La retransmisión de acontecimientos en vivo capaces de generar conversaciones en los medios sociales es la esencia de la television hoy día, dice Neil Meron, coproductor de la cadena ABC en la gala de los Oscar.
"Todo gira alrededor de crear conversaciones, y los medios sociales permiten estas conversaciones al mismo tiempo que los eventos ocurren", remacha.
Todo esto viene a colación de que el selfie (que palabra más estúpida dicho sea de paso) más retuiteado de la historia fue la que realizó la presentadora Ellen DeGeneres junto a otras estrellas como Meryl Streep, Kevin Spacey, Julia Roberts, Brad Pitt y Angelica Jolie durante la gala de los Oscar con casi 3 millones de tuits.
El éxito de la última ceremonia de los Oscar demuestra que los seudoeventos, siguen gozando de excelente salud desde que inventara el concepto Edward Bernays, el padre de las relaciones públicas, en los años 30.
No hay que olvidar que los Oscar no son sino un acto de relaciones públicas en el que los profesionales del cine de Hollywood se homenajean a sí mismos, algo que en cualquier otra empresa o sector industrial únicamente ocuparía una página de una newsletter o una Intranet.
En la última edición de los Oscars el seudoevento se comió al evento en sí, la importancia del tuit de la foto de las estrellas enviada desde el Samsung Galaxy por la pizpireta Ellen DeGeneres eclipsó claramente los siete Oscars de Gravity y generó mucho más interés y conversaciones. Basta con hacer una búsqueda en Twitter o en Facebook.
En realidad, partimos de la base de que el concepto de conversación se ha devaluado mucho. Si entendemos por conversación la primera acepción del diccionario de la Real Academia que la define como "la acción y efecto de hablar familiarmente una o varias personas con otra u otras", lo que se dice conversaciones en las redes sociales hay pocas.
Las redes sociales son el reino de la cursilería, los jaleos, los exabruptos, el trazo grueso, la gente no escribe pensamientos sino meras palabras, bullet points, dedica epítetos como reacción generalmente a la difusión de imágenes de las vidas privadas de los individuos o de las estrellas. "Fantastic", "beautiful", "terrific", "felicidades", "maravilloso" y otras expresiones parecidas son el eje de las conversaciones que nutren Facebook, Instagram y Twitter.
Lo importante es enaltecer al otro en espera de una actitud de reciprocidad, no herir sentimientos, ser positivo, atreverse a mostrar lo que en un encuentro cara a cara resultaría cursi o excesivamente ternurista a través de un like que, por otro lado, no conlleva ningún tipo de compromiso.
En Twitter, donde siempre hay que estar simplificando lo que queremos decir porque no queda espacio, domina el brochazo, el trazo grueso, conversaciones sobre la nada en las que el único beneficiario de las mismas a la postre es siempre el mismo: el Samsung Galaxy, auténtico vencedor de la gala de los Oscar, en una bella demostración de product placement.
"Todo gira alrededor de crear conversaciones, y los medios sociales permiten estas conversaciones al mismo tiempo que los eventos ocurren", remacha.
Todo esto viene a colación de que el selfie (que palabra más estúpida dicho sea de paso) más retuiteado de la historia fue la que realizó la presentadora Ellen DeGeneres junto a otras estrellas como Meryl Streep, Kevin Spacey, Julia Roberts, Brad Pitt y Angelica Jolie durante la gala de los Oscar con casi 3 millones de tuits.
El éxito de la última ceremonia de los Oscar demuestra que los seudoeventos, siguen gozando de excelente salud desde que inventara el concepto Edward Bernays, el padre de las relaciones públicas, en los años 30.
No hay que olvidar que los Oscar no son sino un acto de relaciones públicas en el que los profesionales del cine de Hollywood se homenajean a sí mismos, algo que en cualquier otra empresa o sector industrial únicamente ocuparía una página de una newsletter o una Intranet.
En la última edición de los Oscars el seudoevento se comió al evento en sí, la importancia del tuit de la foto de las estrellas enviada desde el Samsung Galaxy por la pizpireta Ellen DeGeneres eclipsó claramente los siete Oscars de Gravity y generó mucho más interés y conversaciones. Basta con hacer una búsqueda en Twitter o en Facebook.
En realidad, partimos de la base de que el concepto de conversación se ha devaluado mucho. Si entendemos por conversación la primera acepción del diccionario de la Real Academia que la define como "la acción y efecto de hablar familiarmente una o varias personas con otra u otras", lo que se dice conversaciones en las redes sociales hay pocas.
Las redes sociales son el reino de la cursilería, los jaleos, los exabruptos, el trazo grueso, la gente no escribe pensamientos sino meras palabras, bullet points, dedica epítetos como reacción generalmente a la difusión de imágenes de las vidas privadas de los individuos o de las estrellas. "Fantastic", "beautiful", "terrific", "felicidades", "maravilloso" y otras expresiones parecidas son el eje de las conversaciones que nutren Facebook, Instagram y Twitter.
Lo importante es enaltecer al otro en espera de una actitud de reciprocidad, no herir sentimientos, ser positivo, atreverse a mostrar lo que en un encuentro cara a cara resultaría cursi o excesivamente ternurista a través de un like que, por otro lado, no conlleva ningún tipo de compromiso.
En Twitter, donde siempre hay que estar simplificando lo que queremos decir porque no queda espacio, domina el brochazo, el trazo grueso, conversaciones sobre la nada en las que el único beneficiario de las mismas a la postre es siempre el mismo: el Samsung Galaxy, auténtico vencedor de la gala de los Oscar, en una bella demostración de product placement.