¿Qué impide a sus hijos y a sus hijas asistir a clase?
Esto respondieron, en este orden, durante una reunión de madres y padres de una aldea al norte de Nicaragua.
¿Tú qué dirías?
Las inundaciones.
Las enfermedades.
La recogida del tomate.
El noviazgo.
La televisión.
La violencia.
Las inundaciones nos hablan del clima tropical, pero sobre todo de la deforestación causada por monocultivos y de infraestructuras deficientes, de un problema sistémico.
Las enfermedades nos hablan del cuerpo, de su fragilidad, de la muerte. Y también de sanidad, de hospitales, de su calidad, su gratuidad y su fácil acceso.
La recogida del tomate apunta al trabajo infantil. Y de las causas profundas de la desigualdad, las mismas que obligan a los críos a trabajar para sobrevivir desde el momento de nacer. Y de la responsabilidad de gobiernos y consumidores, cómo no.
El noviazgo es emoción, descubrimiento, amor. El problema es la elevada tasa de embarazo adolescente y su condena: abandona los estudios, friega, cocina, cuida hijos y marido. La timidez gubernamental en materia sexual y el peso del catolicismo, con su inmoral posición frente al uso de preservativos, hacen el resto.
La televisión: dibujos animados, telenovelas, vídeos musicales, información. Una avalancha que entretiene, pero rara vez estimula el análisis. Por un lado, como ya escribió Paulo Freire, "sería ingenuo esperar que las clases dominantes desarrollasen una educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales de forma crítica". Por otro, más allá del trabajo en el campo, el vacío, un horizonte laboral inexistente transforma la escuela en algo poco práctico para la vida real.
Y la violencia.
Luis Alberto participó en la reunión al hablar de violencia intrafamiliar, ese doloroso lugar que habitan en silencio demasiados niños y niñas en Nicaragua y tantos otros lugares:
[ Fotografías: Luis Alberto durante, después y minutos antes de la reunión de madres y padres en la escuela de San Miguel de las Lajas (Nicaragua), encuentro organizado y dinamizado por la ong Educo en el marco de proyectos que fomentan la participación de las familias en el proceso educativo. Autor: Jesús G. Pastor ]
Esto respondieron, en este orden, durante una reunión de madres y padres de una aldea al norte de Nicaragua.
¿Tú qué dirías?
Las inundaciones.
Las enfermedades.
La recogida del tomate.
El noviazgo.
La televisión.
La violencia.
Las inundaciones nos hablan del clima tropical, pero sobre todo de la deforestación causada por monocultivos y de infraestructuras deficientes, de un problema sistémico.
Las enfermedades nos hablan del cuerpo, de su fragilidad, de la muerte. Y también de sanidad, de hospitales, de su calidad, su gratuidad y su fácil acceso.
La recogida del tomate apunta al trabajo infantil. Y de las causas profundas de la desigualdad, las mismas que obligan a los críos a trabajar para sobrevivir desde el momento de nacer. Y de la responsabilidad de gobiernos y consumidores, cómo no.
El noviazgo es emoción, descubrimiento, amor. El problema es la elevada tasa de embarazo adolescente y su condena: abandona los estudios, friega, cocina, cuida hijos y marido. La timidez gubernamental en materia sexual y el peso del catolicismo, con su inmoral posición frente al uso de preservativos, hacen el resto.
La televisión: dibujos animados, telenovelas, vídeos musicales, información. Una avalancha que entretiene, pero rara vez estimula el análisis. Por un lado, como ya escribió Paulo Freire, "sería ingenuo esperar que las clases dominantes desarrollasen una educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales de forma crítica". Por otro, más allá del trabajo en el campo, el vacío, un horizonte laboral inexistente transforma la escuela en algo poco práctico para la vida real.
Y la violencia.
Luis Alberto participó en la reunión al hablar de violencia intrafamiliar, ese doloroso lugar que habitan en silencio demasiados niños y niñas en Nicaragua y tantos otros lugares:
"Yo no estudié de chico, pero sí me pegaron, mucho. Y sé que un niño no puede estudiar si le han golpeado, llegará a la escuela con mucho nerviosismo, no se concentrará. Aquí tenemos casos de niños golpeados y lo sabemos, todos somos responsables, las familias vecinas y el colegio, debemos denunciar a los papás que golpean. ¿O esperan que lo haga el niño? ¿Qué va a hacer el niño si sólo quiere que le ame su papá y su mamá?"
[ Fotografías: Luis Alberto durante, después y minutos antes de la reunión de madres y padres en la escuela de San Miguel de las Lajas (Nicaragua), encuentro organizado y dinamizado por la ong Educo en el marco de proyectos que fomentan la participación de las familias en el proceso educativo. Autor: Jesús G. Pastor ]
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