SEATTLE- A pesar de lo que parece cuanto leo las noticias, estamos viviendo la mejor era de la historia. La esperanza de vida se ha más que duplicado durante el último siglo. La pobreza extrema se ha reducido a la mitad desde 1990. Durante ese tiempo, el número de niños que mueren cada año se ha reducido más de un 40 por ciento. Y más niños tienen acceso a la educación. El mundo es mejor de lo que nunca ha sido.
Pero no es lo suficientemente bueno. Todavía hay muchísimo por hacer.
Cuando miro a 2014 y más allá, veo unos cuantos pasos tan importantes como sencillos de dar que pueden marcar una diferencia sustancial en la consecución de un mundo más saludable y más estable. Déjenme que cite solo dos.
Como firme defensor de las vacunas, estoy entusiasmado con el lanzamiento de una vacuna llamada pentavalente (porque previene cinco enfermedades). El próximo año estará disponible en Sudán del Sur, el último de los 73 países más pobres en introducirla. India acaba de anunciar que empezarán a administrarla a cada niño del país en 2014. Si otros países siguen el ejemplo de India, la pentavalente podría evitar 7 millones de muertes en 2020.
Añadan a ello la expansión del alcance de las vacunas que previenen la neumonía y el rotavirus, y podremos asistir a una caída más pronunciada aún de la mortalidad infantil en el mundo más pobre.
Así las cosas, ¿qué nos depara el futuro? Niños más sanos, lo que conlleva familias más pequeñas y facilita un mundo donde las familias -y los países- puedan prosperar. Pero para ello se necesita el compromiso que asegure que los instrumentos que tenemos estén al alcance de todos los que los necesitan, e invertir en la creación de los nuevos instrumentos que los pobres del mundo necesitan desesperadamente.
Pero no es lo suficientemente bueno. Todavía hay muchísimo por hacer.
Cuando miro a 2014 y más allá, veo unos cuantos pasos tan importantes como sencillos de dar que pueden marcar una diferencia sustancial en la consecución de un mundo más saludable y más estable. Déjenme que cite solo dos.
Como firme defensor de las vacunas, estoy entusiasmado con el lanzamiento de una vacuna llamada pentavalente (porque previene cinco enfermedades). El próximo año estará disponible en Sudán del Sur, el último de los 73 países más pobres en introducirla. India acaba de anunciar que empezarán a administrarla a cada niño del país en 2014. Si otros países siguen el ejemplo de India, la pentavalente podría evitar 7 millones de muertes en 2020.
Añadan a ello la expansión del alcance de las vacunas que previenen la neumonía y el rotavirus, y podremos asistir a una caída más pronunciada aún de la mortalidad infantil en el mundo más pobre.
Así las cosas, ¿qué nos depara el futuro? Niños más sanos, lo que conlleva familias más pequeñas y facilita un mundo donde las familias -y los países- puedan prosperar. Pero para ello se necesita el compromiso que asegure que los instrumentos que tenemos estén al alcance de todos los que los necesitan, e invertir en la creación de los nuevos instrumentos que los pobres del mundo necesitan desesperadamente.