Texto original traducido al español de la charla Periodismo para la acción en TEDx Cibeles.
Estuve intentando terminar un artículo que escribí acerca de un escándalo de corrupción aquí en España el pasado mes de enero. Era una de las muchas historias desmoralizantes que habían salido en las noticias en esos días. Pero no pude terminarlo. Me parecía horrible dejar a mis lectores con nada más allá que "vuestro país es corrupto y eso es todo". Me parecía mal.
¿No es frustrante tener noticias de un problema sobre el que no se puede hacer nada?
¿Con qué frecuencia se siente uno abrumado después de leer un periódico? ¿Quién no ha gritado a la TV? ¡Sed honestos!
Soy activista, que es mejor que cualquier terapia porque cuando leo u oigo hablar de todas las cosas horribles que pasan en el mundo, puedo sentirme mejor por el hecho de que por lo menos estoy haciendo algo para formar parte de la solución.
También soy periodista y hoy quiero hablaros de algo que la prensa debe hacer, pero por lo general no hace, principalmente por fuertes convicciones acerca de lo que es y no es el periodismo.
Voy a proponer un argumento a favor de lo que yo llamo el periodismo para la acción, que es cuando la prensa no sólo informa de la noticia, sino que además le dice a sus lectores qué pueden hacer al respecto.
Este idea requiere repensar algunas de las hipótesis básicas sobre el periodismo, así que voy a empezar por el principio.
En primer lugar, la democracia es buena.
Creo que puedo decir con seguridad que todos estamos de acuerdo en esto, de hecho, todos menos cuatro países del mundo pretenden ser democráticos. Eso no quiere decir que realmente todos lo sean, pero esto demuestra que la democracia es un valor extensamente compartido.
Segundo, la participación ciudadana es la base de la democracia. Literalmente, la democracia significa "gobernado por el pueblo".
Esto no es sólo una idea agradable, es una responsabilidad cívica de todos los ciudadanos participar en la democracia de su país. De lo contrario, nuestros países no son exactamente gobernados por el pueblo. El voto es la forma más básica de participación política y da a los ciudadanos algún tipo de influencia sobre los políticos. Los políticos, por supuesto, quieren una cosa: ser reelegidos.
La participación cívica no termina con las elecciones. Los ciudadanos tienen un sinfín de opciones acerca de cómo participar: desde escribir cartas al director de un medio hasta ser voluntario para una campaña o grupo sin ánimo de lucro o incluso presentarse como candidato a unas elecciones.
Es crítico que los ciudadanos participen en la democracia, porque cuando no lo hacemos, se hace más fácil para los grandes intereses financieros de unas pocas corporaciones y de los ricos ejercer su influencia sobre el Gobierno, de una manera que no responde al interés de la sociedad en su conjunto.
Según la Sunlight Foundation, el 28% de todas las contribuciones políticas registradas en EEUU en 2012 provino de 31.385 personas. O el 1% del 1% de los 313,85 millones de estadounidenses. Ningún miembro de la Cámara de Representantes o el Senado llegó allí sin el apoyo financiero de este grupo.
Sólo para hacernos una idea de hasta qué punto se trata del 1% del 1%, basta con ver que la donación media que fue de 26.584 dólares. ¿Quién puede permitirse esto? Ciertamente no la familia media, para la que esto es poco más de la mitad de sus ingresos anuales.
No se deje engañar pensando que esto no sucede aquí en España y Europa. Es simplemente menos transparente.
Esto no quiere decir que la acción colectiva por parte de los ciudadanos no sea uno de los puntos fuertes de la democracia, de hecho, es la única fuerza que le ha traído un cambio real. La Revolución Francesa. El movimiento de derechos civiles. El movimiento de mujeres. Aquí en España, los maestros están en la calle luchando por las escuelas y los médicos están luchando por la asistencia sanitaria. Y están marcando la diferencia.
Sin embargo, es más difícil. La única manera de que que los movimientos ciudadanos puedan competir con los grandes intereses financieros es a través de los números. Cuantas más personas se involucren, más grande será su voz. La idea detrás del término "grassroots" es que unas diminutas briznas de hierba son pequeñas e insignificantes, pero cuando se unen -con miles de personas- forman un gran césped hermoso es imposible de ignorar.
La democracia debe estar en manos de todos, en vez de en la de unos pocos privilegiados y la prensa puede desempeñar un papel importante al informar a los ciudadanos sobre cómo pueden participar cívicamente.
Este es mi tercer punto: para poder participar activamente en nuestras democracias tenemos que estar informados.
Del mismo modo que los ciudadanos tienen una responsabilidad cívica, también lo tiene la prensa, no sólo para decirnos lo que está pasando, sino para decirnos qué podemos hacer. Por supuesto, podemos y debemos buscar oportunidades para la participación ciudadana por nuestra propia cuenta, y las organizaciones comunitarias y el Gobierno también tienen la responsabilidad de llegar a nosotros.
Pero eso no libra a la prensa: como fuente primaria de la sociedad de la información, también son nuestros facilitadores del diálogo y el debate, sobre todo en esta epoca de la interconexión.
Llamamos a la prensa el cuarto poder de nuestro Gobierno porque la prensa es la institución que nos conecta con él y proporciona un control sobre su poder.
Nosotros, ciudadanos, dependemos de la prensa para decirnos qué está haciendo el Gobierno. De esta manera podemos hacerles responsables y echarles si es necesario. Yo creo, sin embargo, que la prensa nos debe informar en un sentido más completo. Que no sólo debe darnos los hechos, sino que también debe decirnos qué podemos hacer. Cómo nosotros, como ciudadanos preocupados sobre cualquier aspecto de un tema determinado, podemos tomar medidas.
Como he mencionado antes, el periodismo para la acción requiere un replanteamiento de algunos de nuestros supuestos básicos sobre el periodismo. Quiero ser clara acerca de lo que el periodismo para la acción no es.
Periodismo para la acción no es periodismo sesgado. Mi propio hermano me ha acusado de parcialidad y una vez me llamó mala periodista. Nos queremos mucho y no somos la única familia que se pelea por la política.
No le gustó un artículo de opinión que escribí, y fue eso lo que desencadenó la temida acusación de parcialidad hacia mí. La mayoría de los periodistas se estremecen con esta acusación.
El problema es que mientras se preocupa por la idea de un sesgo de izquierda o derecha, de lo que la prensa es más culpable es de un sesgo institucional, es decir, la tendencia es inclinarse hacia los gobiernos, las empresas, los políticos y los hombres de negocios. La disminución de los presupuestos tiene parte de la culpa de esto. Es más fácil y más barato confiar en las ruedas y comunicados de prensa de las fuentes oficiales de noticias que cavar más profundo. Pero la propiedad corporativa de los medios de comunicación es otro factor.
¿Quieres noticias imparciales? Entonces lee noticias de una variedad amplia de medios de diferentes países, así como una mezcla de medios de comunicación corporativos e independientes.
Periodismo para la acción tampoco es periodismo activista, que se da cuando los medios promueven una agenda política específica. Los seguimos para confirmar o desafiar nuestros puntos de vista. Repito, esto se puede solucionar siguiendo a una variedad de estas organizaciones.
Por el contrario, el periodismo para la acción puede incluir información acerca de la participación ciudadana en diferentes aspectos de la cuestión. Y esto es cierto en todos los géneros del periodismo: el reportaje, periodismo de investigación, entrevistas, opinión y análisis. El periodismo para la acción puede no ser adecuado o incluso necesario en cada noticia, pero cuando se practica bien representa a la prensa en su mejor momento: informando a los ciudadanos a la vez que se genera una mayor responsabilidad por parte del gobierno.
Una vez un periódico local me pidió hacerme una foto con un burro, que es el símbolo del Partido Demócrata. Durante los cinco años que lideré Democrats Abroad en España, me resultó frustrante que la prensa local quisiese que hablara acerca de las posturas del partido, pero sin incluir mi mensaje sobre cómo podían votar desde el extranjero los ciudadanos estadounidenses. De alguna manera, esta llamada a la acción no era de interés para ellos. Si yo estaba en la televisión o la radio en directo, podía introducir el mensaje a la fuerza, pero no en entrevistas con los periódicos. Esto plantea la cuestión: ¿por qué la prensa estaba en contra de informar a los ciudadanos?
El periodismo para la acción no es nada nuevo; lo único que estoy haciendo es señalarlo como concepto y ponerle un nombre. Algunos periodistas y medios ya lo practican, integrándolo en sus noticias, como DemocracyNow!, que incluye enlaces en sus noticias en internet y en antena mencionan a los grupos involucrados en los distintos temas. Otros lo hacen con un toque de incomodidad, porque se sale su forma habitual de hacer periodismo.
El columnista del New York Times Nicholas Kristof nos ha contado algunas de las historias más conmovedoras del mundo en desarrollo. En una entrevista con FastCompany, dijo: "Una de las mayores quejas que tienen los lectores acerca de mi trabajo es que no les digo bastante a menudo lo que pueden hacer. Yo creo que esta es un área donde el periodismo a veces se queda corto".
A veces Kristof ofrece el nombre de una organización que trabaja para resolver el problema sobre el que él ha escrito. Esto suele tener gran impacto y, en esa misma entrevista habló sobre sus dudas al respecto: "Me pone un poco nervioso, porque no es lo que nosotros, como periodistas, hemos hecho tradicionalmente, pero de nuevo, responde a una voluntad real por parte de los lectores de hacer algo más que leer el artículo, de involucrarse".
El periodismo para la acción requiere que tanto la prensa como los ciudadanos se replanteen las ideas tradicionales sobre el periodismo. Es hora de que los medios permitan que sus periodistas den a los lectores lo que quieren: mostrarles cómo pueden involucrarse.
Estamos viviendo en un momento de graves desafíos para nuestras sociedades: una época de profundas desigualdades económicas, amenazas para el medio ambiente y nuestra salud, pérdida de privacidad y guerras, todas alimentadas no por el interés común de la gente, sino por los intereses de quienes tienen los bolsillos más profundos.
Algunas personas piensan que la respuesta es más gobierno y algunos piensan que la respuesta es menos gobierno. Creo que la única manera en que podemos hacer frente a estos problemas como sociedad es a través de una mayor participación ciudadana y la prensa puede desempeñar un papel fundamental, no sólo al informarles acerca de la noticia, sino ofreciéndoles información sobre cómo participar. Tenemos que repensar nuestros supuestos básicos sobre el periodismo, centrándonos en su papel en la democracia: informar a la gente para que puedan ser ciudadanos activos y autónomos.
Tal vez os preguntéis qué hice con ese artículo de la corrupción que he mencionado al principio... escribí que la respuesta no es acurrucarse en posición fetal en respuesta a la corrupción política generalizada, sino verlo como una llamada a la acción para convertirse en ciudadanos más activos. Que la única manera de combatir la corrupción es con ciudadanos informados que saben cómo abogar por sus propios intereses. Así que invité a mis lectores a una serie de talleres gratuitos sobre la movilización ciudadana aquí en Madrid. La respuesta fue abrumadora. 50 personas se apuntaron al primer taller; fue un sábado hermoso y soleado y lo pasaron conmigo aprendiendo los principios básicos de la organización grassroots.
Entonces, ¿qué puedes hacer?
La próxima vez que te encuentres gritando a la televisión o leyendo el periódico, quiero que escribas a ese periodista y le preguntes qué puedes hacer sobre el tema.
Si te encuentras con una noticia que sí ofrece sugerencias sobre cómo actuar, ¡dales las gracias! ¡Y responde! El valor del periodismo para la acción depende de ti. Hay mucho que hacer, vamos.