Ya dijo el padre del psicoanálisis que "uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla". Y Carme Chacón habló alto y claro hace mes y medio para rechazar de plano la convocatoria del congreso extraordinario y la consulta previa a la militancia de la que ha salido elegido el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. "Es un retroceso respecto a nuestra mejor conquista democrática: las elecciones primarias abiertas"; "no proporciona siquiera garantías básicas porque lo que habilita es un referéndum NO vinculante"; es "un sucedáneo confuso e improvisado, fraguado fuera de las reglas y órganos legitimados del partido"... Por todo esto y más, la ex ministra de Defensa daba un paso atrás en la batalla por el liderazgo orgánico del partido para "no contribuir a la ceremonia de la confusión", al tiempo que anunciaba que concurriría a las primarias que elegirían candidato a la Presidencia del Gobierno cuando estas fueran convocadas.
Pues hoy, cuando aún resuena el eco de su elocuente carta y todos los barones dan por amortizadas las primarias abiertas que iban a celebrarse en noviembre, el nombre de la catalana vuelve a estar en boca del proceloso universo socialista para situarla en un lugar preferente de la Ejecutiva federal que emanará de ese congreso extraordinario que hace tan sólo 47 días ella se encargó de deslegitimar.
El más interesado en que Chacón ocupe un puesto de relevancia en el equipo de Sánchez parece José Luis Rodríguez Zapatero, convencido de que sólo la integración y la unidad podrán consolidar el nuevo liderazgo. Lo cuenta, con desparpajo, un veterano dirigente: "Está empeñado en darle una salida, y defiende que el mejor sitio sería la secretaría de Relaciones Internacionales. ¡Dios no lo quiera! Porque con esa plataforma no dejará de enredar".
Para unos la inquietud es el enredo o la "luz de gas" que Chacón podría hacer a Pedro Sánchez desde dentro de la Ejecutiva Federal; para otros, el malestar que su presencia en la dirección pueda provocar con un PSC al que la ex ministra "plantó" tras la decisión de retirarse un año a Miami en el peor momento del socialismo catalán y en plena tormenta soberanista... Pero, para todos, la pregunta del millón es si su entrada en el equipo de Sánchez supondrá o no "de facto" la renuncia definitiva a su aspiración de ser cartel electoral del PSOE. "Hoy está en fase terminal, pero si decide formar parte de la dirección, estará para siempre muerta", augura uno de los barones más influyentes del socialismo.
Integrarse o esperar. Ese es su dilema. A nadie se le escapa que si la ex ministra decide sumar junto al nuevo secretario general y formar parte de su equipo tendrá más difícil competir por el cartel electoral en unas primarias que en ningún caso serán ya en noviembre, después de que todos los barones -a excepción del asturiano Javier Fernández- hayan dado su beneplácito a que se celebren tras de las elecciones municipales y autonómicas de 2015 y a ser posible con Pedro Sánchez como único candidato, ya que el tiempo en la escena nacional de Susana Díaz no empezaría a correr hasta después de las próximas generales.
Hasta entonces a la todopoderosa presidenta de Andalucía, que no tiene intención de adelantar las elecciones en su Comunidad, le interesa fortalecer su poder político, institucional y orgánico. En lo que respecta al partido y la composición de la nueva Ejecutiva, Susana Díaz, ha rechazado sustituir a Pepe Griñán en la presidencia del PSOE. A nadie se le escapa que para sus planes de futuro le conviene más estar fuera que dentro, lo que no quiere decir que Andalucía no vaya a tener una nutrida representación en la nueva dirección federal, que la tendrá.
Es el nombre de Patxi López el que suena estos días con más fuerza para la presidencia que dejará vacante Griñán. El secretario general del PSE, a diferencia de Chacón no tiene a este respecto ningún dilema, como no lo tuvo -ni siquiera emocional- para trabajar en favor de la candidatura del madrileño Pedro Sánchez en lugar de la de su "amigo" y compañero de federación Eduardo Madina. Su tiempo en Euskadi acabó como la aspiración que un día tuvo de liderar el PSOE. Así que su supervivencia política pasa por la dirección federal, bien como presidente o como titular de una relevante secretaría de área. Estará sí o sí, renacerá de sus propias cenizas, las que le sepultaron bajo el 14 por ciento de los votos en que dejó al PSE en las elecciones europeas.
Algo tendrá que ver en ello que haya recompuesto su maltrecha relación con la federación andaluza, a la que se enfrentó durante y después del congreso de Sevilla del que salió señalado como posible sucesor de Rubalcaba. La hostilidad fue tal que cuando el ex lehendakari decidió emprender su gira promocional por los territorios antes que ningún otro aspirante al liderazgo del PSOE, los andaluces le bloquearon el paso por Despeñaperros e impidieron que celebrara ningún acto en su territorio.
Hoy, el escenario hoy es muy distinto y el juego de las alianzas, mucho más. Esta semana previa al congreso hasta que se cierre al completo la nueva Ejecutiva Federal veremos cosas inimaginables hace meses. Todo sea por la unidad pretendida. Sólo cuando se conozca los nombres de la dirección sabremos con seguridad si de la consulta a la militancia ha salido un secretario general sin facturas que pagar y con autoridad para diseñar su equipo o, por el contrario, veremos que tras la impostada cohesión se esconde la debilidad de un liderazgo construido por los "aparatos" para tutelar un cambio en el que nada cambiará.
Pues hoy, cuando aún resuena el eco de su elocuente carta y todos los barones dan por amortizadas las primarias abiertas que iban a celebrarse en noviembre, el nombre de la catalana vuelve a estar en boca del proceloso universo socialista para situarla en un lugar preferente de la Ejecutiva federal que emanará de ese congreso extraordinario que hace tan sólo 47 días ella se encargó de deslegitimar.
El más interesado en que Chacón ocupe un puesto de relevancia en el equipo de Sánchez parece José Luis Rodríguez Zapatero, convencido de que sólo la integración y la unidad podrán consolidar el nuevo liderazgo. Lo cuenta, con desparpajo, un veterano dirigente: "Está empeñado en darle una salida, y defiende que el mejor sitio sería la secretaría de Relaciones Internacionales. ¡Dios no lo quiera! Porque con esa plataforma no dejará de enredar".
Para unos la inquietud es el enredo o la "luz de gas" que Chacón podría hacer a Pedro Sánchez desde dentro de la Ejecutiva Federal; para otros, el malestar que su presencia en la dirección pueda provocar con un PSC al que la ex ministra "plantó" tras la decisión de retirarse un año a Miami en el peor momento del socialismo catalán y en plena tormenta soberanista... Pero, para todos, la pregunta del millón es si su entrada en el equipo de Sánchez supondrá o no "de facto" la renuncia definitiva a su aspiración de ser cartel electoral del PSOE. "Hoy está en fase terminal, pero si decide formar parte de la dirección, estará para siempre muerta", augura uno de los barones más influyentes del socialismo.
Integrarse o esperar. Ese es su dilema. A nadie se le escapa que si la ex ministra decide sumar junto al nuevo secretario general y formar parte de su equipo tendrá más difícil competir por el cartel electoral en unas primarias que en ningún caso serán ya en noviembre, después de que todos los barones -a excepción del asturiano Javier Fernández- hayan dado su beneplácito a que se celebren tras de las elecciones municipales y autonómicas de 2015 y a ser posible con Pedro Sánchez como único candidato, ya que el tiempo en la escena nacional de Susana Díaz no empezaría a correr hasta después de las próximas generales.
Hasta entonces a la todopoderosa presidenta de Andalucía, que no tiene intención de adelantar las elecciones en su Comunidad, le interesa fortalecer su poder político, institucional y orgánico. En lo que respecta al partido y la composición de la nueva Ejecutiva, Susana Díaz, ha rechazado sustituir a Pepe Griñán en la presidencia del PSOE. A nadie se le escapa que para sus planes de futuro le conviene más estar fuera que dentro, lo que no quiere decir que Andalucía no vaya a tener una nutrida representación en la nueva dirección federal, que la tendrá.
Es el nombre de Patxi López el que suena estos días con más fuerza para la presidencia que dejará vacante Griñán. El secretario general del PSE, a diferencia de Chacón no tiene a este respecto ningún dilema, como no lo tuvo -ni siquiera emocional- para trabajar en favor de la candidatura del madrileño Pedro Sánchez en lugar de la de su "amigo" y compañero de federación Eduardo Madina. Su tiempo en Euskadi acabó como la aspiración que un día tuvo de liderar el PSOE. Así que su supervivencia política pasa por la dirección federal, bien como presidente o como titular de una relevante secretaría de área. Estará sí o sí, renacerá de sus propias cenizas, las que le sepultaron bajo el 14 por ciento de los votos en que dejó al PSE en las elecciones europeas.
Algo tendrá que ver en ello que haya recompuesto su maltrecha relación con la federación andaluza, a la que se enfrentó durante y después del congreso de Sevilla del que salió señalado como posible sucesor de Rubalcaba. La hostilidad fue tal que cuando el ex lehendakari decidió emprender su gira promocional por los territorios antes que ningún otro aspirante al liderazgo del PSOE, los andaluces le bloquearon el paso por Despeñaperros e impidieron que celebrara ningún acto en su territorio.
Hoy, el escenario hoy es muy distinto y el juego de las alianzas, mucho más. Esta semana previa al congreso hasta que se cierre al completo la nueva Ejecutiva Federal veremos cosas inimaginables hace meses. Todo sea por la unidad pretendida. Sólo cuando se conozca los nombres de la dirección sabremos con seguridad si de la consulta a la militancia ha salido un secretario general sin facturas que pagar y con autoridad para diseñar su equipo o, por el contrario, veremos que tras la impostada cohesión se esconde la debilidad de un liderazgo construido por los "aparatos" para tutelar un cambio en el que nada cambiará.