El 7 de mayo, a eso de las diez de la noche, el destino de Gran Bretaña estará sellado. El viernes me tendréis a mí o a Ed Miliband como primer ministro. De esa elección surgen dos direcciones completamente diferentes para el futuro de Gran Bretaña y de vuestras familias.
Pido cinco años más para asegurar nuestra economía, para que más personas consigan trabajo, para que más jóvenes sigan formándose, para que más parejas tengan casa propia, para que más pensionistas se sientan seguros y con dignidad.
El plan a largo plazo que hemos estado elaborando consiste en mejorar la vida de la gente. El mundo nos mira ahora y se impresiona del progreso que hemos logrado juntos, pasando de una economía al límite al crecimiento económico más rápido del mundo desarrollado durante el último año. Hay dos millones de empleos más; durante nuestro mandato, cada día mil personas han conseguido trabajo.
Se trata de datos indiscutibles. ¿Estoy diciendo que todo va bien? En absoluto. Aún hay mucho por hacer. Estoy decidido a volver a mi despacho para que desde el primer día podamos reducir los impuestos a 30 millones de trabajadores, para que los que menos cobran no paguen impuestos, para financiar tres millones más de ciclos formativos, para construir 200.000 hogares para jóvenes, para aumentar los fondos y el personal de nuestro sistema sanitario.
Ese es el motivo por el que he ido a todos los puntos del país a defender mi argumento, para cumplir esta misión y salvar nuestro país. Si no, con Ed Miliband como primer ministro, el viernes Reino Unido sería otro.
En los últimos cinco años me he enfrentado a él en los debates. Y a medida que nuestra economía ha ido creciendo, que se han ido creando trabajos, se ha quedado sin poder decir nada. El impresionante cambio de rumbo nacional no encaja en su historia. Pensaba que nuestra economía seguiría en recesión, pero el crecimiento ha superado las expectativas. Pensaba que se perderían un millón de trabajos, y en cambio hemos creado un millón de empleos. Se ha equivocado una y otra vez. Cuando le escucho atacar a este Gobierno y lo que estamos haciendo para arreglar el desastre que dejó el Partido Laborista, se me viene a la mente la imagen de un bombero que se pone a apagar un fuego al lado del pirómano que lo provocó, que lo critica por el trabajo que está haciendo.
Porque lo cierto es que los laboristas contribuyeron al destrozo de nuestra economía y volverían a hacer lo mismo. Sus planes no suman. Quieren pedir prestado más dinero del que nos podemos permitir. Quieren subir los impuestos e irían a buscarlos a vuestros bolsillos -no sólo a los de los súper ricos, eso no sería suficiente; también a los de las familias que se ganan el dinero con mucho esfuerzo-. Y quieren acumular más deuda de la que nuestros hijos y nietos podrán llegar a devolver.
Si a Miliband lo asiste el Partido Nacional Escocés (SNP) -lo cual es inevitable, diga lo que diga-, presenciaríamos un caos total y absoluto en el Gobierno. Cada vez que hubiera una votación en la Cámara de los Comunes, el SNP atacaría exigiendo más préstamos y más impuestos para el Estado del bienestar.
Esta es la decisión, simple e inevitable: o me elegís a mí para dirigir un Gobierno estable y fuerte u os quedáis con Ed Miliband y el caos del chantaje del SNP.
Vuestro voto puede marcar y marcará la diferencia. Está muy reñido. No hay lugar para el voto protesta, ni para votar a partidos minoritarios, a menos que queráis que Ed Miliband llegue a primer ministro. Un voto para los liberaldemócratas es un voto por Ed Miliband. Un voto por cualquier partido que no sea el Conservador arriesga el futuro de Gran Bretaña y frena su recuperación económica. Por tanto, cuando vayáis a las urnas, haceos esta pregunta: ¿Quién llevará a nuestro país en la buena dirección a largo plazo: los que ayudaron a arreglar la economía o los que la destrozaron?
El futuro de Gran Bretaña pende de un hilo. Sería una tragedia tirar por tierra todo el trabajo de los cinco últimos años y volver a la casilla de salida. Juntos podemos seguir reforzando nuestra economía, creando más puestos de trabajo, invirtiendo en nuestra sanidad, dando a más jóvenes la oportunidad de triunfar en la vida. Todo esto está a nuestro alcance. Estamos a punto de que en nuestro país ocurra algo realmente especial.
El futuro puede brillar más, pero sólo si nos ceñimos al plan y si Reino Unido vota al Partido Conservador.
Este blog apareció por primera vez en la cuenta de Facebook oficial de David Cameron y se puede leer aquí.
El post fue publicado anteriormente en la edición británica de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano
Pido cinco años más para asegurar nuestra economía, para que más personas consigan trabajo, para que más jóvenes sigan formándose, para que más parejas tengan casa propia, para que más pensionistas se sientan seguros y con dignidad.
El plan a largo plazo que hemos estado elaborando consiste en mejorar la vida de la gente. El mundo nos mira ahora y se impresiona del progreso que hemos logrado juntos, pasando de una economía al límite al crecimiento económico más rápido del mundo desarrollado durante el último año. Hay dos millones de empleos más; durante nuestro mandato, cada día mil personas han conseguido trabajo.
Se trata de datos indiscutibles. ¿Estoy diciendo que todo va bien? En absoluto. Aún hay mucho por hacer. Estoy decidido a volver a mi despacho para que desde el primer día podamos reducir los impuestos a 30 millones de trabajadores, para que los que menos cobran no paguen impuestos, para financiar tres millones más de ciclos formativos, para construir 200.000 hogares para jóvenes, para aumentar los fondos y el personal de nuestro sistema sanitario.
Ese es el motivo por el que he ido a todos los puntos del país a defender mi argumento, para cumplir esta misión y salvar nuestro país. Si no, con Ed Miliband como primer ministro, el viernes Reino Unido sería otro.
En los últimos cinco años me he enfrentado a él en los debates. Y a medida que nuestra economía ha ido creciendo, que se han ido creando trabajos, se ha quedado sin poder decir nada. El impresionante cambio de rumbo nacional no encaja en su historia. Pensaba que nuestra economía seguiría en recesión, pero el crecimiento ha superado las expectativas. Pensaba que se perderían un millón de trabajos, y en cambio hemos creado un millón de empleos. Se ha equivocado una y otra vez. Cuando le escucho atacar a este Gobierno y lo que estamos haciendo para arreglar el desastre que dejó el Partido Laborista, se me viene a la mente la imagen de un bombero que se pone a apagar un fuego al lado del pirómano que lo provocó, que lo critica por el trabajo que está haciendo.
Porque lo cierto es que los laboristas contribuyeron al destrozo de nuestra economía y volverían a hacer lo mismo. Sus planes no suman. Quieren pedir prestado más dinero del que nos podemos permitir. Quieren subir los impuestos e irían a buscarlos a vuestros bolsillos -no sólo a los de los súper ricos, eso no sería suficiente; también a los de las familias que se ganan el dinero con mucho esfuerzo-. Y quieren acumular más deuda de la que nuestros hijos y nietos podrán llegar a devolver.
Si a Miliband lo asiste el Partido Nacional Escocés (SNP) -lo cual es inevitable, diga lo que diga-, presenciaríamos un caos total y absoluto en el Gobierno. Cada vez que hubiera una votación en la Cámara de los Comunes, el SNP atacaría exigiendo más préstamos y más impuestos para el Estado del bienestar.
Esta es la decisión, simple e inevitable: o me elegís a mí para dirigir un Gobierno estable y fuerte u os quedáis con Ed Miliband y el caos del chantaje del SNP.
Vuestro voto puede marcar y marcará la diferencia. Está muy reñido. No hay lugar para el voto protesta, ni para votar a partidos minoritarios, a menos que queráis que Ed Miliband llegue a primer ministro. Un voto para los liberaldemócratas es un voto por Ed Miliband. Un voto por cualquier partido que no sea el Conservador arriesga el futuro de Gran Bretaña y frena su recuperación económica. Por tanto, cuando vayáis a las urnas, haceos esta pregunta: ¿Quién llevará a nuestro país en la buena dirección a largo plazo: los que ayudaron a arreglar la economía o los que la destrozaron?
El futuro de Gran Bretaña pende de un hilo. Sería una tragedia tirar por tierra todo el trabajo de los cinco últimos años y volver a la casilla de salida. Juntos podemos seguir reforzando nuestra economía, creando más puestos de trabajo, invirtiendo en nuestra sanidad, dando a más jóvenes la oportunidad de triunfar en la vida. Todo esto está a nuestro alcance. Estamos a punto de que en nuestro país ocurra algo realmente especial.
El futuro puede brillar más, pero sólo si nos ceñimos al plan y si Reino Unido vota al Partido Conservador.
Este blog apareció por primera vez en la cuenta de Facebook oficial de David Cameron y se puede leer aquí.
El post fue publicado anteriormente en la edición británica de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano