Visitar el único hospital pediátrico de la República Centroafricana es una experiencia dura e intensa. Hacerlo de la mano del doctor Gody la convierte en una razón para la esperanza.
El doctor Gody, de 55 años y sonrisa fácil, dirige el centro desde hace 13 años y nos cuenta con emoción cuál ha sido su trayectoria. Empezó siendo un pequeño barracón con cuatro camas para ir creciendo hasta convertirse en una referencia en África por su exitoso protocolo en la lucha contra la desnutrición. Por aquí, la zona de acogida, el peso, la clasificación en función de su gravedad, la preparación (si es necesario) del alimento terapéutico, la zona de psicomotricidad... Nos lo enseña todo con una sonrisa orgullosa y nos dice entre risas y disculpas que no le riñamos porque el logo de UNICEF es muy pequeño, que fueron nuestros propios compañeros los que lo pusieron así.
El doctor Gody, médico del único hospital pediátrico de República Centroafricana, me explica el trabajo que están desarrollando para salvar la vida de los niños que sufren desnutrición infantil, agravada por el conflicto que vive el país desde finales del pasado año. FOTO: ©UNICEF/ Tanya Bindra
Un proceso de crecimiento y aprendizaje que se truncó a finales de 2013, cuando se recrudeció el conflicto en el país. La mortalidad se duplicó en el propio centro, pasando a superar el 10% de los casos atendidos. Pero a ellos no les atacaron. El doctor dice que es porque todo el mundo sabe que allí atienden a todos los niños por igual, independientemente de dónde vengan o cuál sea la religión de sus padres.
Poco a poco, y a pesar de que el conflicto no cesa, han vuelto a mejorar sus resultados y la mortalidad ya ha bajado hasta el 5%. Y afrontan un nuevo reto: el Gobierno acaba de aprobar la atención sanitaria gratuita para los menores de 5 años y hay que hacer hueco a los recién llegados, hasta un 400% más de la noche a la mañana. Pero un detalle menor como este no va a suponer un problema para el doctor Gody. Con el apoyo de nuevo de UNICEF, se instalan dos grandes tiendas de campaña provisionales y se ponen otra vez manos a la obra. Por supuesto, al mismo tiempo que la idea de la ampliación del edificio empieza a tomar forma, no me atrevo a preguntarle en qué momento del día (o de la noche) se puede permitir un respiro para pensar en ello.
El doctor Gody trabaja sin descanso en el único hospital pediátrico de República Centroafricana, apoyado por UNICEF, para tratar a los niños que sufren desnutrición. La mortalidad en el centro se ha duplicado desde finales de 2013, cuando se recrudeció el conflicto. FOTO: ©UNICEF/Marta Arias.
Pero el problema no son sólo las infraestructuras, también tienen dificultades para reclutar al personal médico necesario para dar respuesta a la nueva demanda. Por eso es tan buena noticia que el doctor vaya a convertirse en breve en profesor universitario. Nos lo cuenta nuestra compañera Martina (responsable de salud de UNICEF en el país), orgullosa por haber conseguido para él una pequeña ayuda con la que hacer frente a los trámites del proceso (viajes y pruebas incluidos). Él se sonroja y sonríe, por primera vez con cierta timidez. Quiere seguirnos enseñando más cosas pero no tenemos tiempo. Me quedo con la pena de no haber visto el centro de atención a bebés prematuros, donde están instaurando con mucho éxito el proyecto de mamás canguros, con el que han conseguido sacar adelante a bebés nacidos con apenas 800 gramos. Tampoco vemos la zona de enfermedades ordinarias, ni el centro de abastecimiento, aunque sí podemos comprobar el flujo incesante de furgonetas de distintas entidades que llegan con nuevos medicamentos o alimento terapéutico para luchar contra la desnutrición.
La actividad no cesa en el hospital. El doctor nos despide esperando que volvamos pronto a verle, para conocer las nuevas instalaciones. Estoy segura de que las conseguirá.
El doctor Gody, de 55 años y sonrisa fácil, dirige el centro desde hace 13 años y nos cuenta con emoción cuál ha sido su trayectoria. Empezó siendo un pequeño barracón con cuatro camas para ir creciendo hasta convertirse en una referencia en África por su exitoso protocolo en la lucha contra la desnutrición. Por aquí, la zona de acogida, el peso, la clasificación en función de su gravedad, la preparación (si es necesario) del alimento terapéutico, la zona de psicomotricidad... Nos lo enseña todo con una sonrisa orgullosa y nos dice entre risas y disculpas que no le riñamos porque el logo de UNICEF es muy pequeño, que fueron nuestros propios compañeros los que lo pusieron así.
El doctor Gody, médico del único hospital pediátrico de República Centroafricana, me explica el trabajo que están desarrollando para salvar la vida de los niños que sufren desnutrición infantil, agravada por el conflicto que vive el país desde finales del pasado año. FOTO: ©UNICEF/ Tanya Bindra
Un proceso de crecimiento y aprendizaje que se truncó a finales de 2013, cuando se recrudeció el conflicto en el país. La mortalidad se duplicó en el propio centro, pasando a superar el 10% de los casos atendidos. Pero a ellos no les atacaron. El doctor dice que es porque todo el mundo sabe que allí atienden a todos los niños por igual, independientemente de dónde vengan o cuál sea la religión de sus padres.
Poco a poco, y a pesar de que el conflicto no cesa, han vuelto a mejorar sus resultados y la mortalidad ya ha bajado hasta el 5%. Y afrontan un nuevo reto: el Gobierno acaba de aprobar la atención sanitaria gratuita para los menores de 5 años y hay que hacer hueco a los recién llegados, hasta un 400% más de la noche a la mañana. Pero un detalle menor como este no va a suponer un problema para el doctor Gody. Con el apoyo de nuevo de UNICEF, se instalan dos grandes tiendas de campaña provisionales y se ponen otra vez manos a la obra. Por supuesto, al mismo tiempo que la idea de la ampliación del edificio empieza a tomar forma, no me atrevo a preguntarle en qué momento del día (o de la noche) se puede permitir un respiro para pensar en ello.
El doctor Gody trabaja sin descanso en el único hospital pediátrico de República Centroafricana, apoyado por UNICEF, para tratar a los niños que sufren desnutrición. La mortalidad en el centro se ha duplicado desde finales de 2013, cuando se recrudeció el conflicto. FOTO: ©UNICEF/Marta Arias.
Pero el problema no son sólo las infraestructuras, también tienen dificultades para reclutar al personal médico necesario para dar respuesta a la nueva demanda. Por eso es tan buena noticia que el doctor vaya a convertirse en breve en profesor universitario. Nos lo cuenta nuestra compañera Martina (responsable de salud de UNICEF en el país), orgullosa por haber conseguido para él una pequeña ayuda con la que hacer frente a los trámites del proceso (viajes y pruebas incluidos). Él se sonroja y sonríe, por primera vez con cierta timidez. Quiere seguirnos enseñando más cosas pero no tenemos tiempo. Me quedo con la pena de no haber visto el centro de atención a bebés prematuros, donde están instaurando con mucho éxito el proyecto de mamás canguros, con el que han conseguido sacar adelante a bebés nacidos con apenas 800 gramos. Tampoco vemos la zona de enfermedades ordinarias, ni el centro de abastecimiento, aunque sí podemos comprobar el flujo incesante de furgonetas de distintas entidades que llegan con nuevos medicamentos o alimento terapéutico para luchar contra la desnutrición.
La actividad no cesa en el hospital. El doctor nos despide esperando que volvamos pronto a verle, para conocer las nuevas instalaciones. Estoy segura de que las conseguirá.