La Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT), la Obra Social La Caixa y la consultora Everis han presentado un estudio pionero sobre vocaciones científicas. El aspecto más novedoso de ¿Cómo podemos estimular una mente científica? es la evaluación que se realiza del posible impacto de las acciones de divulgación en términos de promoción de vocaciones científico-tecnológicas.
La ciencia es sin duda atractiva para todo el mundo, porque entre otras cosas da respuestas a la curiosidad innata que todos tenemos respecto al mundo que nos rodea; pero ir más allá y plantearse una carrera en este ámbito, obviamente depende de muchos aspectos que además están interrelacionados.
Quizás el más importante sea el contacto que hayamos tenido con ellas desde la infancia, y sobre todo, el nivel educativo que las personas hayan podido adquirir en su formación básica con respecto a las ciencias. Todos estamos muy condicionados intelectualmente por los profesores y las profesoras que hemos tenido en la escuela. Esta es, sin duda, una condición sine qua non de partida. Naturalmente, otra puede ser la gran complejidad con el que uno se encuentra cuando aborda el conocimiento científico, pero seguramente no menos que en el caso de otras muchas disciplinas, como por ejemplo, la economía.
Por otro lado, está claro que la carrera profesional de científico es muy complicada y carece de un auténtico estatus en nuestro país. Demasiada precariedad, y no sólo por la crisis económica que padecemos desde hace años. La precariedad laboral del científico es un mal endémico en España. Una asignatura pendiente que ningún gobierno ha sido capaz de resolver desde que tenemos democracia.
Diversas encuestas del Eurobarómetro que se realizan regularmente desde 2001 sobre Ciencia y Sociedad así lo atestiguan, y no sólo para el caso de España. Muchos jóvenes no se atreven a seguir adelante, por las razones antes comentadas, pero también naturalmente porque no ven clara una salida laboral estable y... ¡sobre todo digna! Si las salidas profesionales estuvieran claras, el escollo de la complejidad posiblemente sería más fácil de superar.
Existe una paradoja en nuestra sociedad. Todas las encuestas sobre credibilidad y confianza sitúan a científicos y médicos en lo alto de los polos sociales. Pero esta escala de valores no sirve para nada cuando se trata de vivir de la ciencia como una profesión digna y adecuadamente retribuida. Hay que hacer un largo, muy largo periplo -incluso estar dispuestos a irse varios años a otros centros de investigación en el extranjero- para formarse por completo y llegar al estatus senior de la profesión. Pocos y pocas jóvenes están en disposición de hacerlo. No hay duda de que si consigues llegar a ese nivel habrá valido la pena, pero realmente es muy difícil en este país, y el camino está lleno de espinas.
Algunas conclusiones de ¿Cómo podemos estimular una mente científica? son muy interesantes:
• Tras participar en actividades de divulgación científica, el 5,63 % más de estudiantes muestran interés por estudiar Ciencias, Matemáticas, Ingeniería y Tecnología (STEM, acrónimo en inglés).
• Las actividades tienen mayor impacto entre los estudiantes procedentes de entornos más desfavorecidos, reduciendo así la brecha social existente entre niveles socioeconómicos. Entre este segmento, el interés por estudiar STEM aumenta en el 9,5 %.
• Las acciones realizadas no logran impactar tanto en las chicas como en los chicos, constituyendo esta situación una necesidad clara de mejora.
• Las actividades citadas influyen más en aquellos estudiantes con peor rendimiento académico, y, como resultado, el 12,8 % más de estos alumnos optarían por estudios STEM.
• Las acciones impactan también de forma destacada en los alumnos más indecisos respecto a sus estudios futuros y con una predisposición moderada al esfuerzo.
• Las actividades de divulgación científica tienen un menor impacto y actúan a modo de refuerzo entre aquellos estudiantes que se creen capaces de tener éxito en estudios STEM, a quienes les gustan estas asignaturas y que se ven a sí mismos ejerciendo una profesión relacionada con este ámbito.
• El pensamiento Mis padres o mis profesores no me ven capaz constituye un freno en la elección de estudios STEM, y las acciones de divulgación analizadas abordan sin éxito este factor de influencia.
• Las actividades impactan más entre aquellos alumnos que manifiestan no haber recibido orientación vocacional. En este colectivo, se observa un incremento superior al 8 % en el número de jóvenes que se decantaría por estudios STEM.
• Tener referentes profesionales en el ámbito STEM y percibir la utilidad social de la ciencia impactan positivamente y ayudan a crear vocaciones.
La ciencia es sin duda atractiva para todo el mundo, porque entre otras cosas da respuestas a la curiosidad innata que todos tenemos respecto al mundo que nos rodea; pero ir más allá y plantearse una carrera en este ámbito, obviamente depende de muchos aspectos que además están interrelacionados.
Quizás el más importante sea el contacto que hayamos tenido con ellas desde la infancia, y sobre todo, el nivel educativo que las personas hayan podido adquirir en su formación básica con respecto a las ciencias. Todos estamos muy condicionados intelectualmente por los profesores y las profesoras que hemos tenido en la escuela. Esta es, sin duda, una condición sine qua non de partida. Naturalmente, otra puede ser la gran complejidad con el que uno se encuentra cuando aborda el conocimiento científico, pero seguramente no menos que en el caso de otras muchas disciplinas, como por ejemplo, la economía.
Por otro lado, está claro que la carrera profesional de científico es muy complicada y carece de un auténtico estatus en nuestro país. Demasiada precariedad, y no sólo por la crisis económica que padecemos desde hace años. La precariedad laboral del científico es un mal endémico en España. Una asignatura pendiente que ningún gobierno ha sido capaz de resolver desde que tenemos democracia.
Diversas encuestas del Eurobarómetro que se realizan regularmente desde 2001 sobre Ciencia y Sociedad así lo atestiguan, y no sólo para el caso de España. Muchos jóvenes no se atreven a seguir adelante, por las razones antes comentadas, pero también naturalmente porque no ven clara una salida laboral estable y... ¡sobre todo digna! Si las salidas profesionales estuvieran claras, el escollo de la complejidad posiblemente sería más fácil de superar.
Existe una paradoja en nuestra sociedad. Todas las encuestas sobre credibilidad y confianza sitúan a científicos y médicos en lo alto de los polos sociales. Pero esta escala de valores no sirve para nada cuando se trata de vivir de la ciencia como una profesión digna y adecuadamente retribuida. Hay que hacer un largo, muy largo periplo -incluso estar dispuestos a irse varios años a otros centros de investigación en el extranjero- para formarse por completo y llegar al estatus senior de la profesión. Pocos y pocas jóvenes están en disposición de hacerlo. No hay duda de que si consigues llegar a ese nivel habrá valido la pena, pero realmente es muy difícil en este país, y el camino está lleno de espinas.
Algunas conclusiones de ¿Cómo podemos estimular una mente científica? son muy interesantes:
• Tras participar en actividades de divulgación científica, el 5,63 % más de estudiantes muestran interés por estudiar Ciencias, Matemáticas, Ingeniería y Tecnología (STEM, acrónimo en inglés).
• Las actividades tienen mayor impacto entre los estudiantes procedentes de entornos más desfavorecidos, reduciendo así la brecha social existente entre niveles socioeconómicos. Entre este segmento, el interés por estudiar STEM aumenta en el 9,5 %.
• Las acciones realizadas no logran impactar tanto en las chicas como en los chicos, constituyendo esta situación una necesidad clara de mejora.
• Las actividades citadas influyen más en aquellos estudiantes con peor rendimiento académico, y, como resultado, el 12,8 % más de estos alumnos optarían por estudios STEM.
• Las acciones impactan también de forma destacada en los alumnos más indecisos respecto a sus estudios futuros y con una predisposición moderada al esfuerzo.
• Las actividades de divulgación científica tienen un menor impacto y actúan a modo de refuerzo entre aquellos estudiantes que se creen capaces de tener éxito en estudios STEM, a quienes les gustan estas asignaturas y que se ven a sí mismos ejerciendo una profesión relacionada con este ámbito.
• El pensamiento Mis padres o mis profesores no me ven capaz constituye un freno en la elección de estudios STEM, y las acciones de divulgación analizadas abordan sin éxito este factor de influencia.
• Las actividades impactan más entre aquellos alumnos que manifiestan no haber recibido orientación vocacional. En este colectivo, se observa un incremento superior al 8 % en el número de jóvenes que se decantaría por estudios STEM.
• Tener referentes profesionales en el ámbito STEM y percibir la utilidad social de la ciencia impactan positivamente y ayudan a crear vocaciones.