Estoy preparando como compilador/editor un libro pluridisciplinar sobre transexualidad y transgénero que aborda el tema desde la sociología, el activismo, la medicina, la psicología, el cine, la televisión, la literatura.... Y también desde el teatro. Y es desde este apartado que le he pedido al autor del artículo, el director de escena y teatrólogo Carlos Rodríguez Alonso (ya me lo había entregado, estupendo artículo por cierto) que incluyera en su texto sobre teatro y mundo trans la mención al espectáculo Clara y Daniel. Una obra de teatro que llevó a a escena la compañía de Valladolid Azar Teatro en 2009. El texto era de Mercedes Asenjo y la dirección de Javier Esteban.
Clara y Daniel eran en realidad Clara y Daniela, aunque a esta última le gustaba que la llamaran Dani. Clara y Dani se encuentran un día en un bosque en el que vivirán junt@s algunas historias. Allí se encontrarán con dos duendes -dos actores vestidos con una especie de largas y andróginas faldas de colores- que les ayudarán en su aventura. Clara es hija de una pareja de lesbianas -el narrador lo cuenta al inicio de la obra- y a Dani le gusta vestir de chico y hacer cosas de chicos. Son realmente una pareja original en el contexto del teatro para niños y adolescentes en España. Yo diría que es la obra de teatro "comercial" para niños y jóvenes más atrevida que se ha hecho nunca en este país.
Estamos hablando del año 2009. Azar Teatro sigue en 2014 realizando y exhibiendo maravillosos espectáculos. Pero el país donde se estrenó esa obra, España, parece otro lugar. Casi me veo obligado a preguntarme cómo fue posible que un espectáculo tan atrevido como este llegara a los escenarios. ¿Cómo es posible que una obra que termina con un beso en los labios entre dos hombres -perdón quise decir "duendes"- y muchos otros besos entre las chicas y entre ellas y los duendes llegara a la escena, en una ciudad como Valladolid, para después itinerar por diversos teatros de todo el país?
España sin duda era un país distinto en 2009. Un país en el que todo parecía posible. Un país que se estaba quitando la caspa después de décadas de dictadura, miseria, provincianismo y gris mediocridad. España había sido siempre el país de "que inventen ellos", un país mojigato y ultracatólico. Pero durante unos pocos años fue un país pionero de los derechos humanos y modelo para Latinoamérica en muchas cosas. Allí y en parte de Europa nos miraban con admiración.
La crisis parece que se lo llevó todo, como un mal viento que arrasó nuestras vidas y nuestros derechos. Un tsunami que todavía trata con saña de destruir el teatro, el cine, la industria editorial, la cultura en general... pero también la educación pública, la sanidad pública... La llegada de la derecha -con mayoría absoluta- al Gobierno de la nación ha sido un auténtico desastre. Llevamos tres años de desmontaje del Estado social que había comenzado a construirse en España. Y no sólo por la crisis. La crisis nos puede hacer más pobres, eso sin duda. Pero las políticas de este Gobierno recortando derechos y prestaciones sociales y entregando -regalando- miles de millones de euros de nuestros impuestos a bancos, "castores" y autopistas... han dejado bien claro que es lo que les interesa a Rajoy, Sáenz de Santamaría, Cospedal y compañía.
Un pequeño y hermoso montaje teatral me ha venido a recordar que durante un tiempo soñamos con ser distintos y que una holgada victoria electoral, hace ahora tres años, puso punto y final a muchas de nuestras ilusiones y esperanzas.
Clara y Daniel eran en realidad Clara y Daniela, aunque a esta última le gustaba que la llamaran Dani. Clara y Dani se encuentran un día en un bosque en el que vivirán junt@s algunas historias. Allí se encontrarán con dos duendes -dos actores vestidos con una especie de largas y andróginas faldas de colores- que les ayudarán en su aventura. Clara es hija de una pareja de lesbianas -el narrador lo cuenta al inicio de la obra- y a Dani le gusta vestir de chico y hacer cosas de chicos. Son realmente una pareja original en el contexto del teatro para niños y adolescentes en España. Yo diría que es la obra de teatro "comercial" para niños y jóvenes más atrevida que se ha hecho nunca en este país.
Estamos hablando del año 2009. Azar Teatro sigue en 2014 realizando y exhibiendo maravillosos espectáculos. Pero el país donde se estrenó esa obra, España, parece otro lugar. Casi me veo obligado a preguntarme cómo fue posible que un espectáculo tan atrevido como este llegara a los escenarios. ¿Cómo es posible que una obra que termina con un beso en los labios entre dos hombres -perdón quise decir "duendes"- y muchos otros besos entre las chicas y entre ellas y los duendes llegara a la escena, en una ciudad como Valladolid, para después itinerar por diversos teatros de todo el país?
España sin duda era un país distinto en 2009. Un país en el que todo parecía posible. Un país que se estaba quitando la caspa después de décadas de dictadura, miseria, provincianismo y gris mediocridad. España había sido siempre el país de "que inventen ellos", un país mojigato y ultracatólico. Pero durante unos pocos años fue un país pionero de los derechos humanos y modelo para Latinoamérica en muchas cosas. Allí y en parte de Europa nos miraban con admiración.
La crisis parece que se lo llevó todo, como un mal viento que arrasó nuestras vidas y nuestros derechos. Un tsunami que todavía trata con saña de destruir el teatro, el cine, la industria editorial, la cultura en general... pero también la educación pública, la sanidad pública... La llegada de la derecha -con mayoría absoluta- al Gobierno de la nación ha sido un auténtico desastre. Llevamos tres años de desmontaje del Estado social que había comenzado a construirse en España. Y no sólo por la crisis. La crisis nos puede hacer más pobres, eso sin duda. Pero las políticas de este Gobierno recortando derechos y prestaciones sociales y entregando -regalando- miles de millones de euros de nuestros impuestos a bancos, "castores" y autopistas... han dejado bien claro que es lo que les interesa a Rajoy, Sáenz de Santamaría, Cospedal y compañía.
Un pequeño y hermoso montaje teatral me ha venido a recordar que durante un tiempo soñamos con ser distintos y que una holgada victoria electoral, hace ahora tres años, puso punto y final a muchas de nuestras ilusiones y esperanzas.