Tan delirante como la película de Terry Gillian, Miedo y asco en Las Vegas; cuánta miseria se respira en el Congreso.
Cuando el presidente de los Diputados, Jesús Posada, ha ordenado a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría "tíralo coño" para que se desprendiera del sobre que le había entregado Amaiur, un amigo y compañero de grupo parlamentario le ha disculpado: "Es que desde ayer, tras lo de mi 'en mi coño y en mi moño, mando yo', se le ha pegado". Es la única broma que hemos oído el miércoles en el Congreso de los Diputados, tras la demoledora sesión del martes, cuyo tono ha seguido esta mañana. El curso se reinicia con la absolutista demostración de poder del Gobierno Rajoy. Desde el desprecio hacia los desahuciados, a la votación secreta del aborto, pasando por el desmantelamiento de la Justicia Universal, la aclaración del ministro Guindos de que los desfavorecidos y la clase media se enterarán más tarde que pronto de la recuperación económica, y el alarde del ministro Jorge Fernández sobre la ley de Seguridad Ciudadana.
Con este caldo de cultivo, y sobre todo con el gesto de los diputados del PP de votar en bloque contra la propuesta socialista de retirar la reforma del aborto, Gallardón ha hecho un paseillo triunfal muy temprano, más hinchado que un pavo en vísperas del Thanksgiving. El pavoneo ha terminado en la tribuna, cuando se ha desternillado de la bofetada que se dio la propuesta del PSOE. Como aclara la diputada socialista Meritxell Batet: Gallardón "estaba eufórico porque se ha debido de sentir solo mientras hacía ese proyecto de ley, pero lo que ayer y hoy ha quedado demostrado es que ese proyecto de ley del aborto no es el proyecto de Gallardón, sino del Partido Popular, del Gobierno Rajoy y desde ahora, también de las diputadas y diputados del PP. De todo su grupo parlamentario. Y ya está, yo no esperaba nada diferente". No todos los diputados del PP rechazaron la retirada del aborto. Hubo cuatro, según los cálculos parlamentarios, que no metieron el NO en la urna. Así que hoy la búsqueda de los diputados o diputadas populares díscolos parecía una prioridad. Los ojos estaban puestos en tres de las veteranas, Celia Villalobos, Beatriz Rodríguez Salmones y Matilde Asián. Aunque tras sus nombres se escuda un grupo de jóvenes cuya beligerancia contra la ley se les escapa por la boca siempre que sea en voz baja.
En los corrillos populares se dice que las citadas veteranas, como no tienen nada que perder porque visten canas -aunque se las tiñan-, no les importa votar en contra del Gallardonazo. Ellas, sin embargo, tienen coartada. Villalobos ha contado a los cuatro vientos que no iba a dejar que el PSOE le utilizara, como relata una compañera de filas, "porque ya votará en conciencia cuando haya que refrendar o rechazar la ley definitiva. La dirección del grupo sabe que tal y como está no la va a votar. Quiere creer como muchas de nosotras, en la palabra del presidente Rajoy que ha prometido consenso. Por eso, no se ha sonrojado al escribir NO en la papeleta".
Beatriz Rodríguez Salmones, otras de las perseguidas esta mañana como presunta disidente, ni tan siquiera estaba en el Congreso. Está en un viaje de la OTAN por Ucrania, a pesar de que por las redes sociales ha circulado con siete diputadas del PP aplaudiendo eufóricas a Gallardón mientras regresa a su escaño y Salmones observa la escena sentada. En realidad, la foto es de antes de Navidad, de otro de los momentazos del ministro del aborto. Matilde Asián nos responde con naturalidad cuando le preguntamos si es más importante votar contra el PSOE que contra la propia conciencia, como hizo ayer Villalobos. "No creo que Celia haya hecho eso. El debate es prematuro porque todavía no está el anteproyecto en la Cámara. El momento para presentar una enmienda a la totalidad será cuando se esté debatiendo. Por supuesto que hay debate interno, pues es un tema muy transversal y como ha dicho Rajoy, tenemos que buscar los puntos de consenso".
La caza de brujas peperas ha obligado a Montserrat Surroca, diputada de Unió con CiU, a garantizar que sus seis diputados habían votado contra la propuesta del PSOE: "Mi impresión personal es que los socialistas, al plantear la propuesta en términos tan partidistas han propiciado el cierre de filas en el PP. Yo llevé abierto el papel que introduje en la urna, no tenía ningún problema". Es decir que de los 183 votos con que se rechazó retirar la reforma del aborto, 6 pertenecen a Unió, más uno de UPN y otro de Foro de Asturias. Lo cual significa que 175 diputados del PP votaron No, cuando un rato antes 179 diputados populares habían apoyado el recorte de la justicia universal. Por lo tanto, cuatro díscolos están en busca y captura.
Los puntos de consenso a que se aferran las diputadas del PP no son suficientes para calmar la indignación que Caridad García, diputada de IU, siente ante sesiones como las de ayer o las de hoy. "A veces me dan ganas de sacar algo contundente con lo que golpear sobre la mesa y mostrar mi indignación, como Kruschev con su zapato en la ONU. No es solamente lo del aborto y las hipotecas o la justicia universal. Hoy mismo Jorge Fernández Díaz ha vuelto a las mismas con la ley de seguridad ciudadana. Es una situación tan grave lo que se está produciendo en todos los sentidos, lo que está visualizando el ciudadano, que creo que el Gobierno no es consciente de ello. Con asuntos como el aborto se conculcan los derechos de la ciudadanía y aquí estamos para representar esos derechos".
La sesión plenaria ha terminado pasadas las tres de la tarde, con un desfiele de diputadas que volvían a echarle al PP en cara su ley del aborto y Celia Villalobos, presidiendo.
Cuando el presidente de los Diputados, Jesús Posada, ha ordenado a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría "tíralo coño" para que se desprendiera del sobre que le había entregado Amaiur, un amigo y compañero de grupo parlamentario le ha disculpado: "Es que desde ayer, tras lo de mi 'en mi coño y en mi moño, mando yo', se le ha pegado". Es la única broma que hemos oído el miércoles en el Congreso de los Diputados, tras la demoledora sesión del martes, cuyo tono ha seguido esta mañana. El curso se reinicia con la absolutista demostración de poder del Gobierno Rajoy. Desde el desprecio hacia los desahuciados, a la votación secreta del aborto, pasando por el desmantelamiento de la Justicia Universal, la aclaración del ministro Guindos de que los desfavorecidos y la clase media se enterarán más tarde que pronto de la recuperación económica, y el alarde del ministro Jorge Fernández sobre la ley de Seguridad Ciudadana.
Con este caldo de cultivo, y sobre todo con el gesto de los diputados del PP de votar en bloque contra la propuesta socialista de retirar la reforma del aborto, Gallardón ha hecho un paseillo triunfal muy temprano, más hinchado que un pavo en vísperas del Thanksgiving. El pavoneo ha terminado en la tribuna, cuando se ha desternillado de la bofetada que se dio la propuesta del PSOE. Como aclara la diputada socialista Meritxell Batet: Gallardón "estaba eufórico porque se ha debido de sentir solo mientras hacía ese proyecto de ley, pero lo que ayer y hoy ha quedado demostrado es que ese proyecto de ley del aborto no es el proyecto de Gallardón, sino del Partido Popular, del Gobierno Rajoy y desde ahora, también de las diputadas y diputados del PP. De todo su grupo parlamentario. Y ya está, yo no esperaba nada diferente". No todos los diputados del PP rechazaron la retirada del aborto. Hubo cuatro, según los cálculos parlamentarios, que no metieron el NO en la urna. Así que hoy la búsqueda de los diputados o diputadas populares díscolos parecía una prioridad. Los ojos estaban puestos en tres de las veteranas, Celia Villalobos, Beatriz Rodríguez Salmones y Matilde Asián. Aunque tras sus nombres se escuda un grupo de jóvenes cuya beligerancia contra la ley se les escapa por la boca siempre que sea en voz baja.
En los corrillos populares se dice que las citadas veteranas, como no tienen nada que perder porque visten canas -aunque se las tiñan-, no les importa votar en contra del Gallardonazo. Ellas, sin embargo, tienen coartada. Villalobos ha contado a los cuatro vientos que no iba a dejar que el PSOE le utilizara, como relata una compañera de filas, "porque ya votará en conciencia cuando haya que refrendar o rechazar la ley definitiva. La dirección del grupo sabe que tal y como está no la va a votar. Quiere creer como muchas de nosotras, en la palabra del presidente Rajoy que ha prometido consenso. Por eso, no se ha sonrojado al escribir NO en la papeleta".
Beatriz Rodríguez Salmones, otras de las perseguidas esta mañana como presunta disidente, ni tan siquiera estaba en el Congreso. Está en un viaje de la OTAN por Ucrania, a pesar de que por las redes sociales ha circulado con siete diputadas del PP aplaudiendo eufóricas a Gallardón mientras regresa a su escaño y Salmones observa la escena sentada. En realidad, la foto es de antes de Navidad, de otro de los momentazos del ministro del aborto. Matilde Asián nos responde con naturalidad cuando le preguntamos si es más importante votar contra el PSOE que contra la propia conciencia, como hizo ayer Villalobos. "No creo que Celia haya hecho eso. El debate es prematuro porque todavía no está el anteproyecto en la Cámara. El momento para presentar una enmienda a la totalidad será cuando se esté debatiendo. Por supuesto que hay debate interno, pues es un tema muy transversal y como ha dicho Rajoy, tenemos que buscar los puntos de consenso".
La caza de brujas peperas ha obligado a Montserrat Surroca, diputada de Unió con CiU, a garantizar que sus seis diputados habían votado contra la propuesta del PSOE: "Mi impresión personal es que los socialistas, al plantear la propuesta en términos tan partidistas han propiciado el cierre de filas en el PP. Yo llevé abierto el papel que introduje en la urna, no tenía ningún problema". Es decir que de los 183 votos con que se rechazó retirar la reforma del aborto, 6 pertenecen a Unió, más uno de UPN y otro de Foro de Asturias. Lo cual significa que 175 diputados del PP votaron No, cuando un rato antes 179 diputados populares habían apoyado el recorte de la justicia universal. Por lo tanto, cuatro díscolos están en busca y captura.
Los puntos de consenso a que se aferran las diputadas del PP no son suficientes para calmar la indignación que Caridad García, diputada de IU, siente ante sesiones como las de ayer o las de hoy. "A veces me dan ganas de sacar algo contundente con lo que golpear sobre la mesa y mostrar mi indignación, como Kruschev con su zapato en la ONU. No es solamente lo del aborto y las hipotecas o la justicia universal. Hoy mismo Jorge Fernández Díaz ha vuelto a las mismas con la ley de seguridad ciudadana. Es una situación tan grave lo que se está produciendo en todos los sentidos, lo que está visualizando el ciudadano, que creo que el Gobierno no es consciente de ello. Con asuntos como el aborto se conculcan los derechos de la ciudadanía y aquí estamos para representar esos derechos".
La sesión plenaria ha terminado pasadas las tres de la tarde, con un desfiele de diputadas que volvían a echarle al PP en cara su ley del aborto y Celia Villalobos, presidiendo.