Todo parece recordar a una película de misterio, pero es la cruda realidad: unos documentos clasificados sobre un tratado de libre comercio ―conocido como TTIP― entre la Unión Europea y los Estados Unidos permanecen custodiados dentro de una caja fuerte en una sala secreta de seis metros cuadrados ubicada en una de las dependencias del Parlamento Europeo. Solamente se ha podido conocer parte de estos documentos gracias a la filtración que se produjo mediante la plataforma Filtrala.org (el wikileaks español) en junio del año pasado, en la que se revelaban parte de las negociaciones. Los eurodiputados son los únicos que disponen de acceso limitado a esta sala ―hasta hace poco, solo lo tenían 150 de ellos―, donde se pueden consultar los documentos durante apenas dos horas y bajo una vigilancia permanente. El eurodiputado español Ernest Urtasun (ICV) ha relatado su desagradable experiencia al acceder a la reading room y consultar los papeles, para lo que tuvo que desprenderse incluso de su bolígrafo y firmar un acuerdo de confidencialidad de 14 páginas. El negociador por parte de la Unión Europea, Ignacio García Bercero, asegura que los documentos relacionados con las negociaciones estarán cerrados durante 30 años. El 92 % de las reuniones que la Comisión ha celebrado a puerta cerrada han sido con lobbies empresariales. Los medios, por su parte, apenas dan relevancia a la opacidad con la que se está gestionando el proceso de negociación, por lo que no existe un debate público acerca de las ventajas y los inconvenientes del TTIP a pesar de las profundas consecuencias que pueda tener en nuestras vidas. Parece una película de conspiraciones, pero es lo que está sucediendo ahora mismo. ¿Por qué hay tanto secretismo y oscurantismo en torno al TTIP? ¿Qué es lo que contienen estos documentos?
El Acuerdo Transatlántico para el Comercio e Inversión (conocido por sus siglas en inglés, TTIP) es un tratado entre la UE y los EEUU actualmente en proceso de negociación para tratar de instaurar el mayor mercado libre del mundo entre ambos bloques económicos. Sus dos principales objetivos son eliminar las barreras arancelarias y armonizar la regulación relativa a su circulación. Es decir, homogeneizar (a la baja) aquellas leyes de protección social, laboral o medioambiental que puedan obstaculizar el comercio libre entre los distintos marcos normativos. Algunos de los puntos más conflictivos que se están debatiendo y negociando son la posible entrada de productos transgénicos a la UE, la expansión del fracking, la regulación de los derechos laborales o los efectos en el sector sanitario. En las viñetas creadas por los Amigos de la Tierra, se resumen algunas de las peores posibles consecuencias de la implantación del TTIP.
Me parece inadmisible que en los tiempos que corren se esté negociando en Bruselas un tratado de tal relevancia con tanta opacidad y de espaldas a una ciudadanía que cada vez tiene más motivos para desconfiar de las instituciones europeas. La transparencia y la información de lo que se debate en los parlamentos deberían ser dos de los pilares fundamentales de una verdadera democracia. Ante el secretismo del tratado, numerosas organizaciones e iniciativas como Stop TTIP, ATTAC o Ecologistas en Acción han hecho un llamamiento para participar este 18 de abril en la jornada internacional de protesta contra el TTIP (el Día Global de Acción) con el fin de detener los acuerdos de libre comercio e inversiones. Entre los eurodiputados más críticos con el tratado se encuentran Marina Albiol (IU), Lola Sánchez (Podemos) o Florent Marcellesi (Equo), quienes han participado en este vídeo alertando sobre los peligros del TTIP y animando a que la gente se movilice el sábado en las calles. Porque el mejor antídoto contra el TTIP es precisamente alertar e informar a la ciudadanía de las posibles consecuencias del tratado. Como dijo Susan George, una de las cabezas más conocidas en la lucha contra el TTIP, al que bautizó como el «tratado vampiro», «Si sacamos el vampiro a la luz del día, retrocede y se muere».
Blog: reaccionando.org
El Acuerdo Transatlántico para el Comercio e Inversión (conocido por sus siglas en inglés, TTIP) es un tratado entre la UE y los EEUU actualmente en proceso de negociación para tratar de instaurar el mayor mercado libre del mundo entre ambos bloques económicos. Sus dos principales objetivos son eliminar las barreras arancelarias y armonizar la regulación relativa a su circulación. Es decir, homogeneizar (a la baja) aquellas leyes de protección social, laboral o medioambiental que puedan obstaculizar el comercio libre entre los distintos marcos normativos. Algunos de los puntos más conflictivos que se están debatiendo y negociando son la posible entrada de productos transgénicos a la UE, la expansión del fracking, la regulación de los derechos laborales o los efectos en el sector sanitario. En las viñetas creadas por los Amigos de la Tierra, se resumen algunas de las peores posibles consecuencias de la implantación del TTIP.
Me parece inadmisible que en los tiempos que corren se esté negociando en Bruselas un tratado de tal relevancia con tanta opacidad y de espaldas a una ciudadanía que cada vez tiene más motivos para desconfiar de las instituciones europeas. La transparencia y la información de lo que se debate en los parlamentos deberían ser dos de los pilares fundamentales de una verdadera democracia. Ante el secretismo del tratado, numerosas organizaciones e iniciativas como Stop TTIP, ATTAC o Ecologistas en Acción han hecho un llamamiento para participar este 18 de abril en la jornada internacional de protesta contra el TTIP (el Día Global de Acción) con el fin de detener los acuerdos de libre comercio e inversiones. Entre los eurodiputados más críticos con el tratado se encuentran Marina Albiol (IU), Lola Sánchez (Podemos) o Florent Marcellesi (Equo), quienes han participado en este vídeo alertando sobre los peligros del TTIP y animando a que la gente se movilice el sábado en las calles. Porque el mejor antídoto contra el TTIP es precisamente alertar e informar a la ciudadanía de las posibles consecuencias del tratado. Como dijo Susan George, una de las cabezas más conocidas en la lucha contra el TTIP, al que bautizó como el «tratado vampiro», «Si sacamos el vampiro a la luz del día, retrocede y se muere».
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