Escena 1. Me encuentro por la calle con un excompañero del colegio, que va acompañado por una señora.
- Hombre, ¿qué tal?
- Aquí, dando un paseo con mi mujer.
- ¿Tu mujer? ¿Quieres decir que tú metes tu pene en la vagina de ella, en la cama, por las noches y tenéis orgasmos, e incluso a veces metes tu pene en su ano y a ella le gusta, e incluso a veces ella chupa tu miembro y tú su clítoris, y alguna vez te introduce un dedito en el ano? ¿Cómo puedes hacer ostentación de tu orientación sexual por la calle? ¡A nadie le interesa lo que haces en la cama!
Escena 2. Entrevista de trabajo. Encima de la mesa, una foto con los hijos del entrevistador.
- ¿Cómo está usted?
- ¡Qué monos!
- Son mis hijos. Un niño y una niña.
- Entonces, ¿usted eyaculó dentro de una señora, que supongo será su esposa y ella recibió su semen para engendrar estas dos criaturas? ¿Cómo puede usted hacer ostentación de su orientación sexual? ¡A nadie le interesa lo que hace en la cama!
Escena 3. Voy por la calle con mi marido. Me encuentro con mi vecina. Se lo presento.
- ¿Tu marido? ¡Aghhhh! ¿Cómo puedes hacer ostentación de tu orientación sexual por la calle? ¡A nadie le interesa lo que haces en la cama!
No sé si de esta forma han entendido ustedes las diferencias entre orientación sexual y vida privada. Mi orientación sexual es pública. Estoy casado con un hombre, en el buzón de correos de mi casa pone el nombre de los dos, compartimos piso, hipoteca, alegrías y penas, recojo sus cartas certificadas si él no está, vamos a las reuniones familiares, en mi trabajo le incluyo en el seguro médico. Vemos la tele, vamos al cine, nos reímos y lloramos (poco). Algún día nos enterrarán juntos (quiera Dios que no sea pronto). Eso es mi orientación sexual. Lo otro, lo que hacemos en la cama, eso que tanto les preocupa a ustedes, es mi vida privada. Y es privada, tanto como lo es la suya. Yo no hago ostentación de mi vida privada, hago lo que usted: manifestar de manera natural mi orientación sexual.
Y ahora, deje de imaginarse cosas, deje de preguntarme si hago "de hombre o de mujer" (¡qué poca imaginación tienen ustedes, si ustedes supieran!) y piense en lo que me contestaría si yo le preguntara si a su mujer le gusta por delante o por detrás.
- Hombre, ¿qué tal?
- Aquí, dando un paseo con mi mujer.
- ¿Tu mujer? ¿Quieres decir que tú metes tu pene en la vagina de ella, en la cama, por las noches y tenéis orgasmos, e incluso a veces metes tu pene en su ano y a ella le gusta, e incluso a veces ella chupa tu miembro y tú su clítoris, y alguna vez te introduce un dedito en el ano? ¿Cómo puedes hacer ostentación de tu orientación sexual por la calle? ¡A nadie le interesa lo que haces en la cama!
Escena 2. Entrevista de trabajo. Encima de la mesa, una foto con los hijos del entrevistador.
- ¿Cómo está usted?
- ¡Qué monos!
- Son mis hijos. Un niño y una niña.
- Entonces, ¿usted eyaculó dentro de una señora, que supongo será su esposa y ella recibió su semen para engendrar estas dos criaturas? ¿Cómo puede usted hacer ostentación de su orientación sexual? ¡A nadie le interesa lo que hace en la cama!
Escena 3. Voy por la calle con mi marido. Me encuentro con mi vecina. Se lo presento.
- ¿Tu marido? ¡Aghhhh! ¿Cómo puedes hacer ostentación de tu orientación sexual por la calle? ¡A nadie le interesa lo que haces en la cama!
No sé si de esta forma han entendido ustedes las diferencias entre orientación sexual y vida privada. Mi orientación sexual es pública. Estoy casado con un hombre, en el buzón de correos de mi casa pone el nombre de los dos, compartimos piso, hipoteca, alegrías y penas, recojo sus cartas certificadas si él no está, vamos a las reuniones familiares, en mi trabajo le incluyo en el seguro médico. Vemos la tele, vamos al cine, nos reímos y lloramos (poco). Algún día nos enterrarán juntos (quiera Dios que no sea pronto). Eso es mi orientación sexual. Lo otro, lo que hacemos en la cama, eso que tanto les preocupa a ustedes, es mi vida privada. Y es privada, tanto como lo es la suya. Yo no hago ostentación de mi vida privada, hago lo que usted: manifestar de manera natural mi orientación sexual.
Y ahora, deje de imaginarse cosas, deje de preguntarme si hago "de hombre o de mujer" (¡qué poca imaginación tienen ustedes, si ustedes supieran!) y piense en lo que me contestaría si yo le preguntara si a su mujer le gusta por delante o por detrás.