El vicesecretario de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, aplicó el pasado domingo un rejo mortal al proyecto petrolero de José Manuel Soria en aguas cercanas a Canarias. Lo hizo con frases contundentes, referidas a los sondeos con idéntico fin que, según el propio PP, ponen en riesgo el medio natural y las actividades turísticas en la Comunidad Valenciana y Baleares.
Ojo, es un destacado dirigente de la calle Génova el que pronuncia palabras como estas: "Probablemente hay petróleo en el Golfo de Valencia, pero es mejor no saberlo, porque si algún día alguien va a buscarlo, ese día acabará el turismo en la Comunidad Valenciana y Baleares".
Y ahora, que venga el ministro de Industria, y de su mano sus lugartenientes conservadores en nuestro archipiélago [Canarias], a afirmar que en realidad la extracción de crudo es muy buena para el turismo. Lo cierto es que es el propio PP el que se ha ubicado en una posición indefendible, porque quieren para Canarias lo que rechazan de plano en otros territorios de España.
Tramitan unas autorizaciones chapuceras pergeñadas a toda prisa y encima pretenden impedir que la sociedad de las Islas emita libremente su criterio sobre un asunto de indudable carácter estratégico.
Pero aunque al pueblo canario se le pretenda excluir de este debate, hay algunos que sí se pronuncian, y su alegato, como ocurre con el ejemplo de González Pons, es muy elocuente. Hay más casos. Simón Pedro Barceló es un destacadísimo empresario turístico de Baleares, cabeza visible de un grupo con importantes intereses en todo el mundo, Canarias incluida. No se puede decir que sea un ecologista fanático ni se conoce nada sobre su afiliación a Greenpeace, pero sí es conocido que estuvo en política y fue senador, en las filas, claro, del PP. Hace un par de años le escuché una conferencia en Tenerife, en abierta y entusiasta defensa de las recetas económicas aplicadas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero en este asunto del petróleo ha hablado muy claro, en contra de las prospecciones, con un mensaje tan nítido como el emitido por otros portavoces muy cualificados del empresariado turístico balear, caso de, ahí es nada, Carmen Riu, Miguel Fluxá y Sebastián Escarrer.
Ha quedado claro el criterio de lo más granado de la aristocracia turística española, y, obviamente, a partir de ahí lo que vale para Ibiza tiene que valer para Fuerteventura y Lanzarote. José Manuel Soria se ha quedado solo, con la escasa pero calurosa ayuda del propio beneficiario del invento, es decir, de Repsol. ¿A qué esperan los dirigentes del PP canario para seguir la senda que González Pons acaba de marcar?
Ojo, es un destacado dirigente de la calle Génova el que pronuncia palabras como estas: "Probablemente hay petróleo en el Golfo de Valencia, pero es mejor no saberlo, porque si algún día alguien va a buscarlo, ese día acabará el turismo en la Comunidad Valenciana y Baleares".
Y ahora, que venga el ministro de Industria, y de su mano sus lugartenientes conservadores en nuestro archipiélago [Canarias], a afirmar que en realidad la extracción de crudo es muy buena para el turismo. Lo cierto es que es el propio PP el que se ha ubicado en una posición indefendible, porque quieren para Canarias lo que rechazan de plano en otros territorios de España.
Tramitan unas autorizaciones chapuceras pergeñadas a toda prisa y encima pretenden impedir que la sociedad de las Islas emita libremente su criterio sobre un asunto de indudable carácter estratégico.
Pero aunque al pueblo canario se le pretenda excluir de este debate, hay algunos que sí se pronuncian, y su alegato, como ocurre con el ejemplo de González Pons, es muy elocuente. Hay más casos. Simón Pedro Barceló es un destacadísimo empresario turístico de Baleares, cabeza visible de un grupo con importantes intereses en todo el mundo, Canarias incluida. No se puede decir que sea un ecologista fanático ni se conoce nada sobre su afiliación a Greenpeace, pero sí es conocido que estuvo en política y fue senador, en las filas, claro, del PP. Hace un par de años le escuché una conferencia en Tenerife, en abierta y entusiasta defensa de las recetas económicas aplicadas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero en este asunto del petróleo ha hablado muy claro, en contra de las prospecciones, con un mensaje tan nítido como el emitido por otros portavoces muy cualificados del empresariado turístico balear, caso de, ahí es nada, Carmen Riu, Miguel Fluxá y Sebastián Escarrer.
Ha quedado claro el criterio de lo más granado de la aristocracia turística española, y, obviamente, a partir de ahí lo que vale para Ibiza tiene que valer para Fuerteventura y Lanzarote. José Manuel Soria se ha quedado solo, con la escasa pero calurosa ayuda del propio beneficiario del invento, es decir, de Repsol. ¿A qué esperan los dirigentes del PP canario para seguir la senda que González Pons acaba de marcar?