Pudiera dar la sensación de que los políticos en España estamos muy concienciados sobre la necesidad de aplicar al máximo la rendición de cuentas, después de ver que se han puesto en marcha en los últimos tiempos leyes de transparencia, medidas de regeneración, publicación del dinero que se destina a los viajes de los representantes públicos, agendas públicas..., y muchas otras medidas que no tengo ninguna duda que llegarán.
Si nos paramos a analizar cuándo se han puesto en marcha estas medidas, comprobaremos que en la mayoría de los casos ha sido como consecuencia de situaciones ............... para buena parte de la ciudadanía, que han llevado aparejadas, como respuesta, acciones de transparencia y rendición de cuentas. Estas medidas surgen más como forma de calmar la desafección ciudadana que de un verdadero convencimiento de que estas medidas son buenas para nuestro sistema democrático, de que pueden actuar como una vacuna contra comportamientos inapropiados.
Como en todo en esto, también hay excepciones. El Gobierno de Patxi López, en el País Vasco, puso en marcha una estrategia muy ambiciosa de Gobierno Abierto, sin necesidad de que se hubieran dado casos que obligaran a actuar para calmar a la opinión pública. O en el caso contrario, tenemos a Extremadura, donde después de pactarse una ley de Gobierno abierto entre todos los grupos a principio de legislatura, se incumple sistemáticamente por parte del Gobierno de Monago, algo que no nos debe sorprender después de los últimos acontecimientos vividos.
Medidas de transparencia como la ley nacional solo se han convertido en realidad después de conocer distintos escándalos de corrupción, que afectaban a la vida política, y que tienen desde hace tiempo escandalizados a los ciudadanos de nuestro país. Lo mismo ha ocurrido con la publicación de viajes de los representantes públicos: solo se ha dado a conocer después del caso del presidente extremeño que, supuestamente, viajaba con dinero público por motivos personales.
Ante todo esto cabe esta pregunta: ¿por qué no ha surgido antes la necesidad de la rendición de cuentas?
La respuesta es más simple de lo que pudiéramos esperar: nuestro sistema electoral potencia que se rindan cuentas ante los integrantes y direcciones de los partidos políticos, ya que serán estos los que decidirán quiénes les representan en las listas electorales. Esto ha llevado a que los ciudadanos hayan repetido insistentemente en los últimos tiempos que no les representamos. Pero aunque los dirigentes de nuevos partidos intenten hacer ver a la ciudadanía que ellos son la solución a este problema, no es cierto, porque utilizarán las mismas fórmulas que las utilizadas hasta ahora, aunque disfrazadas de imagen de más democracia. Incluso tienen estructuras más verticales que las utilizadas por los partidos tradicionales.
Por eso considero urgente la reforma de nuestro sistema electoral, que haga sentirse a los ciudadanos representados, teniendo mayor capacidad de decisión sobre quiénes son sus representantes públicos, que incentive que los políticos dediquen más tiempo a rendir cuentas ante los ciudadanos que ante los dirigentes y los miembros de su partido. Seguramente, si la decisión de quiénes los representan hubiera recaído hace tiempo en los ciudadanos, sería muy común ver a los diputados y senadores publicar sus viajes, su agenda, su actividad parlamentaria, sus declaraciones de la renta....
Nuestro país tiene un problema muy importante de desafección ciudadana hacia la política que se puede agravar todavía más, por lo que es urgente e imprescindible hacer las reformas necesarias para que los ciudadanos vuelvan a confiar en sus representantes. Actualmente se pone el foco en nuestra concepción territorial cuando se habla de la reforma de la Constitución por la desafección de una parte importante de catalanes hacia el actual sistema. Pero nos estamos olvidando de que es mucho más importante el número de españoles (incluidos los catalanes) que tienen desafección hacia nuestra política, porque no se sienten representados. Por eso yo quiero que se reforme nuestra Constitución para introducir cambios, para que todos nos sintamos representados cambiando el actual sistema electoral.
Si nos paramos a analizar cuándo se han puesto en marcha estas medidas, comprobaremos que en la mayoría de los casos ha sido como consecuencia de situaciones ............... para buena parte de la ciudadanía, que han llevado aparejadas, como respuesta, acciones de transparencia y rendición de cuentas. Estas medidas surgen más como forma de calmar la desafección ciudadana que de un verdadero convencimiento de que estas medidas son buenas para nuestro sistema democrático, de que pueden actuar como una vacuna contra comportamientos inapropiados.
Como en todo en esto, también hay excepciones. El Gobierno de Patxi López, en el País Vasco, puso en marcha una estrategia muy ambiciosa de Gobierno Abierto, sin necesidad de que se hubieran dado casos que obligaran a actuar para calmar a la opinión pública. O en el caso contrario, tenemos a Extremadura, donde después de pactarse una ley de Gobierno abierto entre todos los grupos a principio de legislatura, se incumple sistemáticamente por parte del Gobierno de Monago, algo que no nos debe sorprender después de los últimos acontecimientos vividos.
Medidas de transparencia como la ley nacional solo se han convertido en realidad después de conocer distintos escándalos de corrupción, que afectaban a la vida política, y que tienen desde hace tiempo escandalizados a los ciudadanos de nuestro país. Lo mismo ha ocurrido con la publicación de viajes de los representantes públicos: solo se ha dado a conocer después del caso del presidente extremeño que, supuestamente, viajaba con dinero público por motivos personales.
Ante todo esto cabe esta pregunta: ¿por qué no ha surgido antes la necesidad de la rendición de cuentas?
La respuesta es más simple de lo que pudiéramos esperar: nuestro sistema electoral potencia que se rindan cuentas ante los integrantes y direcciones de los partidos políticos, ya que serán estos los que decidirán quiénes les representan en las listas electorales. Esto ha llevado a que los ciudadanos hayan repetido insistentemente en los últimos tiempos que no les representamos. Pero aunque los dirigentes de nuevos partidos intenten hacer ver a la ciudadanía que ellos son la solución a este problema, no es cierto, porque utilizarán las mismas fórmulas que las utilizadas hasta ahora, aunque disfrazadas de imagen de más democracia. Incluso tienen estructuras más verticales que las utilizadas por los partidos tradicionales.
Por eso considero urgente la reforma de nuestro sistema electoral, que haga sentirse a los ciudadanos representados, teniendo mayor capacidad de decisión sobre quiénes son sus representantes públicos, que incentive que los políticos dediquen más tiempo a rendir cuentas ante los ciudadanos que ante los dirigentes y los miembros de su partido. Seguramente, si la decisión de quiénes los representan hubiera recaído hace tiempo en los ciudadanos, sería muy común ver a los diputados y senadores publicar sus viajes, su agenda, su actividad parlamentaria, sus declaraciones de la renta....
Nuestro país tiene un problema muy importante de desafección ciudadana hacia la política que se puede agravar todavía más, por lo que es urgente e imprescindible hacer las reformas necesarias para que los ciudadanos vuelvan a confiar en sus representantes. Actualmente se pone el foco en nuestra concepción territorial cuando se habla de la reforma de la Constitución por la desafección de una parte importante de catalanes hacia el actual sistema. Pero nos estamos olvidando de que es mucho más importante el número de españoles (incluidos los catalanes) que tienen desafección hacia nuestra política, porque no se sienten representados. Por eso yo quiero que se reforme nuestra Constitución para introducir cambios, para que todos nos sintamos representados cambiando el actual sistema electoral.