En los últimos 30 años hemos perdido tres cuartas partes del hielo del Ártico. Los efectos devastadores del cambio climático por la quema de combustibles fósiles se hacen visibles en esta parte del mundo que hasta ahora había permanecido ajena a la explotación de sus recursos a nivel industrial.
El pasado 18 de abril la petrolera rusa Gazprom realizaba ya el primer transporte de petróleo proveniente de las aguas del Ártico. El crudo fue extraído de la plataforma Prirazlomnaya, en el mar de Pechora, la misma donde 28 activistas de Greenpeace realizaban una acción pacífica por la que fueron detenidos y encerrados en una cárcel rusa durante tres meses. También se detuvo a dos periodistas independientes.
Si ahora contemplamos atónitos las imágenes de las plataformas extrayendo petróleo de las profundidades del Ártico, la fiebre por el petróleo puede dejarnos en el futuro otras imágenes insólitas: las de un vertido incontrolable de crudo en el lejano y bello Ártico, pero también imágenes como las que ha presentado Greenpeace en el informe: España: hacia un clima extremo. Riesgos de no frenar el cambio climático y la destrucción del Ártico, donde se simula el paseo de la Concha sobrepasado por la subida del nivel del mar, los viñedos muertos por la sequía, o costa del Mediterráneo como Benidorm y Marbella completamente inundados.
Estas fotografías impactantes son fruto de una simulación considerando las predicciones de los expertos del Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés) para las próximas décadas en España.
La destrucción del Ártico y el aumento de la temperatura por encima de los dos grados puede traernos efectos devastadores en nuestro país: subida de las temperaturas, aumento del nivel del mar, super-temporales o presencia de vectores de enfermedades infecciosas. Estos nuevos escenarios afectarían a importantes sectores socieconómicos como la industria del vino o el turismo en la costa.
2013 ha sido el sexto año más cálido desde 1850. Y ha sido también el año en el que el IPCC presentaba un informe en el que concluía que las temperaturas máximas en España subirán entre 5 y 8 ºC a lo largo de este siglo.
Ante estos datos abrumadores, 2014 debe ser el año del cambio. Un cambio en el que nadie puede quedar fuera. Mientras empresas como Shell y Gazprom expanden sus tentáculos por debajo del hielo ártico, vamos dando importantes pasos en el camino ambicioso para la creación de un santuario global. Finlandia ha sido el primer país en reclamar un santuario en el Ártico, y el Parlamento Europeo aprobaba en marzo una resolución que promueve la protección estricta del Ártico a través de la creación de un santuario.
Obama o Cameron han culpado al cambio climático de las tormentas del pasado invierno, y mientras tanto, el Gobierno de Mariano Rajoy sigue callado, aunque participa en los foros donde se parte el trozo del pastel ártico.
Pero España no se librará de los efectos del cambio climático y de la desaparición del Ártico, y de la misma manera, tampoco debe mantenerse al margen de su protección.
La ciudadanía ya ha mostrado su apoyo a la creación de un santuario global en el Ártico, con la firma de cinco millones de personas en todo el mundo y 220.000 en España. Es el turno del Gobierno español. Es el turno del Ministerio de Medio Ambiente y el de Exteriores, que deben implicarse en la creación del santuario en el alto Ártico, deben sumarse al clamor por proteger este lugar de belleza insólita e importancia global y frenar la fiebre por el petróleo ártico.
El pasado 18 de abril la petrolera rusa Gazprom realizaba ya el primer transporte de petróleo proveniente de las aguas del Ártico. El crudo fue extraído de la plataforma Prirazlomnaya, en el mar de Pechora, la misma donde 28 activistas de Greenpeace realizaban una acción pacífica por la que fueron detenidos y encerrados en una cárcel rusa durante tres meses. También se detuvo a dos periodistas independientes.
Si ahora contemplamos atónitos las imágenes de las plataformas extrayendo petróleo de las profundidades del Ártico, la fiebre por el petróleo puede dejarnos en el futuro otras imágenes insólitas: las de un vertido incontrolable de crudo en el lejano y bello Ártico, pero también imágenes como las que ha presentado Greenpeace en el informe: España: hacia un clima extremo. Riesgos de no frenar el cambio climático y la destrucción del Ártico, donde se simula el paseo de la Concha sobrepasado por la subida del nivel del mar, los viñedos muertos por la sequía, o costa del Mediterráneo como Benidorm y Marbella completamente inundados.
Estas fotografías impactantes son fruto de una simulación considerando las predicciones de los expertos del Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés) para las próximas décadas en España.
La destrucción del Ártico y el aumento de la temperatura por encima de los dos grados puede traernos efectos devastadores en nuestro país: subida de las temperaturas, aumento del nivel del mar, super-temporales o presencia de vectores de enfermedades infecciosas. Estos nuevos escenarios afectarían a importantes sectores socieconómicos como la industria del vino o el turismo en la costa.
2013 ha sido el sexto año más cálido desde 1850. Y ha sido también el año en el que el IPCC presentaba un informe en el que concluía que las temperaturas máximas en España subirán entre 5 y 8 ºC a lo largo de este siglo.
Ante estos datos abrumadores, 2014 debe ser el año del cambio. Un cambio en el que nadie puede quedar fuera. Mientras empresas como Shell y Gazprom expanden sus tentáculos por debajo del hielo ártico, vamos dando importantes pasos en el camino ambicioso para la creación de un santuario global. Finlandia ha sido el primer país en reclamar un santuario en el Ártico, y el Parlamento Europeo aprobaba en marzo una resolución que promueve la protección estricta del Ártico a través de la creación de un santuario.
Obama o Cameron han culpado al cambio climático de las tormentas del pasado invierno, y mientras tanto, el Gobierno de Mariano Rajoy sigue callado, aunque participa en los foros donde se parte el trozo del pastel ártico.
Pero España no se librará de los efectos del cambio climático y de la desaparición del Ártico, y de la misma manera, tampoco debe mantenerse al margen de su protección.
La ciudadanía ya ha mostrado su apoyo a la creación de un santuario global en el Ártico, con la firma de cinco millones de personas en todo el mundo y 220.000 en España. Es el turno del Gobierno español. Es el turno del Ministerio de Medio Ambiente y el de Exteriores, que deben implicarse en la creación del santuario en el alto Ártico, deben sumarse al clamor por proteger este lugar de belleza insólita e importancia global y frenar la fiebre por el petróleo ártico.