Lo siento. Sé que soy un poco pesado con esta historia de la muerte del PC, pero creo que el tema muestra lo gregario que es el mundo de la tecnología, y lo fácilmente que se deja engañar por los cantos de sirena de sus gurús, especialmente cuando el embrujo proviene de un personaje como Steve Jobs.
En 2010, en una entrevista que tuvo lugar en un evento organizado por The Wall Street Journal, el creador del iPhone y del iPad se despachó a gusto durante una hora y media sobre el futuro de la informática, la competencia de Apple o sobre los inconvenientes de Flash frente a HTML5. En aquella ocasión, un Jobs muy deteriorado físicamente y con la mirada siempre huidiza, pero capaz de articular el discurso cautivador de siempre, nos vino a decir que mejor nos despidiéramos del viejo PC, al que comparó, en una estudiada metáfora, con los carros tirados por bueyes (o caballos, quién sabe), tan útiles en la América rural de otra época, pero un sinsentido después de la llegada del coche y de la acelerada urbanización del país a principios del siglo XX.
Aunque el debate no era nuevo, las palabras de Jobs pusieron en primera línea otra vez la discusión sobre si el PC tiene los días contados o no. Hoy, si uno teclea en Google "post PC era" le salen casi 14 millones de entradas. En Wikipedia, el término tiene un largo desarrollo con más de 30 enlaces. En los últimos tiempos, todos los señores importantes de la industria se han manifestado sobre la cuestión, casi siempre para llevar a la tumba al viejo ordenador. Incluso los fabricantes de PC, y los dos grandes beneficiados durante tantos años del boyante negocio de la informática personal, Intel y Microsoft, llegaron a contagiarse del clima mortuorio que pesaba sobre su invento, y se vieron obligados a hablar del "PC plus". El viejo ordenador no moriría, defendían, pero se transformaría en algo nuevo, quizá irreconocible para los usuarios.
Pero, mira por dónde, la realidad es muy tozuda y las cifras de venta de los últimos trimestres están poniendo en cuestión los augurios del sabio y venerado Jobs, y de la legión de fans que ha sostenido sus teorías durante años. Un ejemplo lo tenemos aquí mismo, en España, donde los niveles de comercialización del PC estaban en caída libre hace menos de 12 meses y ahora repuntan con fuerza. Según IDC, que mide los envíos de máquinas que los fabricantes hacen a sus canales de distribución, las ventas de ordenadores crecieron nada menos que un 50% entre abril y junio.
Aunque hay efectos estadísticos que corregir en las cifras de IDC, y que seguramente mermarían en alguna proporción este avance, lo que es innegable es que el PC está más vivo que nunca. En cuanto la crisis ha amainado y las expectativas de las empresas han empezado a mejorar, el ordenador ha vuelto a levantar el vuelo. Porque, al contrario de lo que decía Jobs, el PC está muy lejos de ser un objeto para los locos de los vintage o para un museo de la innovación, como lo sería el carro famoso carro de la América rural que escogió como metáfora. Al revés, el PC sigue siendo una herramienta imprescindible en cualquier empresa y a la hora de organizar los contenidos digitales en casa. El necesario refresco de los equipos con Windows XP, que en España se cuentan todavía por millones y que son omnipresentes todavía en la administración, en las empresas y en el hogar, también explica esta remontada del ordenador personal en sus más variados formatos. Y es que se venden muchos portátiles con aire de tableta, pero también muchos sobremesas de toda la vida.
Además, el repunte del PC, que previsiblemente se consolidará en lo que resta de año, está coincidiendo con la bajada de la demanda de tabletas. Según IDC, las ventas de tablets caen en España desde principios de año. Es una tendencia mundial. No en vano, el punto débil de las cuentas de Apple está hoy en el iPad, que casi siempre se queda por debajo de las previsiones. También Samsung, otra estrella rutilante, sufre en este mercado.
A pesar de que nos hayamos acostumbrados a llevar buena parte de la informática en el bolsillo, en forma de iPhone o de Galaxy, todavía no conozco a nadie que haya renunciado a su portátil o su sobremesa como centro de trabajo, o simplemente como hub para el hogar digital. Un movimiento que muestra que hay mucho negocio e innovación todavía en el mundo del PC es el intento denodado (y por el momento fracasado) de Google de meter la cabeza con los Chromebooks.
Todo hace pensar que el mundo no será ni blanco ni negro, como lo planteaba Steve Jobs en aquella charla con los periodistas del Wall Street Journal. Más bien vendrá plagado de grises, pues los formatos (smartphones, phablets, tablets, híbridos, ultrabooks, sobremesas, all-in-ones...) están destinados a coexistir porque cada vez le pedimos más a la informática y la queremos operativa en más sitios y en más momentos. Además, los precios decrecientes de la tecnología van a permitir que de cada uno de nosotros dependan hasta cinco o seis dispositivos para hacer posible esta conexión permanente. Se han equivocado casi siempre los que han planteado la historia como un avance lineal y excluyente, fueran de izquierdas, de derechas o de la tecnocracia. Y hoy podemos decir que se equivocó Jobs cuando jubiló el PC antes de tiempo.
En 2010, en una entrevista que tuvo lugar en un evento organizado por The Wall Street Journal, el creador del iPhone y del iPad se despachó a gusto durante una hora y media sobre el futuro de la informática, la competencia de Apple o sobre los inconvenientes de Flash frente a HTML5. En aquella ocasión, un Jobs muy deteriorado físicamente y con la mirada siempre huidiza, pero capaz de articular el discurso cautivador de siempre, nos vino a decir que mejor nos despidiéramos del viejo PC, al que comparó, en una estudiada metáfora, con los carros tirados por bueyes (o caballos, quién sabe), tan útiles en la América rural de otra época, pero un sinsentido después de la llegada del coche y de la acelerada urbanización del país a principios del siglo XX.
Aunque el debate no era nuevo, las palabras de Jobs pusieron en primera línea otra vez la discusión sobre si el PC tiene los días contados o no. Hoy, si uno teclea en Google "post PC era" le salen casi 14 millones de entradas. En Wikipedia, el término tiene un largo desarrollo con más de 30 enlaces. En los últimos tiempos, todos los señores importantes de la industria se han manifestado sobre la cuestión, casi siempre para llevar a la tumba al viejo ordenador. Incluso los fabricantes de PC, y los dos grandes beneficiados durante tantos años del boyante negocio de la informática personal, Intel y Microsoft, llegaron a contagiarse del clima mortuorio que pesaba sobre su invento, y se vieron obligados a hablar del "PC plus". El viejo ordenador no moriría, defendían, pero se transformaría en algo nuevo, quizá irreconocible para los usuarios.
Pero, mira por dónde, la realidad es muy tozuda y las cifras de venta de los últimos trimestres están poniendo en cuestión los augurios del sabio y venerado Jobs, y de la legión de fans que ha sostenido sus teorías durante años. Un ejemplo lo tenemos aquí mismo, en España, donde los niveles de comercialización del PC estaban en caída libre hace menos de 12 meses y ahora repuntan con fuerza. Según IDC, que mide los envíos de máquinas que los fabricantes hacen a sus canales de distribución, las ventas de ordenadores crecieron nada menos que un 50% entre abril y junio.
Aunque hay efectos estadísticos que corregir en las cifras de IDC, y que seguramente mermarían en alguna proporción este avance, lo que es innegable es que el PC está más vivo que nunca. En cuanto la crisis ha amainado y las expectativas de las empresas han empezado a mejorar, el ordenador ha vuelto a levantar el vuelo. Porque, al contrario de lo que decía Jobs, el PC está muy lejos de ser un objeto para los locos de los vintage o para un museo de la innovación, como lo sería el carro famoso carro de la América rural que escogió como metáfora. Al revés, el PC sigue siendo una herramienta imprescindible en cualquier empresa y a la hora de organizar los contenidos digitales en casa. El necesario refresco de los equipos con Windows XP, que en España se cuentan todavía por millones y que son omnipresentes todavía en la administración, en las empresas y en el hogar, también explica esta remontada del ordenador personal en sus más variados formatos. Y es que se venden muchos portátiles con aire de tableta, pero también muchos sobremesas de toda la vida.
Además, el repunte del PC, que previsiblemente se consolidará en lo que resta de año, está coincidiendo con la bajada de la demanda de tabletas. Según IDC, las ventas de tablets caen en España desde principios de año. Es una tendencia mundial. No en vano, el punto débil de las cuentas de Apple está hoy en el iPad, que casi siempre se queda por debajo de las previsiones. También Samsung, otra estrella rutilante, sufre en este mercado.
A pesar de que nos hayamos acostumbrados a llevar buena parte de la informática en el bolsillo, en forma de iPhone o de Galaxy, todavía no conozco a nadie que haya renunciado a su portátil o su sobremesa como centro de trabajo, o simplemente como hub para el hogar digital. Un movimiento que muestra que hay mucho negocio e innovación todavía en el mundo del PC es el intento denodado (y por el momento fracasado) de Google de meter la cabeza con los Chromebooks.
Todo hace pensar que el mundo no será ni blanco ni negro, como lo planteaba Steve Jobs en aquella charla con los periodistas del Wall Street Journal. Más bien vendrá plagado de grises, pues los formatos (smartphones, phablets, tablets, híbridos, ultrabooks, sobremesas, all-in-ones...) están destinados a coexistir porque cada vez le pedimos más a la informática y la queremos operativa en más sitios y en más momentos. Además, los precios decrecientes de la tecnología van a permitir que de cada uno de nosotros dependan hasta cinco o seis dispositivos para hacer posible esta conexión permanente. Se han equivocado casi siempre los que han planteado la historia como un avance lineal y excluyente, fueran de izquierdas, de derechas o de la tecnocracia. Y hoy podemos decir que se equivocó Jobs cuando jubiló el PC antes de tiempo.