1. Practica con tus historias favoritas
Escribir una historia de ficción desde cero es un reto que a muchos aspirantes se les hace cuesta arriba. Tanto que la mayoría de ellos tiran la toalla al no conseguir encontrar ese algo único sobre lo que escribir. La realidad es que dar con una idea buena, original y única es... casi imposible. Y es que lo de que hace tiempo que ya está todo inventado es bastante cierto. A veces resulta más productivo centrarse en algo sencillo, que se parezca a otras cosas, y esforzarse en el cómo contarlo, que es lo que puede marcar la diferencia. Un primer paso, a modo de ensayo, puede ser tomar prestada la trama de un libro que te haya gustado mucho, o una peli o serie. Puedes adueñarte temporalmente de sus personajes, del mundo en el que se mueven e inventar una nueva trama para ellos. Quizás una historia en la que el chico al final no consigue a la chica, o una en la que han pasado dos mil años y han despertado en el futuro. El caso es que al manejarte con unos personajes conocidos o una trama que ya has recorrido te será muy fácil llenas las páginas. Por ejemplo, ¿a qué podrías imaginarte un capítulo de Friends diez años después? Pues dale a la tecla y súbelo después a la web fanfiction.net. Hay millones de personas reinventando historias, y muchas de ellas hasta terminan publicadas en papel.
2. Dibuja
Puede que te suene raro, pero un buen modo de empezar a escribir es dibujando. No hace falta que seas Dalí; con que te defiendas haciendo garabatos con forma de chico o chica, suficiente. Y es que lo de dibujar viene muy bien para construir personajes, por ejemplo; así te haces una imagen más viva de ellos en la cabeza. Dibuja si son altos o bajos, el peinado que llevan, el estilo de ropa que visten y todas esas cosas que los caracterizan. Escribe su nombre en el encabezado del dibujo, y una especie de nube de tags con palabras que les definan a su alrededor. Así, cuando te pongas a escribir la historia que protagonizan, no te entrará ninguna duda de cómo se van a comportar. También puedes probar a dibujar el mundo en el que se mueven. Por ejemplo, si tu historia ocurre en un lugar como La Tierra Media, puedes probar a hacer un mapa, o dibujar los paisajes. Y si tus personajes se pasan las páginas en ciudades, barrios, casas u otros lugares que existen y conoces, dibújalos también. Te vendrá genial tener una referencia visual de esos espacios delante de ti mientras escribes para llenar las páginas de detalles.
3. Escribe en las redes sociales
Internet tiene su propio lenguaje, y cada red social su dialecto. Por ejemplo, los ciento cuarenta caracteres de Twitter han demostrado que el ingenio no tiene límites. Gracias a la red social del pájaro, los chistes han dejado de ser los de Jaimito, y ahora tenemos a personajes como Dios Tuitero o Kim Jong-un que nos sacan un par de carcajadas diarias. En Twitter también hay espacio para frases cargadas de sentimientos, como las de los Tuitpoetas que atraen a miles de seguidores. Y es que lo de Twitter no están tan lejos de lo que hizo Monterroso con su famoso microrrelato El dinosaurio ("Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí"), que no llega a ocupar ni 140 caracteres. El caso es que puedes aprovechar esta red para desarrollar tu escritura creativa. Sigue a los mejores dentro del género en el que te quieres mover, aprende de ellos, encuentra tu estilo personal y ponlo en práctica tuiteando. Prueba también en Facebook, en el que incluso puedes escribir notas, o en Instagram, donde una imagen le puede dar más fuerza a lo que escribas. El caso es que te enfrentes con los nuevos medios y con su característica principal: el feedback. ¡Échale valor y al toro!
4. Escribe un diario
Sí, uno como esos que escribías de adolescente y guardabas al fondo del cajón con un candado que tu hermano pequeño sabía perfectamente cómo abrir. Bueno, igual el de ahora no tiene que tener las hojas perfumadas... En cualquier caso, lo importante es que te vuelvas a poner en contacto con el papel, que si eres de los que fue a EGB, hará tiempo que no te plantas delante de algo que no sea táctil a escribir. La realidad es que en un cuaderno las cosas se ven más claras. ¿Y sobre qué escribir? Pues sobre lo mismo que escribías cuando el acné era uno de tus grandes temores: tu día a día. Igual al principio te parece que no tiene mucha chica eso de recoger por escrito las cosas que has hecho, y más si eres de los que tienen una rutina diaria. Pero seguro que con el paso de los días tu cabeza empieza a añadir frases sobre lo que significan esas cosas que estás haciendo cada día, y te atreves a escribirlas. Y seguro que ya no son cosas como fulanita o fulanita está por mí. Ahora eres mayor y lo que se te pasa por la cabeza suele tener mucha más importancia. ¡A escribirlo!
5. Entrena los diálogos
Una de las cosas más difíciles de aprender (y de enseñar) es lo de cómo escribir diálogos. Y es que poner por escrito lo que está pensado para salir por la boca es todo un reto que, a menudo, se pierde. Frases que no suenan de un modo natural, que quedan largas, o demasiada literarias, suelen ser algunos de los errores más frecuentes. Y es que para escribir diálogos que se escuchen reales al leerlos lo primero que hay que hacer es asumir que los diálogos en la ficción no son reales. Es decir, suenan reales, pero en realidad no lo son. Hay un código particular cuando hablan los personajes de un libro o una película que todos hemos aprendido desde niños y que asumimos como natural, pero eso no quiere decir que en la vida real se hable así... En donde se habla así es en el doblaje.
El caso es que tienes un par de opciones para trabajar con los diálogos. Una puede ser elegir a una persona real, de tu entorno, y escucharla como si fueras una grabadora. Escribe sus expresiones particulares, la cadencia con las que dice las palabras... Con el tiempo te habrás convertido en su ventrílocuo, y podrás aplicar su lenguaje a alguno de los personajes de tus historias. Y otra opción es que te pongas una serie o una peli y te fijes en cómo hablan sus personajes, que si está bien hecha cada uno lo hará de una manera diferente. Puedes imaginarte un grupo de Whatsapp imaginario entre sus personajes y ensayar sus diálogos. La cosa es que tengas claro que para escribir diálogos debes tener oído narrativo, y eso hay que entrenarlo.
6. Prohíbete escribir
Una de las primeras cosas que hacen los terapeutas de pareja cuando reciben en sus consultas a uno de esos matrimonios que se quieren, pero que ya no se tocan mucho, es prohibirles justo eso que ya no hacen. Los más conductistas de todos les hacen firmar un contrato en el que dejan constancia de que hasta la siguiente sesión no podrán tener relaciones sexuales con su cónyuge, bajo ninguna circunstancia. ¿Y qué es lo que hacen entonces la mayoría de las parejas? Pasarse la semana dale que te pego. Nada como que te prohíban algo para que te apetezca hacerlo. ¡Pues aplícate lo mismo con la escritura! Te va a venir fenomenal, sobre todo si eres de los que empiezan mil historias que nunca terminan. Prohíbete escribir durante unos días, una semana, dos, o hasta un mes. Durante ese tiempo, nada, ni una línea. Ya verás como cuando se te acabe el periodo de prohibición te entran unas ganas locas de rellenar páginas. Y lo mejor es que tendrás con qué llenarlas, que has tenido un tiempo para pensarlo y muchas ganas acumuladas. Lo dicen los terapeutas de pareja: la espera aumenta el deseo.
7. Encuentra tu voz
Una de las cosas más difíciles de encontrar para los escritores es la voz. Es un sonido particular que se escucha con la lectura de un texto, y es justo lo que te puede ayudar a ser único como escritor. Y es que seguro que no suena igual en tu cabeza una columna de Elvira Lindo que una de Manuel Rivas, incluso aunque traten sobre el mismo tema. Eso es porque cada uno de ellos tiene su propia voz. Y ahora te estarás preguntando si tú tienes tu propia voz como escritor... Bueno, pues igual sí o igual no, pero lo que sí debes saber es que eso de la voz se tiene más claro a medida que se va haciendo callo. Mientras la encuentras, puedes practicar con la voz de otros, a ver qué tal te queda. Al igual que puedes apropiarte temporalmente de los personajes o el mundo de una historia de ficción, puedes sacarle partido a la voz de un escritor o escritora con la que te sientas identificado. Analiza su estilo, eso que los hace particularmente atractivos, y pon su voz en tus dedos, como cuando empiezas a tocar la guitarra y haces covers de canciones de grupos que te gustan. Con el tiempo, seguro que empiezas a desprenderte de lo que no va contigo y encuentras tu voz particular.
8. Comparte lo que escribes
La mayoría de los escritores son tímidos por naturaleza (no es mi caso, la verdad). Son muchos los que escriben durante años en secreto, sin dejar que nadie lea ni una sola línea. Bueno, pues llega un momento en tu carrera como escritor en el que tienes que responderte a esta pregunta: ¿estoy escribiendo para mí o para mí y mis lectores? Si eres de los segundos, no lo dudes más y comparte lo que escribes. Puedes probar a pasárselo a tu pareja, amigos, o un familiar (intenta que sea objetivo, así que evita a tu madre). Aunque el mejor modo de compartir y obtener una respuesta realmente objetiva es subirlo a Internet, que ahí puede opinar todo el mundo. Puedes abrir un blog, con tu nombre o de un modo anónimo, y moverlo por las redes. O si tienes un espíritu más romántico puedes dejar páginas escritas por ti en el metro con una dirección de mail para que te escriban contándote qué les ha parecido. Hace falta un poco de valor porque igual la respuesta con la que te encuentras es negativa, pero de eso también se puede aprender. Y que eso es lo importante, aprender.
9. Escribe mi nuevo libro
¿Eres de los que siempre han querido escribir pero cuando te pones delante de un papel en blanco te quedas... en blanco? Pues eso tiene remedio. Lo único que necesitas es un buen reto que saque la creatividad que tienes dentro. ¿Qué digo uno? Aquí tienes 78 retos creativos para escribir, dibujar, pensar, crear... Cosas que te ayuden a llenar páginas, como las que has leído en este post, son las que te vas a encontrar en este libro-cuaderno que publica Espasa el 19 de mayo. También sale en catalán, de la mano de FanBooks.
Coge un boli y ponte las pilas, que este libro lo escribes tú.
Escribir una historia de ficción desde cero es un reto que a muchos aspirantes se les hace cuesta arriba. Tanto que la mayoría de ellos tiran la toalla al no conseguir encontrar ese algo único sobre lo que escribir. La realidad es que dar con una idea buena, original y única es... casi imposible. Y es que lo de que hace tiempo que ya está todo inventado es bastante cierto. A veces resulta más productivo centrarse en algo sencillo, que se parezca a otras cosas, y esforzarse en el cómo contarlo, que es lo que puede marcar la diferencia. Un primer paso, a modo de ensayo, puede ser tomar prestada la trama de un libro que te haya gustado mucho, o una peli o serie. Puedes adueñarte temporalmente de sus personajes, del mundo en el que se mueven e inventar una nueva trama para ellos. Quizás una historia en la que el chico al final no consigue a la chica, o una en la que han pasado dos mil años y han despertado en el futuro. El caso es que al manejarte con unos personajes conocidos o una trama que ya has recorrido te será muy fácil llenas las páginas. Por ejemplo, ¿a qué podrías imaginarte un capítulo de Friends diez años después? Pues dale a la tecla y súbelo después a la web fanfiction.net. Hay millones de personas reinventando historias, y muchas de ellas hasta terminan publicadas en papel.
2. Dibuja
Puede que te suene raro, pero un buen modo de empezar a escribir es dibujando. No hace falta que seas Dalí; con que te defiendas haciendo garabatos con forma de chico o chica, suficiente. Y es que lo de dibujar viene muy bien para construir personajes, por ejemplo; así te haces una imagen más viva de ellos en la cabeza. Dibuja si son altos o bajos, el peinado que llevan, el estilo de ropa que visten y todas esas cosas que los caracterizan. Escribe su nombre en el encabezado del dibujo, y una especie de nube de tags con palabras que les definan a su alrededor. Así, cuando te pongas a escribir la historia que protagonizan, no te entrará ninguna duda de cómo se van a comportar. También puedes probar a dibujar el mundo en el que se mueven. Por ejemplo, si tu historia ocurre en un lugar como La Tierra Media, puedes probar a hacer un mapa, o dibujar los paisajes. Y si tus personajes se pasan las páginas en ciudades, barrios, casas u otros lugares que existen y conoces, dibújalos también. Te vendrá genial tener una referencia visual de esos espacios delante de ti mientras escribes para llenar las páginas de detalles.
3. Escribe en las redes sociales
Internet tiene su propio lenguaje, y cada red social su dialecto. Por ejemplo, los ciento cuarenta caracteres de Twitter han demostrado que el ingenio no tiene límites. Gracias a la red social del pájaro, los chistes han dejado de ser los de Jaimito, y ahora tenemos a personajes como Dios Tuitero o Kim Jong-un que nos sacan un par de carcajadas diarias. En Twitter también hay espacio para frases cargadas de sentimientos, como las de los Tuitpoetas que atraen a miles de seguidores. Y es que lo de Twitter no están tan lejos de lo que hizo Monterroso con su famoso microrrelato El dinosaurio ("Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí"), que no llega a ocupar ni 140 caracteres. El caso es que puedes aprovechar esta red para desarrollar tu escritura creativa. Sigue a los mejores dentro del género en el que te quieres mover, aprende de ellos, encuentra tu estilo personal y ponlo en práctica tuiteando. Prueba también en Facebook, en el que incluso puedes escribir notas, o en Instagram, donde una imagen le puede dar más fuerza a lo que escribas. El caso es que te enfrentes con los nuevos medios y con su característica principal: el feedback. ¡Échale valor y al toro!
4. Escribe un diario
Sí, uno como esos que escribías de adolescente y guardabas al fondo del cajón con un candado que tu hermano pequeño sabía perfectamente cómo abrir. Bueno, igual el de ahora no tiene que tener las hojas perfumadas... En cualquier caso, lo importante es que te vuelvas a poner en contacto con el papel, que si eres de los que fue a EGB, hará tiempo que no te plantas delante de algo que no sea táctil a escribir. La realidad es que en un cuaderno las cosas se ven más claras. ¿Y sobre qué escribir? Pues sobre lo mismo que escribías cuando el acné era uno de tus grandes temores: tu día a día. Igual al principio te parece que no tiene mucha chica eso de recoger por escrito las cosas que has hecho, y más si eres de los que tienen una rutina diaria. Pero seguro que con el paso de los días tu cabeza empieza a añadir frases sobre lo que significan esas cosas que estás haciendo cada día, y te atreves a escribirlas. Y seguro que ya no son cosas como fulanita o fulanita está por mí. Ahora eres mayor y lo que se te pasa por la cabeza suele tener mucha más importancia. ¡A escribirlo!
5. Entrena los diálogos
Una de las cosas más difíciles de aprender (y de enseñar) es lo de cómo escribir diálogos. Y es que poner por escrito lo que está pensado para salir por la boca es todo un reto que, a menudo, se pierde. Frases que no suenan de un modo natural, que quedan largas, o demasiada literarias, suelen ser algunos de los errores más frecuentes. Y es que para escribir diálogos que se escuchen reales al leerlos lo primero que hay que hacer es asumir que los diálogos en la ficción no son reales. Es decir, suenan reales, pero en realidad no lo son. Hay un código particular cuando hablan los personajes de un libro o una película que todos hemos aprendido desde niños y que asumimos como natural, pero eso no quiere decir que en la vida real se hable así... En donde se habla así es en el doblaje.
El caso es que tienes un par de opciones para trabajar con los diálogos. Una puede ser elegir a una persona real, de tu entorno, y escucharla como si fueras una grabadora. Escribe sus expresiones particulares, la cadencia con las que dice las palabras... Con el tiempo te habrás convertido en su ventrílocuo, y podrás aplicar su lenguaje a alguno de los personajes de tus historias. Y otra opción es que te pongas una serie o una peli y te fijes en cómo hablan sus personajes, que si está bien hecha cada uno lo hará de una manera diferente. Puedes imaginarte un grupo de Whatsapp imaginario entre sus personajes y ensayar sus diálogos. La cosa es que tengas claro que para escribir diálogos debes tener oído narrativo, y eso hay que entrenarlo.
6. Prohíbete escribir
Una de las primeras cosas que hacen los terapeutas de pareja cuando reciben en sus consultas a uno de esos matrimonios que se quieren, pero que ya no se tocan mucho, es prohibirles justo eso que ya no hacen. Los más conductistas de todos les hacen firmar un contrato en el que dejan constancia de que hasta la siguiente sesión no podrán tener relaciones sexuales con su cónyuge, bajo ninguna circunstancia. ¿Y qué es lo que hacen entonces la mayoría de las parejas? Pasarse la semana dale que te pego. Nada como que te prohíban algo para que te apetezca hacerlo. ¡Pues aplícate lo mismo con la escritura! Te va a venir fenomenal, sobre todo si eres de los que empiezan mil historias que nunca terminan. Prohíbete escribir durante unos días, una semana, dos, o hasta un mes. Durante ese tiempo, nada, ni una línea. Ya verás como cuando se te acabe el periodo de prohibición te entran unas ganas locas de rellenar páginas. Y lo mejor es que tendrás con qué llenarlas, que has tenido un tiempo para pensarlo y muchas ganas acumuladas. Lo dicen los terapeutas de pareja: la espera aumenta el deseo.
7. Encuentra tu voz
Una de las cosas más difíciles de encontrar para los escritores es la voz. Es un sonido particular que se escucha con la lectura de un texto, y es justo lo que te puede ayudar a ser único como escritor. Y es que seguro que no suena igual en tu cabeza una columna de Elvira Lindo que una de Manuel Rivas, incluso aunque traten sobre el mismo tema. Eso es porque cada uno de ellos tiene su propia voz. Y ahora te estarás preguntando si tú tienes tu propia voz como escritor... Bueno, pues igual sí o igual no, pero lo que sí debes saber es que eso de la voz se tiene más claro a medida que se va haciendo callo. Mientras la encuentras, puedes practicar con la voz de otros, a ver qué tal te queda. Al igual que puedes apropiarte temporalmente de los personajes o el mundo de una historia de ficción, puedes sacarle partido a la voz de un escritor o escritora con la que te sientas identificado. Analiza su estilo, eso que los hace particularmente atractivos, y pon su voz en tus dedos, como cuando empiezas a tocar la guitarra y haces covers de canciones de grupos que te gustan. Con el tiempo, seguro que empiezas a desprenderte de lo que no va contigo y encuentras tu voz particular.
8. Comparte lo que escribes
La mayoría de los escritores son tímidos por naturaleza (no es mi caso, la verdad). Son muchos los que escriben durante años en secreto, sin dejar que nadie lea ni una sola línea. Bueno, pues llega un momento en tu carrera como escritor en el que tienes que responderte a esta pregunta: ¿estoy escribiendo para mí o para mí y mis lectores? Si eres de los segundos, no lo dudes más y comparte lo que escribes. Puedes probar a pasárselo a tu pareja, amigos, o un familiar (intenta que sea objetivo, así que evita a tu madre). Aunque el mejor modo de compartir y obtener una respuesta realmente objetiva es subirlo a Internet, que ahí puede opinar todo el mundo. Puedes abrir un blog, con tu nombre o de un modo anónimo, y moverlo por las redes. O si tienes un espíritu más romántico puedes dejar páginas escritas por ti en el metro con una dirección de mail para que te escriban contándote qué les ha parecido. Hace falta un poco de valor porque igual la respuesta con la que te encuentras es negativa, pero de eso también se puede aprender. Y que eso es lo importante, aprender.
9. Escribe mi nuevo libro
¿Eres de los que siempre han querido escribir pero cuando te pones delante de un papel en blanco te quedas... en blanco? Pues eso tiene remedio. Lo único que necesitas es un buen reto que saque la creatividad que tienes dentro. ¿Qué digo uno? Aquí tienes 78 retos creativos para escribir, dibujar, pensar, crear... Cosas que te ayuden a llenar páginas, como las que has leído en este post, son las que te vas a encontrar en este libro-cuaderno que publica Espasa el 19 de mayo. También sale en catalán, de la mano de FanBooks.
Coge un boli y ponte las pilas, que este libro lo escribes tú.