El poder uniforma más de lo que uno se imagina. Llegará el día en que Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Pedro Sánchez tengan que llamarse antes de salir de casa para no coincidir con la ropa. El mismo atuendo de Pablo Iglesias se asemeja cada día más al de Pedro Sánchez que al de los chicos de los movimientos sociales que le auparon y con los que estaba claramente mimetizado. No hay más que ver las dos versiones de la clásica trenca que han elegido ambos para este otoño, y cómo las camisas entalladas han sustituido a las de cuadros grandotas y deslavazadas. Ahora que Alberto Garzón se ha sumado al carro de los aspirantes a ocupar la Moncloa, un nuevo estilo se generaliza. Las camisas blancas, de las que los tres echan mano en comparencias públicas clave, no son el único denominador común. Los pantalones vaqueros resultan el recurso con que se sienten más cómodos. A Iglesias le van más los jeans grises, a Garzón los negros y a Sánchez los azules. Por compartir, hasta el secretario general del PSOE y el de Podemos se han comprado mochila de la misma marca, la suiza Thule, que ronda los 70 u 80 euros y en la que organizadamente caben los dispositivos móviles y hasta una muda para su ajetreada vida.
La melena sedosa y capeada de Pablo Iglesias, sujeta en una coleta de la que escapan los mechones delanteros en cuanto le pegan dos abrazos o se crece en un mitin, va camino de acabar siendo uno de los pocos elementos estéticos diferenciadores entre los tres. El secretario general de Podemos siempre luce el pelo ultralimpio y brillante. Mientras, Sánchez y Garzón, en lugar de suavizante, usan texturizantes para dar un toque personal a su cabello. El joven diputado de IU suele acabar su peinado con un levísimo tupé a lo Tintín y el socialista mantiene así a raya su pelo más bien fosco.
La evolución estilística de Iglesias se percibe en la talla. Los vaqueros son más ceñidos ahora, tanto que el aparato móvil se le marca visiblemente en el bolsillo. Las pulseras tejidas hippies que luce en las muñecas son uno de los fetiches que aún mantiene. Para andar cómodamente, unas deportivas. Pasarán a la historia las Asics en piel negra con las que pisó la moqueta del Ritz para su presentación ante la casta económica. Hasta la parka caqui evoluciona en chaquetón estilo trenca, con el que entró y salió del teatro Nuevo Apolo de Madrid, el día de su coronación, al lado de Alexis Tsipras, líder del Syriza. Los cuadros se vuelven más serios y quedan relegados al día a día. El gris piedra es el tono que linka su estilo con el de Garzón. Ambos tienen aprecio a camisas en ese color. Aunque lo que más les iguala es la barba recortada, un recurso clásico para aparentar más edad, no vaya a ser que un exceso de juventud les reste credibilidad.