Existen multitud de causas para el dolor de espalda. Salvo en determinadas circunstancias en las que se ha producido un accidente o se padece una lesión congénita, en la mayoría de los casos, el dolor se debe a una mala postura o a una mala utilización de nuestro propio cuerpo.
Es lógico pensar que las personas, en el mundo moderno en el que nos ha tocado vivir, donde el patrón de movimiento se ha perdido casi por completo, hayamos caído en malos hábitos posturales: pasar muchas horas delante del ordenador, la escasa actividad física en las tareas cotidianas, una mala alimentación... Poco a poco se han ido creando desajustes y desequilibrios en nuestro cuerpo que a medio plazo ya nos pasan factura, en forma de contracturas, lesiones, sobrecargas, etc.
Los hábitos posturales son fundamentales. La curva natural en forma de S de la columna vertebral actúa absorbiendo los golpes de la presión ejercida en las vértebras al caminar, por ejemplo. Cuando estas curvaturas naturales se aplanan o se arquean demasiado, las vértebras y los discos intervertebrales se pueden comprimir, produciendo irritación y dolor en los nervios que nacen de la columna. Por ejemplo, el dolor de ciática.
Los movimientos básicos de la columna vertebral son de flexión, extensión, inclinación y rotación. Si entrenamos en ellos, nos ayudarán a movilizar y humedecer los discos intervertebrales, aportándoles oxígeno y otros nutrientes necesarios para mantenerlos sanos.
Sabemos los beneficios que el entrenamiento con el Método Pilates y la práctica habitual de Yoga genera en nuestro cuerpo. Entre los cambios más notables que se aprecian, encontramos la reeducación postural. Sesión a sesión, práctica a práctica, creamos cambios profundos en la estructura interna del cuerpo, concretamente en la columna, con un claro y evidente reflejo en la colocación externa.
Pilates y yoga no son otra cosa que educación para el movimiento eficiente. A través de diferentes ejercicios y partiendo siempre de una postura corporal correcta, se trabajan cualidades físicas como la fuerza muscular, el equilibrio, la coordinación y la flexibilidad.
Algunos profesionales del yoga además sostienen que el estrés y las cargas emocionales suelen ser la causa del dolor de espalda. En este sentido, la activación del sistema nervioso parasimpático que produce la práctica de yoga, resulta de gran ayuda para relajar los nervios y los músculos profundos que pueden ser la causa del dolor.
Para ir empezando a limpiar nuestra postura, os ofrecemos estos sencillos ejercicios de pilates y posturas de yoga:
1-Swimming: tumbado boca abajo, inhala y levanta al mismo tiempo el brazo derecho y la pierna izquierda; exhala y baja. Cambio a la otra pareja de brazo-pierna. Realiza 10 repeticiones.
2-Gato: observa la colocación de tu columna con sus curvas naturales, inhala. Al exhalar, comienza a redondear la espalda, simulando un gato que se enfada y recoge profundamente el abdomen hacia dentro sintiendo un profundo estiramiento en la región lumbar. Realiza entre 8-10 repeticiones.
3-Cobra: tumbado boca abajo, con las piernas estiradas y el centro abdominal activo, coloca las manos debajo de los hombros, prepara la subida del torso inhalando; al exhalar, levanta el pecho, manteniendo siempre los hombros lejos de las orejas y el cuello alineado con la columna.
4-Puente sobre los hombros: tumbado boca arriba, con las piernas flexionadas al ancho de las caderas, inhala y comienza a subir la pelvis hacia arriba articulando vértebra a vértebra toda la columna; al exhalar, vuelve al suelo en orden apoyando la espalda. Realiza 10 repeticiones.
La conciencia corporal y la atención sobre la postura son claves a la hora de mantener una espalda sana y sin dolores. Simplemente tomando conciencia de la colocación del cuerpo cuando caminas, estás de pie o sentado, al levantarte de la cama o cuando cargas con un objeto pesado, se pueden aliviar, e incluso evitar, muchos dolores de espalda.