El análisis político no es fácil, pero me preocupa intensamente el torrente de columnas de opinión que versan sobre política-ficción. Tanto es así, que parecería que los analistas políticos se han reconvertido en casandras, enredadores vocacionales que, pasando de las señales del momento, aventuran lo que ha de suceder. Entiendo que los análisis hipotéticos son más favorables al destino personal que trasegar con el presente: la venta de futuros siempre es rentable. Pero yo, por el contrario, quiero describir las señales del presente que no entiendo.
En clave internacional, no entiendo que una Coalición de Izquierda Radical (Syriza), que en sus estatutos afirma que "luchará por la defensa de los valores de la justicia social, la igualdad y la libertad contra el patriarcado" conciba, sin embargo, que el modo efectivo de combatir el patriarcado sea formar un Gobierno en el que no hay mujer alguna.
Por otra parte, en clave nacional, no entiendo que empoderar a la "gente", término vago y despolitizado, conlleve desempoderar a las mujeres. Así es que no encuentro palabras adecuadas al contexto para describir este resurgir político de la vuelta al hombre, metamorfoseado en los variados "machos alfa de labia plateada" que pueblan el escenario de la política en España.
No entiendo que se me describa como innovación política la transversalización de la igualdad, tal cual aparece en el programa de Podemos, cuando es una vindicación acuñada en la Conferencia de Beijing del año 1995. Y, ya puestas, tampoco entiendo al PSOE, que hizo bandera del feminismo y de las políticas de igualdad y hoy se refiere a ellas con timidez.
No entiendo que cuando los labias plateadas se refieren a la emergencia social en la que se encuentra la infancia, la juventud, los desahuciados, los desempleados, los pobres..., apenas se mencione que muy posiblemente sea una mujer quien reúna en sí todas y cada una de las causas de la desigualdad y la exclusión.
Por ello, no está de más recordarle a las formaciones políticas de izquierda -de la derecha política nada espero- y a los que, como Podemos, deshojan la margarita de las ideologías, que para combatir el "austericidio" hay que combatir con igual intensidad el "feminicidio real" (la violencia contra las mujeres), el "feminicidio político" (el escaso liderazgo político de las mujeres), el "feminicidio económico" (ausencia de políticas específicas para las mujeres), el "feminicidio de la opinión" (estereotipos sexistas)...... En fin, la lista es larga. Así es que, parafraseando a las feministas de antaño, por el camino "del poco a poco", del "ahora no es urgente ni prioritario" sólo se llega al valle de nunca jamás. Y en ese nebuloso lugar, el futuro no existe.
En clave internacional, no entiendo que una Coalición de Izquierda Radical (Syriza), que en sus estatutos afirma que "luchará por la defensa de los valores de la justicia social, la igualdad y la libertad contra el patriarcado" conciba, sin embargo, que el modo efectivo de combatir el patriarcado sea formar un Gobierno en el que no hay mujer alguna.
Por otra parte, en clave nacional, no entiendo que empoderar a la "gente", término vago y despolitizado, conlleve desempoderar a las mujeres. Así es que no encuentro palabras adecuadas al contexto para describir este resurgir político de la vuelta al hombre, metamorfoseado en los variados "machos alfa de labia plateada" que pueblan el escenario de la política en España.
No entiendo que se me describa como innovación política la transversalización de la igualdad, tal cual aparece en el programa de Podemos, cuando es una vindicación acuñada en la Conferencia de Beijing del año 1995. Y, ya puestas, tampoco entiendo al PSOE, que hizo bandera del feminismo y de las políticas de igualdad y hoy se refiere a ellas con timidez.
No entiendo que cuando los labias plateadas se refieren a la emergencia social en la que se encuentra la infancia, la juventud, los desahuciados, los desempleados, los pobres..., apenas se mencione que muy posiblemente sea una mujer quien reúna en sí todas y cada una de las causas de la desigualdad y la exclusión.
Por ello, no está de más recordarle a las formaciones políticas de izquierda -de la derecha política nada espero- y a los que, como Podemos, deshojan la margarita de las ideologías, que para combatir el "austericidio" hay que combatir con igual intensidad el "feminicidio real" (la violencia contra las mujeres), el "feminicidio político" (el escaso liderazgo político de las mujeres), el "feminicidio económico" (ausencia de políticas específicas para las mujeres), el "feminicidio de la opinión" (estereotipos sexistas)...... En fin, la lista es larga. Así es que, parafraseando a las feministas de antaño, por el camino "del poco a poco", del "ahora no es urgente ni prioritario" sólo se llega al valle de nunca jamás. Y en ese nebuloso lugar, el futuro no existe.