Este año ha ocurrido algo poco habitual. Por primera vez en casi diez años, un libro escrito por un economista se ha colocado en la lista de los 10 libros más vendidos en Amazon. "El capital en el siglo XXI" de Thomas Piketty ha despertado la atención de muchas personas en todos los ámbitos sociales porque se hace eco de lo que siente un número cada vez mayor de ciudadanos estadounidenses: los ricos son cada vez más ricos y la pobreza en Estados Unidos es un problema general.
Las cifras muestran una realidad preocupante. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, 1 de cada 6 estadounidenses --casi 50 millones de personas-- viven en situación de pobreza. En estudios recientes se ha observado que casi el 40% de todos los adultos estadounidenses permanecerá al menos un año en situación de pobreza antes de llegar a los 60 años. En el período 1968-2000, este riesgo era inferior al 20%. Y lo que es más devastador, 1 de cada 5 niños vive actualmente en situación de pobreza y, durante su infancia, aproximadamente 1 de cada 3 estadounidenses vivirá al menos un año por debajo del umbral de pobreza.
También es preocupante el hecho de que la tasa de pobreza ha aumentado drásticamente durante la recesión y aún no se ha reducido. Esta tasa todavía se mantiene por encima del 15% a pesar de que la recuperación ya está en marcha (gráfico 1).
A menos que los beneficios económicos de esta mejora de la economía se noten de manera más amplia, la recuperación bien podría no ser sostenible desde el punto de vista económico y social. Estados Unidos necesita más empleos que paguen sueldos adecuados. En nuestro reciente informe sobre la economía estadounidense, observamos que una manera eficaz y eficiente de ayudar a los trabajadores pobres es ampliar algunos créditos fiscales y elevar el salario mínimo.
Estadísticas con consecuencias
La pobreza puede convertirse en un proceso que se autolimenta. Las personas que se han visto sumidas en la pobreza en el pasado tienen más probabilidades de volver a encontrarse por debajo del umbral de pobreza en el futuro. Además, cuanto más tiempo vivan por debajo de este umbral, más difícil será salir de la pobreza.
La pobreza también se transmite de una generación a otra. Los niños que crecen pobres a menudo no reciben una alimentación adecuada ni disfrutan de un hogar estable. Obtienen resultados escolares inferiores a los de otros niños, tienen acceso limitado a los servicios de atención sanitaria y de educación de calidad, tienen menos probabilidades de ir a la universidad y están menos preparados para competir por los empleos que cada vez requieren mayor cualificación a medida que la economía estadounidense se moderniza.
Esta situación se convierte en un círculo vicioso que genera una falta de recursos y de oportunidades para salir de la pobreza. Al quedarse estancados en empleos poco remunerados y verse enfrentados a la inseguridad económica, es más probable que los pobres se sientan desvinculados del mercado laboral y es menos probable que inviertan en educación y capacitación laboral (justamente aquello que les podría ayudar a romper este círculo vicioso).
A nivel macroeconómico, esto afecta a la participación en la fuerza laboral y a la productividad. Por lo tanto, la reducción de la pobreza es importante para el crecimiento a largo plazo, y es esencial para la sostenibilidad económica y social en Estados Unidos.
Apoyar a los pobres
Lamentablemente, una buena parte de los pobres se encuentra en las filas de los desempleados. Para ayudarles a superar el umbral de pobreza se requerirá, como mínimo, generar un mayor número de empleos y un crecimiento económico más vigoroso.
Pero esto no será suficiente. Hay 10,6 millones de personas pobres que tienen un empleo, y a menudo están a cargo de hogares con hijos. La aplicación de modestas medidas de política puede ayudar a cambiar la dinámica negativa generada por la pobreza. Afortunadamente, pueden utilizarse algunas herramientas que han demostrado ser eficaces.
En particular, el programa de créditos impositivos por ingreso del trabajo es un mecanismo bien focalizado para combatir la pobreza basado en la devolución de impuestos a los trabajadores cuyos ingresos se encuentran por debajo de determinados niveles. El 80% de los recursos destinados a créditos fiscales benefician a la población ubicada en el 40% inferior de la distribución del ingreso. Este crédito impositivo, junto con el crédito impositivo por hijo, es el más eficaz para reducir la tasa de pobreza entre las personas que no son de edad avanzada (gráfico 2). La ampliación del crédito impositivo, especialmente a aquellas personas sin hijos, ayudaría a sacar de la pobreza a un mayor número de trabajadores (gráfico 3). Y los costos fiscales serían muy manejables: según nuestras estimaciones, menos del 0,1% del PIB por año.
Un aumento del salario mínimo complementaría la ampliación del crédito impositivo por ingreso del trabajo. Un crédito impositivo más generoso podría tener el efecto negativo de reducir los sueldos antes de impuestos de los trabajadores de bajos ingresos, causando una reducción del sueldo neto de los trabajadores (un crédito impositivo más generoso alentaría a más personas a participar en la fuerza de trabajo, aumentando la oferta de mano de obra y presionando los salarios a la baja). Para atajar este efecto, un aumento del salario mínimo podría limitar de manera eficaz el grado en que el crédito impositivo presiona los salarios antes de impuestos a la baja. También transferiría algunos de los costos fiscales derivados de la ampliación del crédito impositivo a las empresas (en lugar de financiarse a través del presupuesto).
Actualmente, una madre (o padre) soltera que trabaje a tiempo completo al salario mínimo federal gana US$15.080 por año; un nivel de ingresos muy inferior al umbral oficial de pobreza de US$16.057. Parece, pues, justificado aumentar el salario mínimo ligeramente por encima de los niveles actuales. Si bien existe la posibilidad de que un aumento del salario mínimo disuada a algunos empleadores de contratar a trabajadores poco remunerados, hay estudios que muestran que el efecto sobre el empleo es relativamente limitado.
Ha llegado el momento de actuar
La idea de que cualquier persona puede salir adelante si tiene una buena educación y trabaja duro es una de las aspiraciones básicas de la sociedad estadounidense. La ampliación del crédito impositivo por ingreso del trabajo combinada con un aumento moderado del salario mínimo ayudaría a las familias pobres a ganar lo suficiente para vivir, lo cual permitiría a los Estados Unidos estar un paso más cerca de cumplir esta aspiración.
Por Diálogo a Fondo
Las cifras muestran una realidad preocupante. Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, 1 de cada 6 estadounidenses --casi 50 millones de personas-- viven en situación de pobreza. En estudios recientes se ha observado que casi el 40% de todos los adultos estadounidenses permanecerá al menos un año en situación de pobreza antes de llegar a los 60 años. En el período 1968-2000, este riesgo era inferior al 20%. Y lo que es más devastador, 1 de cada 5 niños vive actualmente en situación de pobreza y, durante su infancia, aproximadamente 1 de cada 3 estadounidenses vivirá al menos un año por debajo del umbral de pobreza.
También es preocupante el hecho de que la tasa de pobreza ha aumentado drásticamente durante la recesión y aún no se ha reducido. Esta tasa todavía se mantiene por encima del 15% a pesar de que la recuperación ya está en marcha (gráfico 1).
A menos que los beneficios económicos de esta mejora de la economía se noten de manera más amplia, la recuperación bien podría no ser sostenible desde el punto de vista económico y social. Estados Unidos necesita más empleos que paguen sueldos adecuados. En nuestro reciente informe sobre la economía estadounidense, observamos que una manera eficaz y eficiente de ayudar a los trabajadores pobres es ampliar algunos créditos fiscales y elevar el salario mínimo.
Estadísticas con consecuencias
La pobreza puede convertirse en un proceso que se autolimenta. Las personas que se han visto sumidas en la pobreza en el pasado tienen más probabilidades de volver a encontrarse por debajo del umbral de pobreza en el futuro. Además, cuanto más tiempo vivan por debajo de este umbral, más difícil será salir de la pobreza.
La pobreza también se transmite de una generación a otra. Los niños que crecen pobres a menudo no reciben una alimentación adecuada ni disfrutan de un hogar estable. Obtienen resultados escolares inferiores a los de otros niños, tienen acceso limitado a los servicios de atención sanitaria y de educación de calidad, tienen menos probabilidades de ir a la universidad y están menos preparados para competir por los empleos que cada vez requieren mayor cualificación a medida que la economía estadounidense se moderniza.
Esta situación se convierte en un círculo vicioso que genera una falta de recursos y de oportunidades para salir de la pobreza. Al quedarse estancados en empleos poco remunerados y verse enfrentados a la inseguridad económica, es más probable que los pobres se sientan desvinculados del mercado laboral y es menos probable que inviertan en educación y capacitación laboral (justamente aquello que les podría ayudar a romper este círculo vicioso).
A nivel macroeconómico, esto afecta a la participación en la fuerza laboral y a la productividad. Por lo tanto, la reducción de la pobreza es importante para el crecimiento a largo plazo, y es esencial para la sostenibilidad económica y social en Estados Unidos.
Apoyar a los pobres
Lamentablemente, una buena parte de los pobres se encuentra en las filas de los desempleados. Para ayudarles a superar el umbral de pobreza se requerirá, como mínimo, generar un mayor número de empleos y un crecimiento económico más vigoroso.
Pero esto no será suficiente. Hay 10,6 millones de personas pobres que tienen un empleo, y a menudo están a cargo de hogares con hijos. La aplicación de modestas medidas de política puede ayudar a cambiar la dinámica negativa generada por la pobreza. Afortunadamente, pueden utilizarse algunas herramientas que han demostrado ser eficaces.
En particular, el programa de créditos impositivos por ingreso del trabajo es un mecanismo bien focalizado para combatir la pobreza basado en la devolución de impuestos a los trabajadores cuyos ingresos se encuentran por debajo de determinados niveles. El 80% de los recursos destinados a créditos fiscales benefician a la población ubicada en el 40% inferior de la distribución del ingreso. Este crédito impositivo, junto con el crédito impositivo por hijo, es el más eficaz para reducir la tasa de pobreza entre las personas que no son de edad avanzada (gráfico 2). La ampliación del crédito impositivo, especialmente a aquellas personas sin hijos, ayudaría a sacar de la pobreza a un mayor número de trabajadores (gráfico 3). Y los costos fiscales serían muy manejables: según nuestras estimaciones, menos del 0,1% del PIB por año.
Un aumento del salario mínimo complementaría la ampliación del crédito impositivo por ingreso del trabajo. Un crédito impositivo más generoso podría tener el efecto negativo de reducir los sueldos antes de impuestos de los trabajadores de bajos ingresos, causando una reducción del sueldo neto de los trabajadores (un crédito impositivo más generoso alentaría a más personas a participar en la fuerza de trabajo, aumentando la oferta de mano de obra y presionando los salarios a la baja). Para atajar este efecto, un aumento del salario mínimo podría limitar de manera eficaz el grado en que el crédito impositivo presiona los salarios antes de impuestos a la baja. También transferiría algunos de los costos fiscales derivados de la ampliación del crédito impositivo a las empresas (en lugar de financiarse a través del presupuesto).
Actualmente, una madre (o padre) soltera que trabaje a tiempo completo al salario mínimo federal gana US$15.080 por año; un nivel de ingresos muy inferior al umbral oficial de pobreza de US$16.057. Parece, pues, justificado aumentar el salario mínimo ligeramente por encima de los niveles actuales. Si bien existe la posibilidad de que un aumento del salario mínimo disuada a algunos empleadores de contratar a trabajadores poco remunerados, hay estudios que muestran que el efecto sobre el empleo es relativamente limitado.
Ha llegado el momento de actuar
La idea de que cualquier persona puede salir adelante si tiene una buena educación y trabaja duro es una de las aspiraciones básicas de la sociedad estadounidense. La ampliación del crédito impositivo por ingreso del trabajo combinada con un aumento moderado del salario mínimo ayudaría a las familias pobres a ganar lo suficiente para vivir, lo cual permitiría a los Estados Unidos estar un paso más cerca de cumplir esta aspiración.
Por Diálogo a Fondo