Todas las ventanas cerradas.
Todas las personas encerradas.
Uno decide asomarse. Abrir la ventana y mirar donde el resto no mira. Desobedece.
Esta fotografía está tomada a las 19h, una hora y media antes de que unos y (una minoría de los) otros desbarataran la manifestación. Durante su transcurso centenares de antidisturbios ocupaban cada bocacalle del recorrido.
Pura paradoja, escopeta en mano para mantener la calma.
Miles de personas rodearon el Parlament de Catalunya el 15 de junio de 2011 para intentar frenar los presupuestos con los que la Generalitat concretaba el desguace del sistema de protección público... La pancarta dice: "Yo también estuve en el Parlament. Y volvería a hacerlo". Probablemente, yo también.
Un gesto tan inútil como simbólico.
Derribar el sistema capitalista a martillazos, matar moscas a cañonazos...
Un porcentaje minúsculo de la manifestación, treinta, cuarenta chicos como máximo, acapara con su rabia y su testosterona el protagonismo mediático. Rompen cuatro cristales, pintan cuatro lemas, queman algún contenedor y si les fotografías se ofenden y te ordenan que no uses la cámara... Y el circo sigue. Y, sí, estas fotografías contribuyen. Por eso escribo, por si alguien leyera el pie de foto...
12.000 manifestantes según los organizadores, 4.000 según la policía local.
De los 11.970 (o 3.970) que no apedrearon tres oficinas bancarias nadie hablará mañana.
Los antidisturbios cargan contra la tranquila cabecera de la manifestación y encierran a un centenar de manifestantes en un callejón con una salida muy estrecha. Hay golpes de porra, gritos, miedo...
Tres personas y una bici maltrecha no han obedecido órdenes.
Los Mossos estrenan número de placa en sus chalecos.
Un manifestante ausente opina en la pared.