de Hacienda es siempre el causante de todos los males, también para los de su grupo. "Estoy acostumbrado a ser el responsable, pero así es la política. Esta vez, yo solo he aportado mi parte". ¿Y se ha leído las 172 páginas del Real Decreto-ley de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia? "Eso no se lo han leído ni mis superiores en el partido", responde el ministro. Ni en el PP ni en las demás formaciones, porque más de un diputado se excusa de entrar a comentar el macro decreto aduciendo que no lo ha leído porque no incluía asuntos de su sector o porque estaba preparando una pregunta parlamentaria.
La premura es perfecta para dejar tiempo de profundizar y analizar los cambios, que por ser exprés no dejan de tener calado. "Se plantea la liberalización de AENA y el cierre de aeropuertos en base a que el ebitda sea positivo, con lo que no quedarían abiertos ni diez. O la liberalización de horarios comerciales en ciudades medianas o municipios en los que todavía sobrevive el pequeño comercio. También en el plan de Garantía Juvenil se establece un fichero específico para que así no tengas que estar apuntado al paro, y no contabilices en la estadística", avisa Valeriano Gómez, exministro socialista que comparte con muchos peperos la falta de justificación para la aprobación urgente de tal remix. "¿Cómo le explico yo a los votantes de mi circunscripción para qué me pagan cuatro mil y pico euros al mes? En la Constitución se especifica bien claro que la labor legislativa reside en el Parlamento. Ya puestos, del tirón podemos aprobar el cannabis", suelta con una mezcla de sorna y cabreo otro diputado del PP. Uno más de los que consideran que 56 decretos de ley en dos años y media de legislatura bastan. "Aznar presentó 27 en ocho años, Felipe González en 14 años alrededor de 80 y 64 Zapatero en dos legislaturas. Es normal que al principio de una legislatura se tire más de decreto ley para marcar tu política, o en momentos críticos como fue el 2012. Pero lo de ahora no tiene sentido", explica José Enrique Serrano, jefe de Gabinete de González y Zapatero, uno de los pocos que se lo han mirado entero con lupa.
Ni tan siquiera Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy, parece conocer el motivo de tantas prisas. Dice habérselo leído entero aunque evita entrar en detalles, cuando le decimos que si convertir los faros en albergues no podía esperar a septiembre, responde: "Será por cumplir el calendario. Pregunta a la vice". El misterio se va resolviendo. Todo apunta a que Soraya Sáenz de Santamaría, que para algo es la mano derecha del presidente, ha montado este follón. Al menos, a ella apuntan los suyos.
"Mañana habría que dejar a los diputados del PP y al Gobierno solos en sus escaños. No deberíamos entrar en el hemiciclo para que la ciudadanía repare en que algo grave está ocurriendo y que los grupos de la oposición no estamos colaborando en dinamitar la democracia", propone el diputado de ERC. Algo que a más de una señoría del PP también le gustaría poder hacer.
"En Moncloa nos dijeron que solo iba un decreto en el orden del día y que incluirían alguna cosilla más, pero nos quedamos de piedra cuando recibimos el tocho con asuntos tan dispares como una reforma del gas que estaba a medias y se ha redactado con prisas, seis disposiciones para el ingresar en academias militares, ayudas para la reconstrucción de Lorca o la cuarta modificación de las Empresas de Trabajo Temporal. ¿Cómo vamos a hablar luego de regeneración, si en lugar de hacer 26 decretos leyes para que se debatan aquí, lo metemos todo en el mismo saco? Lo que logramos es dar la razón a los que tratar de minar la confianza de la opinión pública en las instituciones del Estado", explica muy disgustado un diputado popular que no entiende la razón. "Igual es que quieren dejar septiembre limpio para los presupuestos", especula un colega al escucharle.
Preguntamos a Cristóbal Montoro si la culpa es suya, pues el ministro de Hacienda es siempre el causante de todos los males, también para los de su grupo. "Estoy acostumbrado a ser el responsable, pero así es la política. Esta vez, yo solo he aportado mi parte". ¿Y se ha leído las 172 páginas del Real Decreto-ley de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia? "Eso no se lo han leído ni mis superiores en el partido", responde el ministro. Ni en el PP ni en las demás formaciones, porque más de un diputado se excusa de entrar a comentar el macro decreto aduciendo que no lo ha leído porque no incluía asuntos de su sector o porque estaba preparando una pregunta parlamentaria.
La premura es perfecta para dejar tiempo de profundizar y analizar los cambios, que por ser exprés no dejan de tener calado. "Se plantea la liberalización de AENA y el cierre de aeropuertos en base a que el ebitda sea positivo, con lo que no quedarían abiertos ni diez. O la liberalización de horarios comerciales en ciudades medianas o municipios en los que todavía sobrevive el pequeño comercio. También en el plan de Garantía Juvenil se establece un fichero específico para que así no tengas que estar apuntado al paro, y no contabilices en la estadística", avisa Valeriano Gómez, exministro socialista que comparte con muchos peperos la falta de justificación para la aprobación urgente de tal remix. "¿Cómo le explico yo a los votantes de mi circunscripción para qué me pagan cuatro mil y pico euros al mes? En la Constitución se especifica bien claro que la labor legislativa reside en el Parlamento. Ya puestos, del tirón podemos aprobar el cannabis", suelta con una mezcla de sorna y cabreo otro diputado del PP. Uno más de los que consideran que 56 decretos de ley en dos años y media de legislatura bastan. "Aznar presentó 27 en ocho años, Felipe González en 14 años alrededor de 80 y 64 Zapatero en dos legislaturas. Es normal que al principio de una legislatura se tire más de decreto ley para marcar tu política, o en momentos críticos como fue el 2012. Pero lo de ahora no tiene sentido", explica José Enrique Serrano, jefe de Gabinete de González y Zapatero, uno de los pocos que se lo han mirado entero con lupa.
Ni tan siquiera Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy, parece conocer el motivo de tantas prisas. Dice habérselo leído entero aunque evita entrar en detalles, cuando le decimos que si convertir los faros en albergues no podía esperar a septiembre, responde: "Será por cumplir el calendario. Pregunta a la vice". El misterio se va resolviendo. Todo apunta a que Soraya Sáenz de Santamaría, que para algo es la mano derecha del presidente, ha montado este follón. Al menos, a ella apuntan los suyos.
"Mañana habría que dejar a los diputados del PP y al Gobierno solos en sus escaños. No deberíamos entrar en el hemiciclo para que la ciudadanía repare en que algo grave está ocurriendo y que los grupos de la oposición no estamos colaborando en dinamitar la democracia", propone el diputado de ERC. Algo que a más de una señoría del PP también le gustaría poder hacer.