Estas Navidades, los regalos más demandados por niños y adolescentes han vuelto a ser marcadamente tecnológicos. Tablets, teléfonos inteligentes y videoconsolas ocupan los puestos de honor en sus cartas. Pero, al margen de las cuestiones económicas que toda familia sopesará, hemos de plantearnos si las llamadas tecnologías de la información y la comunicación -TIC- son adecuadas para los más jóvenes.
Muchos padres y madres se plantean cuestiones como: "¿Para qué quiere una niña de 12-13 años un teléfono móvil?... ¿Y uno de 10 años o menos una tablet?". Y lo cierto es que es una tentación planteárnoslo en estos términos, si partimos de que nosotros a su edad no necesitábamos tales aparatos. Pero tampoco necesitábamos un coche radiodirigido, ni un scalextric, ni un zoológico de los click, y los pedíamos en nuestras cartas. Estamos hablando de un regalo navideño, no de una necesidad, por lo que debemos dejar a un lado comparaciones temporales que sólo generan incomprensión. Hoy en día un teléfono inteligente, o una tablet, son utilizados para todo menos para hacer llamadas telefónicas. Un smartphone es una cámara de fotos y vídeo, es un terminal para descargar y escuchar música, es una videoconsola y, además, nos permite crear grupos con los que charlar con nuestros amigos o familiares y acceder a las redes sociales. Nos permite descargar y leer libros, el periódico, acceder a buscadores y a la información disponible en todo el mundo... En fin, tal vez la pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué joven o adolescente no quiere uno? Si estos aparatos hubieran existido cuando nuestros abuelos eran niños, ellos sin duda los habrían pedido y utilizado. Es más, seguro que los niños del Renacimiento, o los alumnos de Aristóteles, también hubieran deseado tener uno.
Lo que estos terminales ofrecen a los adolescentes y preadolescentes puede resumirse en tres realidades: diversión, relación e información. Y ninguna de estas tres cuestiones es mala. Es bueno que los menores se relacionen, es bueno que se diviertan y es bueno que tengan acceso a la información.
Pero, siempre debe haber un pero. El uso inadecuado de estos terminales puede aparejar consecuencias negativas importantes en función del menor y del uso que haga de los mismos. Y esto sí debe tenerse muy en cuenta. La primera premisa es: NO compre un smartphone o una tablet a un menor de 14 años si usted no va a supervisar su uso ni se va a implicar en su formación. O, en su defecto, si no está dispuesto a aprender a su lado. Pero si decide comprarlo e implicarse, sepa también que a edades tempranas los niños, niñas y preadolescentes son mucho más receptivos a las indicaciones de sus padres que los chicos y chicas de 14 años. Aceptan ser turorizados, mostrar las fotos que se hacen, las conversaciones de Whatsapp, los juegos que se descargan, etc. Es más, muchos disfrutan viendo cómo sus padres participan con ellos y desean mostrarles lo que saben hacer. En resumen, es aconsejable iniciarles en compañía de sus padres y antes de la llegada de la adolescencia.
Si piensa regalar a sus hijos terminales móviles, tablets o smartphones, tenga en cuenta el siguiente decálogo:
1. Instale previamente un antivirus. Es tan importante tenerlo en el móvil o la tablet como en el ordenador.
2. Active una contraseña en el terminal para controlar la descarga de aplicaciones o la realización de compras. Sólo usted debe conocer dicha contraseña.
3. Enséñeles a cuidar su privacidad poniendo con ellos otra contraseña para desbloquear la pantalla, de tal forma que nadie pueda acceder a los contenidos que ellos tienen en el aparato en caso de pérdida o robo.
4. Controle el tiempo de uso del móvil o tablet. Deben saber cuánto tiempo pueden utilizarlos y en qué horarios. Establezca una diferencia clara entre el uso semanal y de fin de semana.
5. Delimite espacios y momentos en los que no se permita su uso: durante las comidas y las cenas, en reuniones familiares... Y no permita su uso en habitaciones con la puerta cerrada, como cuartos de baño.
6. Si tienen un perfil en una red social, repase con ellos y con frecuencia tanto el nivel de privacidad como los amigos, contactos o seguidores que tengan.
7. Preste especial atención a las fotos que suben. Acostúmbreles a consultar antes de subir una foto en la que aparezcan ellos mismos y adviértales sobre la necesidad de respetar la privacidad de los demás no subiendo fotos sin autorización previa de sus padres (obligatorio para los menores de 14 años).
8. Lea con ellos las condiciones de uso y permisos que solicita cada aplicación que quieran descargarse, para que tomen conciencia de los datos e información personal a los que pueden acceder las distintas apps.
9. Explíqueles la importancia de no conectarse a redes wi-fi gratuitas y desconocidas sin haber verificado antes qué entidad es la responsable de dicha red.
10. Utilice sistemas de control parental que le permitan evitar el acceso a contenidos dañinos e inadecuados.
En definitiva, lea, indague y pregunte sobre el funcionamiento de las tecnologías que utilicen sus hijos. Ellos necesitan que usted siga siendo una referencia a la que poder acudir en caso de duda o ante un problema concreto. Si ellos pueden estar al día, usted también puede.
Muchos padres y madres se plantean cuestiones como: "¿Para qué quiere una niña de 12-13 años un teléfono móvil?... ¿Y uno de 10 años o menos una tablet?". Y lo cierto es que es una tentación planteárnoslo en estos términos, si partimos de que nosotros a su edad no necesitábamos tales aparatos. Pero tampoco necesitábamos un coche radiodirigido, ni un scalextric, ni un zoológico de los click, y los pedíamos en nuestras cartas. Estamos hablando de un regalo navideño, no de una necesidad, por lo que debemos dejar a un lado comparaciones temporales que sólo generan incomprensión. Hoy en día un teléfono inteligente, o una tablet, son utilizados para todo menos para hacer llamadas telefónicas. Un smartphone es una cámara de fotos y vídeo, es un terminal para descargar y escuchar música, es una videoconsola y, además, nos permite crear grupos con los que charlar con nuestros amigos o familiares y acceder a las redes sociales. Nos permite descargar y leer libros, el periódico, acceder a buscadores y a la información disponible en todo el mundo... En fin, tal vez la pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué joven o adolescente no quiere uno? Si estos aparatos hubieran existido cuando nuestros abuelos eran niños, ellos sin duda los habrían pedido y utilizado. Es más, seguro que los niños del Renacimiento, o los alumnos de Aristóteles, también hubieran deseado tener uno.
Lo que estos terminales ofrecen a los adolescentes y preadolescentes puede resumirse en tres realidades: diversión, relación e información. Y ninguna de estas tres cuestiones es mala. Es bueno que los menores se relacionen, es bueno que se diviertan y es bueno que tengan acceso a la información.
Pero, siempre debe haber un pero. El uso inadecuado de estos terminales puede aparejar consecuencias negativas importantes en función del menor y del uso que haga de los mismos. Y esto sí debe tenerse muy en cuenta. La primera premisa es: NO compre un smartphone o una tablet a un menor de 14 años si usted no va a supervisar su uso ni se va a implicar en su formación. O, en su defecto, si no está dispuesto a aprender a su lado. Pero si decide comprarlo e implicarse, sepa también que a edades tempranas los niños, niñas y preadolescentes son mucho más receptivos a las indicaciones de sus padres que los chicos y chicas de 14 años. Aceptan ser turorizados, mostrar las fotos que se hacen, las conversaciones de Whatsapp, los juegos que se descargan, etc. Es más, muchos disfrutan viendo cómo sus padres participan con ellos y desean mostrarles lo que saben hacer. En resumen, es aconsejable iniciarles en compañía de sus padres y antes de la llegada de la adolescencia.
Si piensa regalar a sus hijos terminales móviles, tablets o smartphones, tenga en cuenta el siguiente decálogo:
1. Instale previamente un antivirus. Es tan importante tenerlo en el móvil o la tablet como en el ordenador.
2. Active una contraseña en el terminal para controlar la descarga de aplicaciones o la realización de compras. Sólo usted debe conocer dicha contraseña.
3. Enséñeles a cuidar su privacidad poniendo con ellos otra contraseña para desbloquear la pantalla, de tal forma que nadie pueda acceder a los contenidos que ellos tienen en el aparato en caso de pérdida o robo.
4. Controle el tiempo de uso del móvil o tablet. Deben saber cuánto tiempo pueden utilizarlos y en qué horarios. Establezca una diferencia clara entre el uso semanal y de fin de semana.
5. Delimite espacios y momentos en los que no se permita su uso: durante las comidas y las cenas, en reuniones familiares... Y no permita su uso en habitaciones con la puerta cerrada, como cuartos de baño.
6. Si tienen un perfil en una red social, repase con ellos y con frecuencia tanto el nivel de privacidad como los amigos, contactos o seguidores que tengan.
7. Preste especial atención a las fotos que suben. Acostúmbreles a consultar antes de subir una foto en la que aparezcan ellos mismos y adviértales sobre la necesidad de respetar la privacidad de los demás no subiendo fotos sin autorización previa de sus padres (obligatorio para los menores de 14 años).
8. Lea con ellos las condiciones de uso y permisos que solicita cada aplicación que quieran descargarse, para que tomen conciencia de los datos e información personal a los que pueden acceder las distintas apps.
9. Explíqueles la importancia de no conectarse a redes wi-fi gratuitas y desconocidas sin haber verificado antes qué entidad es la responsable de dicha red.
10. Utilice sistemas de control parental que le permitan evitar el acceso a contenidos dañinos e inadecuados.
En definitiva, lea, indague y pregunte sobre el funcionamiento de las tecnologías que utilicen sus hijos. Ellos necesitan que usted siga siendo una referencia a la que poder acudir en caso de duda o ante un problema concreto. Si ellos pueden estar al día, usted también puede.