La pérdida de colores en el mar es algo evidente según vamos aumentando la profundidad, primero se pierden las tonalidades rojizas, naranjas y amarillas, mientras que los tonos azules y verdosos se mantienen en zonas más profundas. Esto ocurre si consideramos únicamente el espectro visible del ojo humano, pero... ¿pueden llegar a ver los peces otro tipo de longitudes de onda que no se encuentren dentro del espectro visible? En otras palabras, ¿pueden llegar a ver coloraciones que los humanos no perciben?
Hasta hace poco tiempo, se creía que su visión era limitada, pero los últimos estudios han puesto en relieve que existen muchas especies de peces que detectan fluorescencias, y que en la mayoría de los casos forman parte de su coloración de piel. Una de las características de los pigmentos fluorescentes es que absorben luz de baja longitud de onda y emiten fotones de longitud de onda mayor. Y esto, ¿qué significa? Que pueden generar colores en profundidades a las cuales se pierden con la luz natural. Este fenómeno da lugar a un gran abanico de posibilidades de contrastes de colores en los peces, incluso en zonas profundas.
Unos investigadores alemanes han realizado una serie de experimentos utilizando una especie de lábrido, un pez que reacciona a la coloración fluorescente rojiza. Lo novedoso de este estudio es que esta especie puede percibir su propia fluorescencia y controlarla a nivel fisiológico. Además, demuestra la importancia de este tipo de coloración en las interacciones entre individuos. Para llevar a cabo este estudio dispusieron a machos de esta especie en acuarios cuyas paredes eran espejos. Sorprendentemente, vieron que las respuestas de agresividad eran claramente inferiores a las que se producían cuando se confrontaba a otro macho de un acuario con paredes transparentes. Se cree que los patrones de coloración tienen como función el reconocimiento de los individuos, y en otras especies se ha comprobado que también es utilizada la fluorescencia para comunicarse entre ellos, sin ser descubiertos por potenciales depredadores que no tienen una capacidad de visión desarrollada. Por esta razón, la utilización de determinados colores, como el rojo, es muy útil para las interacciones visuales a corta distancia.
Estos resultados abren una puerta a posibilidades para los científicos en multitud de campos; conocer la sensibilidad de los fotorreceptores de estos peces permitirá, por ejemplo, conocer ciertas pautas de comportamiento. O incluso profundizar en sus conversaciones privadas cuando interactúan con otros congéneres.
Posiblemente, nos hemos estado perdiendo un mundo de colores que somos incapaces de ver. La tecnología actual permitirá llenar en parte este vacío de conocimiento y en los próximos años se podrán responder preguntas de las que todavía carecemos de respuesta.
*El trabajo al que hace referencia este artículo es el siguiente: Tobias, G., D. Sprenger and N.K. Michiels. 2014. "Fairy wrasses perceive and respond to their deep red fluorescent coloration". Proceedings of the Royal Society B, 281: 20140787.
Hasta hace poco tiempo, se creía que su visión era limitada, pero los últimos estudios han puesto en relieve que existen muchas especies de peces que detectan fluorescencias, y que en la mayoría de los casos forman parte de su coloración de piel. Una de las características de los pigmentos fluorescentes es que absorben luz de baja longitud de onda y emiten fotones de longitud de onda mayor. Y esto, ¿qué significa? Que pueden generar colores en profundidades a las cuales se pierden con la luz natural. Este fenómeno da lugar a un gran abanico de posibilidades de contrastes de colores en los peces, incluso en zonas profundas.
Unos investigadores alemanes han realizado una serie de experimentos utilizando una especie de lábrido, un pez que reacciona a la coloración fluorescente rojiza. Lo novedoso de este estudio es que esta especie puede percibir su propia fluorescencia y controlarla a nivel fisiológico. Además, demuestra la importancia de este tipo de coloración en las interacciones entre individuos. Para llevar a cabo este estudio dispusieron a machos de esta especie en acuarios cuyas paredes eran espejos. Sorprendentemente, vieron que las respuestas de agresividad eran claramente inferiores a las que se producían cuando se confrontaba a otro macho de un acuario con paredes transparentes. Se cree que los patrones de coloración tienen como función el reconocimiento de los individuos, y en otras especies se ha comprobado que también es utilizada la fluorescencia para comunicarse entre ellos, sin ser descubiertos por potenciales depredadores que no tienen una capacidad de visión desarrollada. Por esta razón, la utilización de determinados colores, como el rojo, es muy útil para las interacciones visuales a corta distancia.
Estos resultados abren una puerta a posibilidades para los científicos en multitud de campos; conocer la sensibilidad de los fotorreceptores de estos peces permitirá, por ejemplo, conocer ciertas pautas de comportamiento. O incluso profundizar en sus conversaciones privadas cuando interactúan con otros congéneres.
Posiblemente, nos hemos estado perdiendo un mundo de colores que somos incapaces de ver. La tecnología actual permitirá llenar en parte este vacío de conocimiento y en los próximos años se podrán responder preguntas de las que todavía carecemos de respuesta.
*El trabajo al que hace referencia este artículo es el siguiente: Tobias, G., D. Sprenger and N.K. Michiels. 2014. "Fairy wrasses perceive and respond to their deep red fluorescent coloration". Proceedings of the Royal Society B, 281: 20140787.