El enfermero alemán Niels Högel, ya condenado por asesinato y tentativa de asesinato, es ahora sospechoso de haber provocado 106 muertes, según han anunciado este jueves las fuentes que investigan el caso, único en la historia judicial alemana.
La cifra incluso podría aumentar, ya que todavía se están llevando a cabo análisis toxicológicos para otros cinco casos en Alemania, tal y como han precisado la fiscalía y la policía de Oldenburgo (al norte) en un comunicado conjunto.
Asimismo, un portavoz de la fiscalía ha explicado a la agencia AFP que "en tres casos se había solicitado una exhumación a las autoridades turcas". Estas personas, fallecidas en Alemania, fueron enterradas en Turquía.
"Seguramente a principios del año que viene podría tener lugar una acusación por parte de la fiscalía contra Niels (Högel)", según el comunicado.
A finales de agosto, los investigadores anunciaron que este enfermero, condenado a cadena perpetua en 2015, era sospechoso de haber matado al menos a 90 pacientes, y quizás el doble.
"HORROROSO, SOBREPASA LO IMAGINABLE"
El jefe de la investigación, Arne Schmidt, ha considerado este caso "único en la historia de la República Federal".
Es "horroroso, sobrepasa lo imaginable", añadió Johann Kühme, jefe policial de Oldenbourg.
Niels Högel, de 41 años, cometió la mayoría de los asesinatos utilizando sobredosis de medicamentos inyectadas mientras los pacientes estaban en reanimación, principalmente en dos hospitales, en Delmenhorst y Oldenburgo, donde trabajó entre 1999 y 2005.
No tenía "preferencias" de edad o de sexo para escoger a sus víctimas, pero !prefería a los pacientes que se hallaban en un estado muy crítico!, explicó Schmidt.
El enfermero ya había sido condenado en 2015 a cadena perpetua por dos asesinatos y cuatro tentativas, en las que los pacientes acabaron falleciendo.
El caso estalló en 2005, cuando Högel fue sorprendido por una colega dando una inyección que no estaba prevista a un paciente en la clínica de Delmenhorst, lo que le valió en 2008 su primera condena por intento de asesinato.
LO HACÍA "POR ABURRIMIENTO"
Según las declaraciones del enfermero, lo hacía para demostrar que era capaz de reanimar a un paciente al borde de la muerte. Su único motivo: "El aburrimiento".
"No llega a acordarse de cada caso. Pero en más de 30 casos se acordaba de pacientes y de su comportamiento", señaló el pasado agosto la jefa fiscal de Oldenburg, Daniela Schiereck-Bohlemann.
El caso demuestra también los errores de control en las dos clínicas en las que trabajó el enfermero. Aunque las muertes de los pacientes ocurrían a menudo cuando Högel estaba de servicio, ningún mecanismo interno de alerta se activó.
En Alemania han ocurrido casos semejantes en etapas recientes. En 2006 Stephan Letter, otro enfermero, fue condenado a cadena perpetua tras haber matado a 28 enfermos en Baviera (sur). Un año antes una enfermera del prestigioso Hospital de la Caridad, en Berlín, también fue condenada a cadena perpetua tras suministrar sobredosis a cinco pacientes.