Hace poco, El Huffington Post publicó un artículo titulado 10 razones por las que se debería prohibir a los menores de 12 años usar dispositivos electrónicos.
Como educadora que aboga por un uso consciente y adecuado de la tecnología, podría hablar sobre este tema de manera indefinida. En cambio, voy a escribir aquí como madre.
Estas son las 10 razones por las que voy a seguir dando a mis hijas dispositivos electrónicos y otras formas de tecnología.
1. Porque las prohibiciones no funcionan NUNCA
¿Te acuerdas de cuando tus padres no te dejaban ver películas para mayores de 18 años y entonces ibas a casa de tus amigos a verlas? Creo que prefiero que mis hijos utilicen dispositivos móviles cuando yo esté delante. Así puedo implicarme, resolver sus dudas y limitar el contenido si hay algo que me preocupa.
2. Resuelven problemas
Cuando mis hijas se enfadan porque no son capaces de hacer algo, no se limitan a dejarlo por imposible. A la mayor le gusta dibujar. Muchas veces dibujamos juntas, con la ayuda de libros y otras herramientas. Un día nos estaba costando mucho pintar un gato. Sin preguntar a nadie, cogió su iPad, entró en YouTube, buscó tutoriales sobre cómo dibujar gatos y aprendió ella misma con la ayuda de esas guías. Solo tiene 7 años, y ya dibuja gatos preciosos.
3. Conocimientos tecnológicos
Seamos sinceros. Sabemos lo que ocurre cuando la gente no tiene acceso a la tecnología hasta edades avanzadas (lo que se suele llamar brecha digital). Estados Unidos ya se está quedando atrás en cuanto a habilidades tecnológicas, lo que supone menos competencia y accesibilidad.
4. Expectativas académicas
Como parte de mi trabajo, paso mucho tiempo en colegios. Si de verdad piensas que se deberían prohibir los dispositivos portátiles para menores de 12 años, espero que hayas visto lo que ocurre últimamente dentro de las aulas. Las clases del siglo XXI involucran a los alumnos por medio del aprendizaje interactivo y de la tecnología. Una vez fui testigo de una clase de niños de 9 años en la que elaboraban pósters de animales, una tarea con la que muchos estamos familiarizados. Lo curioso es que esos pósters tenían códigos QR que enviaban a un Glog (una especie de blog gráfico) que los niños habían creado sobre cada animal. La mayoría, gracias a dispositivos portátiles.
5. El interés
Hay niños que se motivan con la tecnología. Son los futuros codificadores, diseñadores e ingenieros. Quiero que mis hijas vean todo lo que la tecnología puede ofrecerles. Para San Valentín, conseguí que sus tarjetas de felicitación brillaran, pues quiero que sus mentes también brillen con sus conocimientos. De este modo, están aprendiendo a codificar con Scratch y practican español con sus propias herramientas. Esto no ha hecho nada más que empezar.
6. Porque me preocupo por su cerebro
Hay un vínculo positivo entre los videojuegos y el desarrollo cerebral del que nadie habla. Es verdad que solo se trata de una parte del cerebro y que hay otras muchas regiones que necesitan desarrollarse, pero el pensamiento creativo y la resolución de problemas en el mundo virtual es algo que creo que será beneficioso para el futuro de los niños.
7. Chicas
Estoy criando a dos fierecillas. Dos niñas que, a día de hoy, tienen pocas probabilidades de sacarse la carrera de informática. Quiero que mis hijas sepan que pueden dedicarse a lo que quieran, incluso en el ámbito de la tecnología. Solo el 12% de los licenciados en informática son chicas.
8. Una vida equilibrada
Tengo 32 años y todavía estoy buscando la manera de equilibrar mi vida tecnológica. ¿Cuándo tengo que apagar el móvil? ¿Cuándo debería parar de leer e-mails? No quiero ser el único modelo para mis hijas; también quiero que sean ellas las que experimenten por sí mismas. Asimismo, apagamos el iPad cuando nos vamos a ver un partido de baloncesto, o cuando vamos de escalada, o cuando hacemos gimnasia. Ellas no se enfadan ni se ponen a berrear; entienden perfectamente que es parte de su jornada.
9. Alfabetización
Soy bibliotecaria. Sé de lo que hablo. He visto que los niños aprenden a leer con libros, con ebooks, con aplicaciones electrónicas, con juegos educativos y con cajas de cereales. Quiero que mis hijas presten atención cuando se expongan a cualquier tipo de texto, aunque aparezca en una pantalla. Los dispositivos portátiles pueden contribuir al aprendizaje, especialmente cuando los padres se implican en la interacción con la máquina.
10. Es una realidad
Estamos en 2014. Los iPhones aparecieron hace siete años. Ahora la mitad de los estadounidenses posee smartphones. Probablemente, deberíamos aceptar que es algo que está presente y beneficiarnos de ello, en lugar de intentar combatir una realidad.
Preocúpate por lo que les interesa a tus hijos. Aprende con ellos. Deja de leer artículos sobre tecnología y empieza a explorarla por ti mismo. No dejes que tus propios miedos por algo desconocido limiten las oportunidades para tus hijos.
Este post apareció originalmente en hipmomlibrarian.com.
Quiero incluir algunas actualizaciones. Aquí está mi respuesta a todas las personas preocupadas por que mis hijas no tengan suficiente contacto con la naturaleza, y aquí está mi respuesta a los que me llaman perezosa.
Fotos de Megan Egbert.
Traducción de Marina Velasco Serrano
Como educadora que aboga por un uso consciente y adecuado de la tecnología, podría hablar sobre este tema de manera indefinida. En cambio, voy a escribir aquí como madre.
Estas son las 10 razones por las que voy a seguir dando a mis hijas dispositivos electrónicos y otras formas de tecnología.
1. Porque las prohibiciones no funcionan NUNCA
¿Te acuerdas de cuando tus padres no te dejaban ver películas para mayores de 18 años y entonces ibas a casa de tus amigos a verlas? Creo que prefiero que mis hijos utilicen dispositivos móviles cuando yo esté delante. Así puedo implicarme, resolver sus dudas y limitar el contenido si hay algo que me preocupa.
2. Resuelven problemas
Cuando mis hijas se enfadan porque no son capaces de hacer algo, no se limitan a dejarlo por imposible. A la mayor le gusta dibujar. Muchas veces dibujamos juntas, con la ayuda de libros y otras herramientas. Un día nos estaba costando mucho pintar un gato. Sin preguntar a nadie, cogió su iPad, entró en YouTube, buscó tutoriales sobre cómo dibujar gatos y aprendió ella misma con la ayuda de esas guías. Solo tiene 7 años, y ya dibuja gatos preciosos.
3. Conocimientos tecnológicos
Seamos sinceros. Sabemos lo que ocurre cuando la gente no tiene acceso a la tecnología hasta edades avanzadas (lo que se suele llamar brecha digital). Estados Unidos ya se está quedando atrás en cuanto a habilidades tecnológicas, lo que supone menos competencia y accesibilidad.
4. Expectativas académicas
Como parte de mi trabajo, paso mucho tiempo en colegios. Si de verdad piensas que se deberían prohibir los dispositivos portátiles para menores de 12 años, espero que hayas visto lo que ocurre últimamente dentro de las aulas. Las clases del siglo XXI involucran a los alumnos por medio del aprendizaje interactivo y de la tecnología. Una vez fui testigo de una clase de niños de 9 años en la que elaboraban pósters de animales, una tarea con la que muchos estamos familiarizados. Lo curioso es que esos pósters tenían códigos QR que enviaban a un Glog (una especie de blog gráfico) que los niños habían creado sobre cada animal. La mayoría, gracias a dispositivos portátiles.
5. El interés
Hay niños que se motivan con la tecnología. Son los futuros codificadores, diseñadores e ingenieros. Quiero que mis hijas vean todo lo que la tecnología puede ofrecerles. Para San Valentín, conseguí que sus tarjetas de felicitación brillaran, pues quiero que sus mentes también brillen con sus conocimientos. De este modo, están aprendiendo a codificar con Scratch y practican español con sus propias herramientas. Esto no ha hecho nada más que empezar.
6. Porque me preocupo por su cerebro
Hay un vínculo positivo entre los videojuegos y el desarrollo cerebral del que nadie habla. Es verdad que solo se trata de una parte del cerebro y que hay otras muchas regiones que necesitan desarrollarse, pero el pensamiento creativo y la resolución de problemas en el mundo virtual es algo que creo que será beneficioso para el futuro de los niños.
7. Chicas
Estoy criando a dos fierecillas. Dos niñas que, a día de hoy, tienen pocas probabilidades de sacarse la carrera de informática. Quiero que mis hijas sepan que pueden dedicarse a lo que quieran, incluso en el ámbito de la tecnología. Solo el 12% de los licenciados en informática son chicas.
8. Una vida equilibrada
Tengo 32 años y todavía estoy buscando la manera de equilibrar mi vida tecnológica. ¿Cuándo tengo que apagar el móvil? ¿Cuándo debería parar de leer e-mails? No quiero ser el único modelo para mis hijas; también quiero que sean ellas las que experimenten por sí mismas. Asimismo, apagamos el iPad cuando nos vamos a ver un partido de baloncesto, o cuando vamos de escalada, o cuando hacemos gimnasia. Ellas no se enfadan ni se ponen a berrear; entienden perfectamente que es parte de su jornada.
9. Alfabetización
Soy bibliotecaria. Sé de lo que hablo. He visto que los niños aprenden a leer con libros, con ebooks, con aplicaciones electrónicas, con juegos educativos y con cajas de cereales. Quiero que mis hijas presten atención cuando se expongan a cualquier tipo de texto, aunque aparezca en una pantalla. Los dispositivos portátiles pueden contribuir al aprendizaje, especialmente cuando los padres se implican en la interacción con la máquina.
10. Es una realidad
Estamos en 2014. Los iPhones aparecieron hace siete años. Ahora la mitad de los estadounidenses posee smartphones. Probablemente, deberíamos aceptar que es algo que está presente y beneficiarnos de ello, en lugar de intentar combatir una realidad.
Preocúpate por lo que les interesa a tus hijos. Aprende con ellos. Deja de leer artículos sobre tecnología y empieza a explorarla por ti mismo. No dejes que tus propios miedos por algo desconocido limiten las oportunidades para tus hijos.
Este post apareció originalmente en hipmomlibrarian.com.
Quiero incluir algunas actualizaciones. Aquí está mi respuesta a todas las personas preocupadas por que mis hijas no tengan suficiente contacto con la naturaleza, y aquí está mi respuesta a los que me llaman perezosa.
Fotos de Megan Egbert.
Traducción de Marina Velasco Serrano