He estado intentando pasar de todos los enlaces de amigos sobre noticias y fotos acerca de las protestas en Hong Kong, pero no puedo: todavía me despierto en medio de la noche y el sonido de los disparos del verano de 1989 resuenan en mi cabeza.
Tenía 10 años y vivía cerca de la plaza de Tiananmén. Al principio, no supimos lo que había pasado; probablemente todavía no lo sepamos. Salvo en los días de desfile, era la primera vez que veía tanques en el centro de la ciudad. A la gente local no les gustaban y muy pronto empezamos a ver cuerpos carbonizados de soldados colgando de los pasos de nivel.
Comenzamos a escuchar tiros que venían de la calle. No sabíamos exactamente de dónde, ni si se estaban disparando al aire o a la gente. Pero los escuchábamos todos los días. Luego, de repente, nos dieron una semana de vacaciones. Como éramos niños, estábamos todos contentos de no tener que ir a la escuela. Muchos adultos también estaban contentos. Tenían la sensación de que estaba naciendo una nueva China, aunque no supieran cómo iba a ser.
Mi tío era doctor en uno de los mayores hospitales militares de Beijing. Antes del estallido de violencia, tenían equipos trabajando en turnos de 24 horas en la plaza de Tiananmén para atender a los estudiantes si se desmayaban por deshidratación.
Se parecía mucho a lo que está pasando ahora en Hong Kong. Los manifestantes están esperando a que sus peticiones sean aceptadas y que el destino de su Hong Kong sea decidido por los ciudadanos de Hong Kong. Las noticias informan de lo pacíficos y generosos que son los manifestantes, de lo civilizados que son, con algunos reciclando y otros haciendo los deberes. ¿Quiere decir eso que cien años como colonia de Occidente los ha domesticado? Sus rostros juveniles e inocentes en las imágenes de las noticias parecen muy firmes y sinceros, pero me pregunto cuánto saben de verdad sobre el significado de palabras como democracia y centralización del poder.
Cuando tenía 20 años y estaba en la universidad, algunos de mis profesores, que habían estado en la Plaza de Tiananmén, me dijeron que habían ido para disfrutar de la comida gratis y de la diversión de un gran evento. Pero también oí de aquellos que estuvieron aquella noche que, cuando llegaron a casa, se dieron cuenta de que tenían los zapatos llenos de sangre.
La tormenta se veía venir
Sin embargo, nunca se atrevían a decir que el ejército había sido el responsable de aquella matanza, y nunca pudimos ver ninguna imagen de aquellos episodios sangrientos. No puedo olvidarme del miedo en sus ojos, ni del silencio que se apoderó del tema en la sociedad. Desde el Movimiento de Rectificación hasta la Plaza de Tiananmén, pasando por la Revolución Cultural, los chinos se han callado tantas veces que a veces pienso si existe algún tipo de matanza que los pueda sacar del silencio.
En un discurso que dio poco tiempo después de Tiananmén, Den Xiaoping afirmó:
Después de 15 años de descolonización, los estudiantes de Hong Kong están desafiando al Partido Comunista que "ha aguantado muchas tormentas y sabe lo que está en juego". Después de 1989, se ha movido rápidamente para restringir las cosas aún más que antes. El país entero tuvo todavía menos libertad en los diez años siguientes a Tiananmén, hasta que el surgimiento de internet ha ofrecido una alternativa para extender información-. Ya no recibimos las noticias únicamente a través del canal estatal, a pesar de que la capacidad del Gobierno para restringir internet avanza rápidamente.
Algo terriblemente irónico que se ha podido comprobar en un periodo relativamente corto como los 25 años que han pasado desde Tiananmén es que aquellos sucesos no han ayudado al desarrollo de la democracia en China. El Gobierno se han enrocado. La reuniones de Gobiernos y medios de comunicación occidentales con demócratas chinos recuerdan al Gobierno de Beijing que no puede relajarse -algo que, de hecho, no ha ocurrido desde 1989-.
Es también una realidad que antes de 1997, medio millón de personas abandonaron Hong Kong. Y que en los 30 años anteriores, desde los sucesos violentos de 1967, no hubo protestas contra el http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Hong_Kong_colonial. ¿Por qué?
Nadie tolera la corrupción política para siempre. La corrupción política llevará al Partido Comunista a su final, como ya le ocurrió antes a la dinastías Qing.
Hong Kong existe a causa de la corrupción de la dinastía Qing
Otra de las ironías es que Hong Kong existe porque la dinastía Qing se la cedió a los británicos. Y es precisamente un sistema tan cerrado como el de la península china lo que ha provocado la necesidad de que haya un Hong Kong autónomo desde el punto de vista financiero. Es como si los corruptos oficiales del Partido Comunista hubieran dejado para Hong Kong la legalidad que prohíben en China. Y Hong Kong sacó sus ventajas a cambio de perder el país al que pertenecía.
Al final, habrá dos posibles salidas.
En primer lugar, como quiere la gente de Hong Kong, el Gobierno central podría concederles sus deseos. Hong Kong se parecería más a un país independiente. Pero para un país del tamaño de Hong Kong, ¿hay algo que se parezca a la independencia? ¿O están esos países destinados a depender de una u otra gran potencia?
En cualquier caso, Singapur debe estar bastante contento con todas las ventajas que están cosechando de la protesta en Hong Kong. Y protestas similares podrían surgir también en otros lugares de China, lo cual llevaría de manera eventual a la pérdida de poder por parte del Partido Comunista -aunque el Gobierno central intentará usar todos los medios para evitar esta situación-.
Una segunda posibilidad es que se obligue a ceder a los manifestantes, y que el ciclo post-1989 se repita con más restricciones y menos libertad.
La Revolución Americana llevó a que finalmente se consiguiera la Constitución de los Estados Unidos de América en 1787. Así es como comenzó la democracia moderna. Pero China tiene más de 2000 años de centralización del poder, algo que resulta problemático.
Cuando estaba en la veintena, comencé con unos amigos el primer festival de cine independiente en China, fundando The Practice Society, una organización para directores de cine independiente y gente joven que estuviera interesada en el cine. La mayoría de los organizadores eran estudiantes. Pero las autoridades veían el cine como una delicada herramienta de propaganda, y el Gobierno rápidamente prohibió nuestras actividades. Estaba deseando que los oficiales vinieran a mi universidad y me preguntaran; algunos de mis compañeros habían sido expulsados por ellos y sabía cómo era.
No quiero que vuelva a ocurrir otra vez en China. Y no quiero despertarme después de medianoche con el sonido de los tiros que una vez escuchó una niña de diez años desde su clase.
A la gente de Hong Kong, que tiene la misma sangre que yo en las venas: ¡Os deseo lo mejor! ¡Sed prudentes y cuidaos!
Jia (Chinese: 嘉; Pinyin: Jiā) es una artista de Beijing que trabaja en Berlín. Cuando estaba todavía en la universidad, fue vicepresidenta en The Practice Society, el primer festival de cine independiente de China. También ha trabajado como arquitecta, editora y conservadora.
Tenía 10 años y vivía cerca de la plaza de Tiananmén. Al principio, no supimos lo que había pasado; probablemente todavía no lo sepamos. Salvo en los días de desfile, era la primera vez que veía tanques en el centro de la ciudad. A la gente local no les gustaban y muy pronto empezamos a ver cuerpos carbonizados de soldados colgando de los pasos de nivel.
Comenzamos a escuchar tiros que venían de la calle. No sabíamos exactamente de dónde, ni si se estaban disparando al aire o a la gente. Pero los escuchábamos todos los días. Luego, de repente, nos dieron una semana de vacaciones. Como éramos niños, estábamos todos contentos de no tener que ir a la escuela. Muchos adultos también estaban contentos. Tenían la sensación de que estaba naciendo una nueva China, aunque no supieran cómo iba a ser.
Mi tío era doctor en uno de los mayores hospitales militares de Beijing. Antes del estallido de violencia, tenían equipos trabajando en turnos de 24 horas en la plaza de Tiananmén para atender a los estudiantes si se desmayaban por deshidratación.
Se parecía mucho a lo que está pasando ahora en Hong Kong. Los manifestantes están esperando a que sus peticiones sean aceptadas y que el destino de su Hong Kong sea decidido por los ciudadanos de Hong Kong. Las noticias informan de lo pacíficos y generosos que son los manifestantes, de lo civilizados que son, con algunos reciclando y otros haciendo los deberes. ¿Quiere decir eso que cien años como colonia de Occidente los ha domesticado? Sus rostros juveniles e inocentes en las imágenes de las noticias parecen muy firmes y sinceros, pero me pregunto cuánto saben de verdad sobre el significado de palabras como democracia y centralización del poder.
Cuando tenía 20 años y estaba en la universidad, algunos de mis profesores, que habían estado en la Plaza de Tiananmén, me dijeron que habían ido para disfrutar de la comida gratis y de la diversión de un gran evento. Pero también oí de aquellos que estuvieron aquella noche que, cuando llegaron a casa, se dieron cuenta de que tenían los zapatos llenos de sangre.
La tormenta se veía venir
Sin embargo, nunca se atrevían a decir que el ejército había sido el responsable de aquella matanza, y nunca pudimos ver ninguna imagen de aquellos episodios sangrientos. No puedo olvidarme del miedo en sus ojos, ni del silencio que se apoderó del tema en la sociedad. Desde el Movimiento de Rectificación hasta la Plaza de Tiananmén, pasando por la Revolución Cultural, los chinos se han callado tantas veces que a veces pienso si existe algún tipo de matanza que los pueda sacar del silencio.
En un discurso que dio poco tiempo después de Tiananmén, Den Xiaoping afirmó:
Esta tormenta iba a llegar tarde o temprano. Está condicionada por las condiciones climatológicas hegemónicas en el ámbito internacional y las condiciones climatológicas particulares de China. Tenía que pasar, independientemente de la voluntad del ser humano. Era sólo cuestión de tiempo y escala. Es mejor para nosotros que haya pasado en estos momentos. Y lo que más ventaja nos da es que tenemos un gran grupo de veteranos camaradas que todavía están vivos. Han aguantado muchas tormentas y saben lo que está en juego.
Después de 15 años de descolonización, los estudiantes de Hong Kong están desafiando al Partido Comunista que "ha aguantado muchas tormentas y sabe lo que está en juego". Después de 1989, se ha movido rápidamente para restringir las cosas aún más que antes. El país entero tuvo todavía menos libertad en los diez años siguientes a Tiananmén, hasta que el surgimiento de internet ha ofrecido una alternativa para extender información-. Ya no recibimos las noticias únicamente a través del canal estatal, a pesar de que la capacidad del Gobierno para restringir internet avanza rápidamente.
Algo terriblemente irónico que se ha podido comprobar en un periodo relativamente corto como los 25 años que han pasado desde Tiananmén es que aquellos sucesos no han ayudado al desarrollo de la democracia en China. El Gobierno se han enrocado. La reuniones de Gobiernos y medios de comunicación occidentales con demócratas chinos recuerdan al Gobierno de Beijing que no puede relajarse -algo que, de hecho, no ha ocurrido desde 1989-.
Es también una realidad que antes de 1997, medio millón de personas abandonaron Hong Kong. Y que en los 30 años anteriores, desde los sucesos violentos de 1967, no hubo protestas contra el http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Hong_Kong_colonial. ¿Por qué?
Nadie tolera la corrupción política para siempre. La corrupción política llevará al Partido Comunista a su final, como ya le ocurrió antes a la dinastías Qing.
Hong Kong existe a causa de la corrupción de la dinastía Qing
Otra de las ironías es que Hong Kong existe porque la dinastía Qing se la cedió a los británicos. Y es precisamente un sistema tan cerrado como el de la península china lo que ha provocado la necesidad de que haya un Hong Kong autónomo desde el punto de vista financiero. Es como si los corruptos oficiales del Partido Comunista hubieran dejado para Hong Kong la legalidad que prohíben en China. Y Hong Kong sacó sus ventajas a cambio de perder el país al que pertenecía.
Al final, habrá dos posibles salidas.
En primer lugar, como quiere la gente de Hong Kong, el Gobierno central podría concederles sus deseos. Hong Kong se parecería más a un país independiente. Pero para un país del tamaño de Hong Kong, ¿hay algo que se parezca a la independencia? ¿O están esos países destinados a depender de una u otra gran potencia?
En cualquier caso, Singapur debe estar bastante contento con todas las ventajas que están cosechando de la protesta en Hong Kong. Y protestas similares podrían surgir también en otros lugares de China, lo cual llevaría de manera eventual a la pérdida de poder por parte del Partido Comunista -aunque el Gobierno central intentará usar todos los medios para evitar esta situación-.
Una segunda posibilidad es que se obligue a ceder a los manifestantes, y que el ciclo post-1989 se repita con más restricciones y menos libertad.
La Revolución Americana llevó a que finalmente se consiguiera la Constitución de los Estados Unidos de América en 1787. Así es como comenzó la democracia moderna. Pero China tiene más de 2000 años de centralización del poder, algo que resulta problemático.
Cuando estaba en la veintena, comencé con unos amigos el primer festival de cine independiente en China, fundando The Practice Society, una organización para directores de cine independiente y gente joven que estuviera interesada en el cine. La mayoría de los organizadores eran estudiantes. Pero las autoridades veían el cine como una delicada herramienta de propaganda, y el Gobierno rápidamente prohibió nuestras actividades. Estaba deseando que los oficiales vinieran a mi universidad y me preguntaran; algunos de mis compañeros habían sido expulsados por ellos y sabía cómo era.
No quiero que vuelva a ocurrir otra vez en China. Y no quiero despertarme después de medianoche con el sonido de los tiros que una vez escuchó una niña de diez años desde su clase.
A la gente de Hong Kong, que tiene la misma sangre que yo en las venas: ¡Os deseo lo mejor! ¡Sed prudentes y cuidaos!
Jia (Chinese: 嘉; Pinyin: Jiā) es una artista de Beijing que trabaja en Berlín. Cuando estaba todavía en la universidad, fue vicepresidenta en The Practice Society, el primer festival de cine independiente de China. También ha trabajado como arquitecta, editora y conservadora.