Cuando ayer se produjo el espantoso atentado en París contra la revista Charlie Hebdo, que dio como resultado la muerte de diez de sus periodistas y dos policías, tanto Las Mañanas de Cuatro TV como Al rojo vivo de La Sexta estaban en antena. Como consecuencia de esa simultaneidad, pudimos ver repetidamente en las pantallas la actuación de uno de los terroristas rematando a uno de los policías heridos. Si el proceder de estas dos cadenas de televisión españolas ha sido el mismo en las cadenas francesas, cabe suponer el efecto multiplicador de votos que el terrible asesinato va a deparar a la extrema derecha en aquel país. No olvidemos que, en las pasadas elecciones europeas, el Frente Nacional fue la primera fuerza política en Francia con el 26% de los sufragios y un tercio de los escaños.
Sabedor de las consecuencias, ese partido se limitó a condenar la masacre yihadista en la capital del Estado, sin añadir a esa condena comentarios tan miserables como el del mandatario griego Antonis Samaras. Llevado posiblemente por el miedo de perder el poder ante la presumible victoria de Syriza en las próximas elecciones, Samaras vomitó: "Se ha producido una masacre en París, pero algunos aquí invitan a más inmigrantes ilegales". La alusión al partido liderado por Alexis Tsipras es clara.
A imagen y semejanza del líder griego de Nueva Democracia, aquí en España también hemos contado con la versión miserable del político de turno que se ceba en un brutal atentado para sacar consecuencias intolerables, producto de la vertiente de fanatismo que cultivan como réplica al de los asesinos: Xavier García Albiol, alcalde del PP en Badalona, se ha servido de la matanza de París para cargar, no ya contra el islamismo radical, sino contra la propia religión musulmana. "Una religión que en su versión más radical es capaz de matar no puede tener el mismo trato que el resto de creencias", publicaba en su perfil de Twitter, si bien es cierto que luego borró tamaña desmesura.
El edil del Partido Popular sí ha mantenido en la red su tuit anterior: "Quizá es el momento que la UE se plantee si puede seguir con la política de que cualquiera tiene todos los derechos. No todas las opciones son válidas", ha escrito. Ante tales manifestaciones, el aspirante a la alcaldía de esa localidad, Oriol Lladó, de ERC, ha comparado a García Albiol -que ya se ha caracterizado anteriormente por declaraciones xenófobas similares- con la ultraderechista francesa Marine Le Pen, al referirse a Badalona como "la alcaldía lepenizada de la tercera ciudad de Cataluña".
Pero ya digo que, al menos en esta ocasión, el Frente Nacional ha tenido una actitud mucho más digna e inteligente que la de Samaras o el alcalde de Badalona. Se ha limitado a condenar el atentado, como el resto de partidos, consciente de que la islamofobia que lo nutre de votos ha sido bien abastecida por tres energúmenos ciegos de barbarie. El policía brutalmente rematado, cuyo asesinato hemos visionado reiterademente, se llamaba Ahmed y era musulmán.
Sabedor de las consecuencias, ese partido se limitó a condenar la masacre yihadista en la capital del Estado, sin añadir a esa condena comentarios tan miserables como el del mandatario griego Antonis Samaras. Llevado posiblemente por el miedo de perder el poder ante la presumible victoria de Syriza en las próximas elecciones, Samaras vomitó: "Se ha producido una masacre en París, pero algunos aquí invitan a más inmigrantes ilegales". La alusión al partido liderado por Alexis Tsipras es clara.
A imagen y semejanza del líder griego de Nueva Democracia, aquí en España también hemos contado con la versión miserable del político de turno que se ceba en un brutal atentado para sacar consecuencias intolerables, producto de la vertiente de fanatismo que cultivan como réplica al de los asesinos: Xavier García Albiol, alcalde del PP en Badalona, se ha servido de la matanza de París para cargar, no ya contra el islamismo radical, sino contra la propia religión musulmana. "Una religión que en su versión más radical es capaz de matar no puede tener el mismo trato que el resto de creencias", publicaba en su perfil de Twitter, si bien es cierto que luego borró tamaña desmesura.
El edil del Partido Popular sí ha mantenido en la red su tuit anterior: "Quizá es el momento que la UE se plantee si puede seguir con la política de que cualquiera tiene todos los derechos. No todas las opciones son válidas", ha escrito. Ante tales manifestaciones, el aspirante a la alcaldía de esa localidad, Oriol Lladó, de ERC, ha comparado a García Albiol -que ya se ha caracterizado anteriormente por declaraciones xenófobas similares- con la ultraderechista francesa Marine Le Pen, al referirse a Badalona como "la alcaldía lepenizada de la tercera ciudad de Cataluña".
Pero ya digo que, al menos en esta ocasión, el Frente Nacional ha tenido una actitud mucho más digna e inteligente que la de Samaras o el alcalde de Badalona. Se ha limitado a condenar el atentado, como el resto de partidos, consciente de que la islamofobia que lo nutre de votos ha sido bien abastecida por tres energúmenos ciegos de barbarie. El policía brutalmente rematado, cuyo asesinato hemos visionado reiterademente, se llamaba Ahmed y era musulmán.