Imagen promocional del libro de Ben Goldacre Mala Farma.
¿Por qué la potente industria farmacéutica, que a priori se dedica a fabricar medicamentos que ayudan a mucha gente, tiene tan mala prensa? Muchos se hacen esta pregunta y podemos adelantar algunas respuestas:
1. En cuestiones de salud el afán de lucro desmesurado no es bien visto, de hecho es peligroso para la salud como vemos en Estados Unidos con un sistema sanitario totalmente privado con muchos problemas.
2. En el actual orden de cosas la propia industria se encarga de costear la investigación de eficacia y seguridad de sus productos. Los estudios positivos se publican, los negativos no. De base, la información está sesgada. Este hecho justifica la visión crítica que muchos profesionales y ciudadanos tienen ante las novedades terapéuticas.
3. La relación de la industria con los médicos se han contaminado en muchas ocasiones. Durante muchos años, con regalos y prebendas directas, en el momento actual, en cierta forma, con un sistema de formación continuada basado en caros cursos y congresos. ¿Es posible reformular dicha relación?
4. Las cosas se siguen haciendo como siempre. ¿No será ya momento de avanzar cambios?
El escenario es de alta complejidad y un simple médico asistencial como un servidor no tiene el conocimiento preciso, pero me atrevo a adelantar algunas ideas fuerza:
1. Las novedades terapéuticas han de aportar valor a la sociedad. El ánimo de lucro que justifica la existencia de toda industria ha de ser balanceado por el valor de justicia social. Es necesario garantizar de alguna manera que la industria recupere su inversión pero sin sobrecargar el presupuesto de las personas enfermas que reciben sus productos. Esta regulación no puede ser impuesta por el mercado. Las compañías que sean capaces de llevarla a cabo ganarán confianza y valor de cara a sus clientes y la sociedad.
2. La investigación no puede recaer únicamente en manos de la industria. Conseguir información objetiva es fundamental para aumentar la credibilidad. Otros organismos han de liderar líneas de investigación independientes con presupuesto a cargo de fundaciones u otros modelos en los que la ingerencia directa del laboratorio no sea posible.
3. La relación industria-médicos ha de basarse en la transparencia. Los médicos no han de aceptar nada que consideren no ético y que no sean capaces de contar a sus pacientes, colegas y superiores. Una nueva formulación de la formación continuada puede crearse con parámetros más eficientes. La iniciativa Vídeos y Salud es un ejemplo.
4. Hacer las cosas de otro modo implica atreverse a tomar decisiones basadas en el trabajo en equipo con otros agentes, pacientes, profesionales sanitarios, gestores y sociedad en general.
Creo que merece la pena atrevernos a pensar las cosas de otra forma. Cuando se tiene una responsabilidad frente a la sociedad todo desvelo es poco.