La Oficina Parlamentaria de Evaluación de Opciones Científicas y Tecnológicas de Francia ha adoptado, por unanimidad y a propuesta de los representantes de los dos grandes partidos franceses (UMP y PS, derecha e izquierda), el informe Dar a conocer y compartir las culturas científica, técnica e industrial: un imperativo. El documento presentado conjuntamente a la Asamblea Nacional y al Senado realiza una evaluación y hace recomendaciones para su difusión.
La accesibilidad de todos a la cultura científica se considera una indispensable medida democrática para promover que los ciudadanos puedan elegir una profesión científica o como mínimo tengan la capacidad de acompañar el desarrollo científico y tecnológico, así como participar en los debates ciencia-sociedad. Este aspecto se considera esencial para el desarrollo económico del país, ya que se estima ineluctable alcanzar, en general, un alto nivel de conocimiento en la población para poder avanzar en el campo de las investigaciones estratégicas con el objetivo de promover e intensificar el decisivo desarrollo económico de la sociedad.
El documento, que hace 85 recomendaciones para una mejor difusión de la cultura científica, se estructura en cuatro grandes áreas:
1) desarrollo de la cultura científica y tecnológica en el sistema educativo
2) reducción de las desigualdades sociales o de género en el acceso al conocimiento científico
3) promoción de una cultura de diálogo pacífico (sic) entre los actores de la ciencia y el público
4) simplificación y mejora de la gobernanza de los actores de la cultura científica.
Un aspecto también relevante es la demanda de un impulso importante en la difusión de la cultura científica al gran público y, por todas las vías posibles, con especial énfasis en los medios de comunicación de masas.
En España hace años que instituciones estatales, autonómicas e incluso municipales (como la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, la Comisión para el Estímulo de la Cultura Científica de la Generalitat de Catalunya o la Ciudad del Conocimiento de Barcelona, por poner sólo tres ejemplos cercanos) trabajan o han trabajado con mayor o menor continuidad, esfuerzo y presupuesto en el impulso del binomio cultura científica y cohesión social.
Ha habido, sin duda, buenas iniciativas y buenos resultados; hemos avanzado, pero la crisis de modelo económico y social que hemos vivido -y que seguiremos viviendo, lamentablemente, todavía durante bastante tiempo- pone en evidencia la necesidad de que la promoción de la cultura científica se realice con mucha mayor constancia en el tiempo y con un esfuerzo realmente coordinado de todas las administraciones, si de verdad aspiramos a cambiar de modelo e... ¡incluso a "refundar el capitalismo"!, como anunció -enfáticamente- el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy cuando estalló la crisis.
Hoy ya es un imperativo político, no sólo una estrategia cultural, como expresa el reciente informe aprobado conjuntamente por la Asamblea y el Senado franceses.
La accesibilidad de todos a la cultura científica se considera una indispensable medida democrática para promover que los ciudadanos puedan elegir una profesión científica o como mínimo tengan la capacidad de acompañar el desarrollo científico y tecnológico, así como participar en los debates ciencia-sociedad. Este aspecto se considera esencial para el desarrollo económico del país, ya que se estima ineluctable alcanzar, en general, un alto nivel de conocimiento en la población para poder avanzar en el campo de las investigaciones estratégicas con el objetivo de promover e intensificar el decisivo desarrollo económico de la sociedad.
El documento, que hace 85 recomendaciones para una mejor difusión de la cultura científica, se estructura en cuatro grandes áreas:
1) desarrollo de la cultura científica y tecnológica en el sistema educativo
2) reducción de las desigualdades sociales o de género en el acceso al conocimiento científico
3) promoción de una cultura de diálogo pacífico (sic) entre los actores de la ciencia y el público
4) simplificación y mejora de la gobernanza de los actores de la cultura científica.
Un aspecto también relevante es la demanda de un impulso importante en la difusión de la cultura científica al gran público y, por todas las vías posibles, con especial énfasis en los medios de comunicación de masas.
En España hace años que instituciones estatales, autonómicas e incluso municipales (como la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, la Comisión para el Estímulo de la Cultura Científica de la Generalitat de Catalunya o la Ciudad del Conocimiento de Barcelona, por poner sólo tres ejemplos cercanos) trabajan o han trabajado con mayor o menor continuidad, esfuerzo y presupuesto en el impulso del binomio cultura científica y cohesión social.
Ha habido, sin duda, buenas iniciativas y buenos resultados; hemos avanzado, pero la crisis de modelo económico y social que hemos vivido -y que seguiremos viviendo, lamentablemente, todavía durante bastante tiempo- pone en evidencia la necesidad de que la promoción de la cultura científica se realice con mucha mayor constancia en el tiempo y con un esfuerzo realmente coordinado de todas las administraciones, si de verdad aspiramos a cambiar de modelo e... ¡incluso a "refundar el capitalismo"!, como anunció -enfáticamente- el entonces presidente francés Nicolás Sarkozy cuando estalló la crisis.
Hoy ya es un imperativo político, no sólo una estrategia cultural, como expresa el reciente informe aprobado conjuntamente por la Asamblea y el Senado franceses.