Después de varios días de proyecciones en Documenta Madrid del documental Robles, duelo al sol, he recibido muchas y muy diferentes lecturas del público asistente. Una de las percepciones que más han impresionado a la audiencia es cómo fue silenciado el asesinato de José Robles y todos los silencios históricos que trasmitía la película.
Durante la investigación, llamó mucho nuestra atención la escasa documentación que podía atestiguar su puesto en la oficina de prensa del Ministerio del Ejercito como jefe de relaciones internacionales con la prensa que llegó a ostentar José Robles.
Sólo después de consultar el archivo que custodia la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, pudimos articular algunas piezas, ya que en él se guardaba la entrevista publicada por el periódico Baltimore Sun, que recoge las declaraciones de José Robles, profesor de la Universidad Johns Hopkins, "recién nombrado responsable" de ese puesto.
¿Pero cómo pudo Robles citar en su entrevista temas estratégicos para el Gobierno sin pasar la censura? Tal y como cita el investigador y novelista Robert Roper en el documental, todos los periodistas de prensa extranjera, hasta los más importantes, tenían que someter sus crónicas a la censura.
La hipótesis más plausible es que José Robles estaba dentro del aparato del propaganda del Gobierno y, como tal, no tenía que pasar el filtro censor.
¿Entonces, quién le pudo hacer esa entrevista?. En aquel momento, la agencia oficial, predecesora de la Agencia EFE, fue la agencia de noticias Fabra, que tenía acuerdos suscritos para cubrir información con grandes periódicos internacionales y para otras agencias internacionales.
¿Quién de su entorno podía trabajar en Fabra y dominar el inglés escrito a la perfección?. José Robles, tal y como se plantea en el documental, era muy amigo de Juan Andrade, coeditor de la Editorial Cenit, que llegó a ser considerado troskista por el aparato comunista que aterrizó en España. Cenit fue la editorial que publicó la edición en español de la novela de John Dos Passos, Manhattan Transfer, traducida por José Robles.
Juan Andrade estaba casado con María Teresa García Banús, sobrina del pintor Sorolla que había estudiado en el Vassar College en el Estado de Nueva York y cuyo dominio del inglés la llevó a trabajar a partir de 1928 en Fabra y en Internews. Desde Fabra cubría información en inglés para Asociated Press y para United Press. Muy probablemente, María Teresa García Banús entrevistó a su amigo José Robles en los primeros meses de la guerra civil, cuando el control mediático no era férreo, y poco antes de que la Agencia cesara su actividad. Pero el artículo no lleva la rúbrica de María Teresa, simplemente el de la Agencia.
Rafael Jiménez Siles, Juan Andrade, María Teresa García Banús, José Robles Pazos, Márgara Fernández Villegas, Graco Marsá, mantenían una estrecha relación, porque de una manera u otra trabajaban, colaboraban o publicaban en la Editorial Cenit, en la que también publicaba Julio Álvarez del Vayo, primero periodista y más tarde ministro de Estado, que también pertenecía a ese grupo de amigos.
Otro silencio importante que se devela en el documental es el del hermano de José Robles, Ramón Robles Pazos. Según una carta manuscrita y anónima encontrada en la casa de su hermana, María Robles Pazos, "Pepe ayudó a su hermano cuando estaba en la cárcel". En aquel momento, José Robles trabajaba para el Ministerio de la Guerra, y su hermano Ramón fue hecho preso y encarcelado en la cárcel Modelo, ubicada hasta su destrucción en los terrenos que hoy ocupa en Moncloa el Ministerio del Aire.
Ramón Robles ingresó en la cárcel en el mismo momento histórico en el que se estaban llevando de la cárcel Modelo a muchísimos presos para terminar con sus vidas en Paracuellos del Jarama. Gracias a la intercesión de su hermano, Ramón pudo salvar su vida.
Después de analizar la historia de los dos hermanos y de reflexionar sobre las declaraciones de su hija Carmen Robles Segura en el documental, creo que Ramón debió sufrir mucho, una vez que se conoció oficialmente la muerte de su hermano. Creo que el dolor que sufrió Ramón, en un caso con final trágico como este, sólo lo pudo tapar con silencio dentro de la familia, para evitar cualquier desliz, o cualquier represalia externa, tal y como hicieron tantas familias durante la guerra civil y durante la posterior represión franquista. El silencio como instinto de protección.
El silencio más explícito dentro de Robles, duelo al sol, es sin duda el de la propia represión del aparato soviético instalado en España durante la guerra civil, contra la población y contra todos aquellas personas que no les interesaban, como es el caso de José Robles. En ese mismo momento histórico, se estaban produciendo en la Unión Soviética las purgas estalinistas, que se hicieron extensivas a nuestro país, el territorio que querían dominar.
Algunos de los espectadores del documental me comentaban a la salida cómo estaban asombrados de que la versión oficial que se nos han trasmitido desde niños sobre la guerra civil obviara explícitamente las interferencias del 'aparato' ruso en nuestra política local.
El silencio más doloroso, sin duda, fue el de John Dos Passos, que evita decir o escribir nada hasta 1939, cuando la viuda y la hija de José Robles inician su exilio hacia México. En ese momento es cuando John Dos Passos considera que ya puede escribir sobre el injusto asesinato de su amigo.
Pero los silencios todavía hoy persisten. ¿Quién tiene la responsabilidad política e histórica de que el silencio se haya perpetuado en nuestra sociedad, en las familias, generación tras generación, más allá del los momentos trágicos? Es hora de que se rompa ese muro de silencios.
Durante la investigación, llamó mucho nuestra atención la escasa documentación que podía atestiguar su puesto en la oficina de prensa del Ministerio del Ejercito como jefe de relaciones internacionales con la prensa que llegó a ostentar José Robles.
Sólo después de consultar el archivo que custodia la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, pudimos articular algunas piezas, ya que en él se guardaba la entrevista publicada por el periódico Baltimore Sun, que recoge las declaraciones de José Robles, profesor de la Universidad Johns Hopkins, "recién nombrado responsable" de ese puesto.
¿Pero cómo pudo Robles citar en su entrevista temas estratégicos para el Gobierno sin pasar la censura? Tal y como cita el investigador y novelista Robert Roper en el documental, todos los periodistas de prensa extranjera, hasta los más importantes, tenían que someter sus crónicas a la censura.
La hipótesis más plausible es que José Robles estaba dentro del aparato del propaganda del Gobierno y, como tal, no tenía que pasar el filtro censor.
¿Entonces, quién le pudo hacer esa entrevista?. En aquel momento, la agencia oficial, predecesora de la Agencia EFE, fue la agencia de noticias Fabra, que tenía acuerdos suscritos para cubrir información con grandes periódicos internacionales y para otras agencias internacionales.
¿Quién de su entorno podía trabajar en Fabra y dominar el inglés escrito a la perfección?. José Robles, tal y como se plantea en el documental, era muy amigo de Juan Andrade, coeditor de la Editorial Cenit, que llegó a ser considerado troskista por el aparato comunista que aterrizó en España. Cenit fue la editorial que publicó la edición en español de la novela de John Dos Passos, Manhattan Transfer, traducida por José Robles.
Juan Andrade estaba casado con María Teresa García Banús, sobrina del pintor Sorolla que había estudiado en el Vassar College en el Estado de Nueva York y cuyo dominio del inglés la llevó a trabajar a partir de 1928 en Fabra y en Internews. Desde Fabra cubría información en inglés para Asociated Press y para United Press. Muy probablemente, María Teresa García Banús entrevistó a su amigo José Robles en los primeros meses de la guerra civil, cuando el control mediático no era férreo, y poco antes de que la Agencia cesara su actividad. Pero el artículo no lleva la rúbrica de María Teresa, simplemente el de la Agencia.
Rafael Jiménez Siles, Juan Andrade, María Teresa García Banús, José Robles Pazos, Márgara Fernández Villegas, Graco Marsá, mantenían una estrecha relación, porque de una manera u otra trabajaban, colaboraban o publicaban en la Editorial Cenit, en la que también publicaba Julio Álvarez del Vayo, primero periodista y más tarde ministro de Estado, que también pertenecía a ese grupo de amigos.
Otro silencio importante que se devela en el documental es el del hermano de José Robles, Ramón Robles Pazos. Según una carta manuscrita y anónima encontrada en la casa de su hermana, María Robles Pazos, "Pepe ayudó a su hermano cuando estaba en la cárcel". En aquel momento, José Robles trabajaba para el Ministerio de la Guerra, y su hermano Ramón fue hecho preso y encarcelado en la cárcel Modelo, ubicada hasta su destrucción en los terrenos que hoy ocupa en Moncloa el Ministerio del Aire.
Ramón Robles ingresó en la cárcel en el mismo momento histórico en el que se estaban llevando de la cárcel Modelo a muchísimos presos para terminar con sus vidas en Paracuellos del Jarama. Gracias a la intercesión de su hermano, Ramón pudo salvar su vida.
Después de analizar la historia de los dos hermanos y de reflexionar sobre las declaraciones de su hija Carmen Robles Segura en el documental, creo que Ramón debió sufrir mucho, una vez que se conoció oficialmente la muerte de su hermano. Creo que el dolor que sufrió Ramón, en un caso con final trágico como este, sólo lo pudo tapar con silencio dentro de la familia, para evitar cualquier desliz, o cualquier represalia externa, tal y como hicieron tantas familias durante la guerra civil y durante la posterior represión franquista. El silencio como instinto de protección.
El silencio más explícito dentro de Robles, duelo al sol, es sin duda el de la propia represión del aparato soviético instalado en España durante la guerra civil, contra la población y contra todos aquellas personas que no les interesaban, como es el caso de José Robles. En ese mismo momento histórico, se estaban produciendo en la Unión Soviética las purgas estalinistas, que se hicieron extensivas a nuestro país, el territorio que querían dominar.
Algunos de los espectadores del documental me comentaban a la salida cómo estaban asombrados de que la versión oficial que se nos han trasmitido desde niños sobre la guerra civil obviara explícitamente las interferencias del 'aparato' ruso en nuestra política local.
El silencio más doloroso, sin duda, fue el de John Dos Passos, que evita decir o escribir nada hasta 1939, cuando la viuda y la hija de José Robles inician su exilio hacia México. En ese momento es cuando John Dos Passos considera que ya puede escribir sobre el injusto asesinato de su amigo.
Pero los silencios todavía hoy persisten. ¿Quién tiene la responsabilidad política e histórica de que el silencio se haya perpetuado en nuestra sociedad, en las familias, generación tras generación, más allá del los momentos trágicos? Es hora de que se rompa ese muro de silencios.