Septiembre es el mes de la moda por excelencia, el momento del año en el que las grandes cabeceras hacen una clasificación (casi imposible) de todo lo que se ha visto sobre las pasarelas y destilan su veredicto final en una guía de tendencias para la temporada que entra.
En este laberinto de pura semiótica (abrir el armario cada mañana colleva una selección considerada de símbolos y referentes) hacemos un repaso del zeitgeist para este otoño-invierno 2014 aunque, en realidad, lleguemos tarde y el mundo de la moda ya tenga la vista puesta en el verano de 2015 (la nueva edición de Fashion Weeks internacionales acaba de comenzar).
¿Qué nos depara esta temporada?
1. Nostalgia a través del tiempo y del espacio.
Es difícil señalar un momento del pasado que no esté de moda. La década de los 60 y sus tonos pastel desfilaron en Miu Miu. Los 70 más folk triunfaron en la pasarela de Burberry Prorsum El desfile de Erdem estuvo lleno de romanticismo decimonónico y Dolce Gabanna dio vida a heroínas medievales sobre su pasarela. Sin perder de vista la calle, que sigue bajo el hechizo de los 80 y los 90. Conclusión, mira hacia atrás y decide cómo vas a reinventar el pasado.
2. Las deportivas ya no son para el gimnasio.
Desde que aparecieran sobre la pasarela de Chanel, muchos de los grandes diseñadores han sucumbido al influjo de las marcas deportivas (Yamamoto y Stella McCartney ya fueron pionereros en este affaire entre moda y deporte). La diferencia es que ahora la ropa del gym cobra protagonismo y pasa a ser un elemento esencial en nuestro armario de diario. Ponte unos joggers o unas deportivas estilo skater para ir la oficina (un consejo unisex).
3. Pasar desapercibido es de lo más sofisticado.
La tendencia Normcore surgió como una reacción de los editores y buyers de la industria de la moda. Cansados de asistir al circo de street style que suele desplegarse alrededor de los defiles, decidieron plantarle cara a quienes iban simplemente a dejarse ver (y no a trabajar) y a reivindicar su estatus de profesionales con una especie de huelga de vestuario. Vestir de modo discreto práctico y utilitario es oficialmente cool y que el desfile de Chanel estuviera ambientado en un supermercado, confirma esta fascinación de la moda con el hiperrealismo cotidiano.
4. Más es más... Al menos un par de tallas más.
Jerséis descomunales en The Row y abrigos de oso en Marni. La nueva temporada apuesta por los cortes XXL y parece que éste es otro aspecto de la corriente generalizada hacia una estética andrógina, que también ha puesto de moda los trajes y las prendas de sastre masculinas (en versión oversize, por supuesto). Es el momento de entrerrar los skinny jeans.
5. Obsesión celeb.
Para desconsuelo de los fashionistas más ortodoxos, las grandes cabeceras de la moda han sucumbido al famoseo de masas. Kimye en la portada del Vogue nortemericano (y Ronaldo e Irina en la de Vogue España). A Victoria Beckham ya le toman en serio en la semana de la moda de Nueva York y se difuminan los criterios entre lo haute y lo popular. Conclusión, las celebrities representan un valor seguro de validación estética y ser elitista, no mola.
¿Y si no te identificas con ninguna de estas ideas? ¡Buenas noticias! Puedes ponerte lo que quieras y reevindicar tus propios referentes de estilo. La moda ya no es lo que era. Nada más lejos de los dictados canónicos a los que nos tenía acostumbrados. Las pasarelas internacionales se han convertido en espectáculos llenos de sorpresas que remezclan multitud de discursos estéticos sin demasiados límites establecidos. ¿Y cúal es el propósito de toda esta disonancia? Algo que nos hace sentir bien, probar cosas nuevas y divertirnos. La moda. La fiesta.
En este laberinto de pura semiótica (abrir el armario cada mañana colleva una selección considerada de símbolos y referentes) hacemos un repaso del zeitgeist para este otoño-invierno 2014 aunque, en realidad, lleguemos tarde y el mundo de la moda ya tenga la vista puesta en el verano de 2015 (la nueva edición de Fashion Weeks internacionales acaba de comenzar).
¿Qué nos depara esta temporada?
1. Nostalgia a través del tiempo y del espacio.
Es difícil señalar un momento del pasado que no esté de moda. La década de los 60 y sus tonos pastel desfilaron en Miu Miu. Los 70 más folk triunfaron en la pasarela de Burberry Prorsum El desfile de Erdem estuvo lleno de romanticismo decimonónico y Dolce Gabanna dio vida a heroínas medievales sobre su pasarela. Sin perder de vista la calle, que sigue bajo el hechizo de los 80 y los 90. Conclusión, mira hacia atrás y decide cómo vas a reinventar el pasado.
2. Las deportivas ya no son para el gimnasio.
Desde que aparecieran sobre la pasarela de Chanel, muchos de los grandes diseñadores han sucumbido al influjo de las marcas deportivas (Yamamoto y Stella McCartney ya fueron pionereros en este affaire entre moda y deporte). La diferencia es que ahora la ropa del gym cobra protagonismo y pasa a ser un elemento esencial en nuestro armario de diario. Ponte unos joggers o unas deportivas estilo skater para ir la oficina (un consejo unisex).
3. Pasar desapercibido es de lo más sofisticado.
La tendencia Normcore surgió como una reacción de los editores y buyers de la industria de la moda. Cansados de asistir al circo de street style que suele desplegarse alrededor de los defiles, decidieron plantarle cara a quienes iban simplemente a dejarse ver (y no a trabajar) y a reivindicar su estatus de profesionales con una especie de huelga de vestuario. Vestir de modo discreto práctico y utilitario es oficialmente cool y que el desfile de Chanel estuviera ambientado en un supermercado, confirma esta fascinación de la moda con el hiperrealismo cotidiano.
4. Más es más... Al menos un par de tallas más.
Jerséis descomunales en The Row y abrigos de oso en Marni. La nueva temporada apuesta por los cortes XXL y parece que éste es otro aspecto de la corriente generalizada hacia una estética andrógina, que también ha puesto de moda los trajes y las prendas de sastre masculinas (en versión oversize, por supuesto). Es el momento de entrerrar los skinny jeans.
5. Obsesión celeb.
Para desconsuelo de los fashionistas más ortodoxos, las grandes cabeceras de la moda han sucumbido al famoseo de masas. Kimye en la portada del Vogue nortemericano (y Ronaldo e Irina en la de Vogue España). A Victoria Beckham ya le toman en serio en la semana de la moda de Nueva York y se difuminan los criterios entre lo haute y lo popular. Conclusión, las celebrities representan un valor seguro de validación estética y ser elitista, no mola.
¿Y si no te identificas con ninguna de estas ideas? ¡Buenas noticias! Puedes ponerte lo que quieras y reevindicar tus propios referentes de estilo. La moda ya no es lo que era. Nada más lejos de los dictados canónicos a los que nos tenía acostumbrados. Las pasarelas internacionales se han convertido en espectáculos llenos de sorpresas que remezclan multitud de discursos estéticos sin demasiados límites establecidos. ¿Y cúal es el propósito de toda esta disonancia? Algo que nos hace sentir bien, probar cosas nuevas y divertirnos. La moda. La fiesta.