¿Para tí qué es el matrimonio? Nejoud al Ahdal, yemení, lo descubrió a los 12 años, cuando después de una breve ceremonia, un hombre de 28 años la alejó de su familia y la llevó a vivir a casa de sus padres, donde la violó y la golpeó cada noche durante casi un año.
Nejoud, que pensaba que el matrimonio era solo una fiesta con regalos, comprendió que, en su cultura, matrimonio quiere decir que dependes absolutamente de un hombre. Que pasas a ser una adquisición más. Que marido es sinónimo de dueño. Que no importa que grites, sangres, tengas miedo, o tengas el cuerpo y la mente de una niña, pues tu dueño puede abusar física y psicológicamente de ti, sin consecuencias. Que ya no puedes ir a la escuela y debes recluirte en la maternidad y los cuidados del hogar.
Para Aisha el matrimonio significó el fin de su vida, vida que apenas le duró 8 años. Su familia la casó con un hombre de 50, el que en la noche de bodas, al ser incapaz de penetrar el pequeño cuerpo de la niña, rasgó con un cuchillo su vagina para poder consumar el acto. Antes del amanecer Aisha murió desangrada.
En el caso de Fawziya Ammodi, matrimonio equivale a dejar la escuela y sentir que un hijo crece dentro de ti, a pesar de que tu cuerpo aún no termina de desarrolarse. Fawziya fue obligada a casarse con un hombre mayor y murió desangrada después de 3 días de parto. Su bebé falleció junto a ella.
Entre 2011 y 2020, más de 140 millones de niñas se convertirán en niñas-novias, según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que cada día se casan 39.000 niñas menores de 18 años.
Para Gulnaz, afgana de 19 años, el matrimonio significa morir un poco por dentro y la única salida para eludir la prisión. Fue condenada a 12 años de cárcel por haber sido violada por un hombre casado. Sólo contraer matrimonio con su agresor la liberaba de esa pena. En hombre del honor, muchas mujeres son obligadas a contraer matrimonio con sus violadores.
Para otras cientos de miles de mujeres, el matrimonio es una transacción comercial donde ellas son los productos. Se da, por ejemplo, a una mujer en matrimonio para poner fin a un litigio, o por ganado o por dinero, como el caso de una afgana que se suicidó prendiéndose fuego después de que su marido, con quien llevaba diez años y que la había comprado por casi cinco mil euros, la obligara a mantener relaciones sexuales con tres hombres que visitaban la casa.
Para Catalina, chilena, el matrimonio es una ceremonia para celebrar públicamente el amor que siente hacia su novia Lorena. Es una garantía legal para tener hijos y para que ambas sean reconocidas como madres. Es poder acceder a garantías propias de parejas heterosexuales, como cuentas bancarias conjuntas, créditos hipotecarios para ambas, plan de salud familiar, etcétera. Pero Catalina y Lorena, ambas de 33 años, profesionales, adultas, con bastante experiencia vital como para tener claro lo que quieren, no pueden casarse. La ley chilena no lo permite.
Para Pedro y Javier, casados en España, el matrimonio es cuidar uno del otro, cuidar a su hijo de tres años, turnarse para llevarlo al colegio y al parque, hacer la compra, leer un cuento por la noche. Hacer planes en familia, imaginar un futuro con los mismos derechos que otra familia más.
¿Qué matrimonio vas a defender? ¿Por qué se persigue la unión entre dos personas del mismo sexo que lo único que pretenden es hacer un proyecto común? ¿Por qué leemos que en La India se ilegaliza la homosexualidad, que en Rusia se persigue como un crimen, que en Australia se declara inconstitucional la ley de matrimonio igualitario en uno de los estados principales, mientras que el único matrimonio letal, el único que afecta la integridad física y psicológica de una mujer/niña se celebra impunemente en la mitad del planeta?
En serio, ¿cuál vas a defender? ¿Cuál vas a atacar?
Nejoud, que pensaba que el matrimonio era solo una fiesta con regalos, comprendió que, en su cultura, matrimonio quiere decir que dependes absolutamente de un hombre. Que pasas a ser una adquisición más. Que marido es sinónimo de dueño. Que no importa que grites, sangres, tengas miedo, o tengas el cuerpo y la mente de una niña, pues tu dueño puede abusar física y psicológicamente de ti, sin consecuencias. Que ya no puedes ir a la escuela y debes recluirte en la maternidad y los cuidados del hogar.
Para Aisha el matrimonio significó el fin de su vida, vida que apenas le duró 8 años. Su familia la casó con un hombre de 50, el que en la noche de bodas, al ser incapaz de penetrar el pequeño cuerpo de la niña, rasgó con un cuchillo su vagina para poder consumar el acto. Antes del amanecer Aisha murió desangrada.
En el caso de Fawziya Ammodi, matrimonio equivale a dejar la escuela y sentir que un hijo crece dentro de ti, a pesar de que tu cuerpo aún no termina de desarrolarse. Fawziya fue obligada a casarse con un hombre mayor y murió desangrada después de 3 días de parto. Su bebé falleció junto a ella.
Entre 2011 y 2020, más de 140 millones de niñas se convertirán en niñas-novias, según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que cada día se casan 39.000 niñas menores de 18 años.
Para Gulnaz, afgana de 19 años, el matrimonio significa morir un poco por dentro y la única salida para eludir la prisión. Fue condenada a 12 años de cárcel por haber sido violada por un hombre casado. Sólo contraer matrimonio con su agresor la liberaba de esa pena. En hombre del honor, muchas mujeres son obligadas a contraer matrimonio con sus violadores.
Para otras cientos de miles de mujeres, el matrimonio es una transacción comercial donde ellas son los productos. Se da, por ejemplo, a una mujer en matrimonio para poner fin a un litigio, o por ganado o por dinero, como el caso de una afgana que se suicidó prendiéndose fuego después de que su marido, con quien llevaba diez años y que la había comprado por casi cinco mil euros, la obligara a mantener relaciones sexuales con tres hombres que visitaban la casa.
Para Catalina, chilena, el matrimonio es una ceremonia para celebrar públicamente el amor que siente hacia su novia Lorena. Es una garantía legal para tener hijos y para que ambas sean reconocidas como madres. Es poder acceder a garantías propias de parejas heterosexuales, como cuentas bancarias conjuntas, créditos hipotecarios para ambas, plan de salud familiar, etcétera. Pero Catalina y Lorena, ambas de 33 años, profesionales, adultas, con bastante experiencia vital como para tener claro lo que quieren, no pueden casarse. La ley chilena no lo permite.
Para Pedro y Javier, casados en España, el matrimonio es cuidar uno del otro, cuidar a su hijo de tres años, turnarse para llevarlo al colegio y al parque, hacer la compra, leer un cuento por la noche. Hacer planes en familia, imaginar un futuro con los mismos derechos que otra familia más.
¿Qué matrimonio vas a defender? ¿Por qué se persigue la unión entre dos personas del mismo sexo que lo único que pretenden es hacer un proyecto común? ¿Por qué leemos que en La India se ilegaliza la homosexualidad, que en Rusia se persigue como un crimen, que en Australia se declara inconstitucional la ley de matrimonio igualitario en uno de los estados principales, mientras que el único matrimonio letal, el único que afecta la integridad física y psicológica de una mujer/niña se celebra impunemente en la mitad del planeta?
En serio, ¿cuál vas a defender? ¿Cuál vas a atacar?