En el último mes hemos asistido a una
recuperación de los mercados financieros
emergentes, tanto en el de divisas
como en el de renta variable y el
de renta fija. Aunque con diferencias
entre países (recomiendo la lectura
del recuadro 1.3. del último Informe
de Estabilidad Financiera del FMI en
el que se comparan los tres episodios
de inestabilidad desde que en mayo
de 2013 Bermanke anticipó el principio
del fin de la política monetaria no
convencional de la Reserva Federal de
EEUU), lo cierto es que se ha producido
una clara mejoría del sentimiento
inversor hacia los activos emergentes.
Y ello a pesar de que la Fed ha dado
nuevos pasos en el endurecimiento
monetario al comenzar ya a hablar
claramente de subidas de tipos de interés,
aunque no antes de la primavera
del 2015. Pero la constatación de
que la situación de Argentina, Venezuela
o Ucrania no es extrapolable a
otros países emergentes ha ayudado a
estabilizar las primas por riesgo. Más
aún han podido ayudar las últimas
previsiones de crecimiento, que se
han saldado con una muy ligera revisión
a la baja o, incluso, al alza.
Este
es el caso de India, país que recibió
uno de los mayores castigos en verano
del pasado año, pero que ha conseguido
estabilizarse, en gran parte gracias
a la corrección de algunos desequilibrios,
como la balanza por cuenta corriente.
Las noticias positivas o, al
menos, las más tranquilizadoras, se
centran en Asia. Así, el temor a una
recesión en China está dando paso a
un consenso sobre una desaceleración
hacia tasa de crecimiento del 7% -
7,5%. Además, se está constatando que
las autoridades económicas tienen recursos
y herramientas que podrán utilizar
(y que ya lo están haciendo) en
caso de que la pérdida de dinamismo
se intensificara. Una desaceleración
económica debería ser suficiente para
que el repunte de los impagos corporativos
no sea intenso, ahora que hemos
aprendido que las empresas chinas
son las más endeudadas del mundo en
términos proporcionales a su PIB. El
otro aporte de los últimos avances lo
encontramos en la confirmación de
que los defaults permitidos serán selectivos,
evitándose aquellos que puedan
ser sistémicos, bien por su tamaño,
bien por estar vinculadas a importantes
trust o Wealth Management Products
(WMP).
Brasil y Rusia son las economías que, en el
lado opuesto, sufren recortes en su previsión de
crecimiento. En el primer caso, ante la constatación
de la dificultad de que tiene la inversión empresarial
por reactivarse, más tras la pérdida de
competitividad acumulada que implica el diferencial
de inflación respecto a sus competidores comerciales
durante los últimos años. Pero es que
esta mayor inflación está llevando a su banco
central a continuar con el endurecimiento de la
política monetaria, lo que encarece, todavía más,
la financiación empresarial. Por lo que respecta a
Rusia, es obvio que la situación en Ucrania le está
afectando negativamente. Su principal baza es
que el petróleo continúe la senda de recuperación
iniciada hace unas semanas. La recuperación del
precio de las materias primas puede ser otra señal
de una mayor confianza sobre la capacidad de
crecimiento de los países emergentes.
Este artículo se publicó originalmente en la revista 'Empresa Global.'