Escrito por David Aguado
Sí, engagement, el término de moda que los gurús del management, directivos de empresas y profesionales de la gestión de personas, utilizan como dinamizador de la mejora de la competitividad de sus empresas. Y no me extraña, engagement se refiere al compromiso, a la involucración emocional de los trabajadores para centrarse en crear valor para sus compañías.
Engagement es compromiso
Se entiende que, si una persona está involucrada emocionalmente en su trabajo, estará fuertemente comprometida con él y dará lo mejor de sí misma. La utilización de este enfoque, sin duda, refleja un importante cambio en la concepción del mundo del trabajo, que nada tiene que ver con las líneas de montaje y del fordismo. Hoy en día, en el ideario de los teóricos de la gestión empresarial, el engagement ha reemplazado a la productividad.
Desde este punto de vista, las empresas tratarán de ofrecernos una experiencia de trabajo satisfactoria (como reflejo de las buenas experiencias como consumidores) en la que no hablaremos de nuestro trabajo sino de nuestra carrera profesional. No hablaremos de nuestro rol sino del sentido de nuestro trabajo. Más aún, nuestros colegas de trabajo pasarán a ser amigos.
En definitiva, el concepto del equilibrio entre vida personal y trabajo es reemplazado por la integración de este y la vida (vaya, que estará bien visto que consulte mis cuentas bancarias por Internet en horario laboral y se verá lógico que responda a un email de mi jefe mientras estoy con mis hijos en el parque). Todo ello para proporcionarnos una buena experiencia de trabajo y que nos sintamos emocionalmente involucrados para aportar valor a nuestra compañía.
¿Bonito, verdad? Pues como dice Shrek al leer el final feliz de un cuento de hadas, "¡y voy yo, y me lo creo!". La realidad, que es tozuda, nos ofrece un panorama algo distinto al del cuento. Los datos del último informe Gallup al respecto son demoledores. Según el prestigioso instituto, únicamente un 13% de los trabajadores mundiales (teniendo en cuenta 142 países) se siente engaged con su trabajo.
Para más inri, aquellos que muestran una clara desvinculación con su organización doblan a los involucrados (en una proporción de 2 a 1). Sin embargo, el informe no deja lugar a dudas: las organizaciones que cuentan con mayor presencia de empleados involucrados tienen mayor productividad, mayor satisfacción de sus clientes, mayores beneficios y menores tasas de absentismo, rotación y accidentes.
Engagement es salud
Además, una visión complementaria es la que tiene que ver con la salud. El último informe disponible de la Unión Europea al respecto muestra cómo, en el último año de su estudio, 20 millones de personas referían problemas de salud a causa del trabajo (entre los que el dolor muscular, el estrés, la ansiedad y la depresión son los más frecuentes). Problemas que, como sabemos, están relacionados con el desarrollo de una experiencia laboral no satisfactoria.
En un estilo de vida saludable, además de una dieta sana y equilibrada, ejercicio diario y algo de introspección y búsqueda personal, es fundamental desarrollar un trabajo enriquecedor en el que podamos ofrecer lo mejor de nosotros mismos.
Engagement y tecnología
¿Y qué hay de la tecnología? ¿Favorece el engagement? ¡Sí! En gran medida, la tecnología disponible hoy en día alrededor del data nos permite contar con una gran variedad de fuentes de información (datos sobre lo que hacen los empleados, sus bajas, sus cargas de trabajo, etc.) que, estudiados de manera enfocada con herramientas de monitorización de redes sociales diseñadas para identificar, caracterizar y medir las interacciones y relaciones entre empleados más relevantes para los procesos empresariales, nos ayudan a generar un buen diagnóstico de en qué medida una empresa facilita el engagement y qué acciones debiera poner en marcha para mejorar su cultura de trabajo en aras de la involucración de sus empleados.
¿Y qué hago yo ahora?
La conclusión parece clara: si buscas trabajo, busca uno saludable, en el que se pongan en prácticas estas acciones, en el que te puedas involucrar emocionalmente, con el que estés engaged. Y si ya lo tienes (enhorabuena), examínalo. No te desconectes. Y si no funciona, cambia. Ya sé que decir esto con la que está cayendo puede parecer pretencioso, pero que ahora llueva no quiere decir que no nos preocupemos por saber qué queremos hacer cuando salga el sol.
Encuentro dos motivos principales para actuar así: el primero es nuestra salud, física y mental. El segundo es que una empresa que no genere bienestar en un entorno de engagement está abocada al fracaso. Así, sin duda, este marca la diferencia: es salud, es bienestar y es la base sobre la que desarrollar de manera sostenible la misión de una organización.
Sí, engagement, el término de moda que los gurús del management, directivos de empresas y profesionales de la gestión de personas, utilizan como dinamizador de la mejora de la competitividad de sus empresas. Y no me extraña, engagement se refiere al compromiso, a la involucración emocional de los trabajadores para centrarse en crear valor para sus compañías.
Engagement es compromiso
Se entiende que, si una persona está involucrada emocionalmente en su trabajo, estará fuertemente comprometida con él y dará lo mejor de sí misma. La utilización de este enfoque, sin duda, refleja un importante cambio en la concepción del mundo del trabajo, que nada tiene que ver con las líneas de montaje y del fordismo. Hoy en día, en el ideario de los teóricos de la gestión empresarial, el engagement ha reemplazado a la productividad.
Desde este punto de vista, las empresas tratarán de ofrecernos una experiencia de trabajo satisfactoria (como reflejo de las buenas experiencias como consumidores) en la que no hablaremos de nuestro trabajo sino de nuestra carrera profesional. No hablaremos de nuestro rol sino del sentido de nuestro trabajo. Más aún, nuestros colegas de trabajo pasarán a ser amigos.
En definitiva, el concepto del equilibrio entre vida personal y trabajo es reemplazado por la integración de este y la vida (vaya, que estará bien visto que consulte mis cuentas bancarias por Internet en horario laboral y se verá lógico que responda a un email de mi jefe mientras estoy con mis hijos en el parque). Todo ello para proporcionarnos una buena experiencia de trabajo y que nos sintamos emocionalmente involucrados para aportar valor a nuestra compañía.
¿Bonito, verdad? Pues como dice Shrek al leer el final feliz de un cuento de hadas, "¡y voy yo, y me lo creo!". La realidad, que es tozuda, nos ofrece un panorama algo distinto al del cuento. Los datos del último informe Gallup al respecto son demoledores. Según el prestigioso instituto, únicamente un 13% de los trabajadores mundiales (teniendo en cuenta 142 países) se siente engaged con su trabajo.
Para más inri, aquellos que muestran una clara desvinculación con su organización doblan a los involucrados (en una proporción de 2 a 1). Sin embargo, el informe no deja lugar a dudas: las organizaciones que cuentan con mayor presencia de empleados involucrados tienen mayor productividad, mayor satisfacción de sus clientes, mayores beneficios y menores tasas de absentismo, rotación y accidentes.
Engagement es salud
Además, una visión complementaria es la que tiene que ver con la salud. El último informe disponible de la Unión Europea al respecto muestra cómo, en el último año de su estudio, 20 millones de personas referían problemas de salud a causa del trabajo (entre los que el dolor muscular, el estrés, la ansiedad y la depresión son los más frecuentes). Problemas que, como sabemos, están relacionados con el desarrollo de una experiencia laboral no satisfactoria.
En un estilo de vida saludable, además de una dieta sana y equilibrada, ejercicio diario y algo de introspección y búsqueda personal, es fundamental desarrollar un trabajo enriquecedor en el que podamos ofrecer lo mejor de nosotros mismos.
Engagement y tecnología
¿Y qué hay de la tecnología? ¿Favorece el engagement? ¡Sí! En gran medida, la tecnología disponible hoy en día alrededor del data nos permite contar con una gran variedad de fuentes de información (datos sobre lo que hacen los empleados, sus bajas, sus cargas de trabajo, etc.) que, estudiados de manera enfocada con herramientas de monitorización de redes sociales diseñadas para identificar, caracterizar y medir las interacciones y relaciones entre empleados más relevantes para los procesos empresariales, nos ayudan a generar un buen diagnóstico de en qué medida una empresa facilita el engagement y qué acciones debiera poner en marcha para mejorar su cultura de trabajo en aras de la involucración de sus empleados.
¿Y qué hago yo ahora?
La conclusión parece clara: si buscas trabajo, busca uno saludable, en el que se pongan en prácticas estas acciones, en el que te puedas involucrar emocionalmente, con el que estés engaged. Y si ya lo tienes (enhorabuena), examínalo. No te desconectes. Y si no funciona, cambia. Ya sé que decir esto con la que está cayendo puede parecer pretencioso, pero que ahora llueva no quiere decir que no nos preocupemos por saber qué queremos hacer cuando salga el sol.
Encuentro dos motivos principales para actuar así: el primero es nuestra salud, física y mental. El segundo es que una empresa que no genere bienestar en un entorno de engagement está abocada al fracaso. Así, sin duda, este marca la diferencia: es salud, es bienestar y es la base sobre la que desarrollar de manera sostenible la misión de una organización.