Existen en Internet unos cuantos sitios webs donde, generalmente en clave de humor, se relacionan un buen elenco de argumentos, falacias o pruebas de que dios existe. Me ha llamado especialmente la atención y suscitado una sonrisa el denominado Argumento de la Devastación Incompleta: "a) Un avión Boeing 747 se estrelló muriendo 524 pasajeros y toda la tripulación.b) Pero un niño sobrevivió solamente con quemaduras de tercer grado.c) Por lo tanto, Dios existe".
En el argumento la relevancia de la catástrofe aérea se desvanece para el ferviente creyente ante el fulgor del portentoso prodigio del niño aturdido, lloroso e ileso salvo unas leves quemaduras. Es una cuestión de calibre en la mirada y de escala de valores. En suma, es una cuestión de las gafas que cada persona decida portar para contemplar e interpretar el mundo y la vida.
Al Partido Popular es aplicable, en mi opinión, un argumento análogo. Seis millones de parados, una juventud emigrada al extranjero o enmarañada en la precariedad que priva de futuro mediante rácanos contratos de prácticas o temporales, la sanidad pública sistemáticamente amenazada y empobrecida, un aumento de la brecha social entre ricos y pobres, cada vez menos profesorado en la escuela y más alumnado en el aula, menos becas de comedor, de libros, de estudio, cada vez más personas dependientes desatendidas por normativas vergonzantes, pobreza infantil creciente... pero (como dios en la catástrofe del Boeing 747) el PP existe.
La prensa nos despierta de vez en cuando con nuevas encuestas de intención de voto, donde Podemos pisa los talones al PSOE, mientras IU se desploma y UPyD medio se diluye. Pero el PP existe: "El Partido Popular ganaría con el 30% de los votos", aparece como un mantra. Cual roca en que rompe la ola, como escribe José Hierro (aunque el presidente Rajoy prefiere hablar de "raíces vigorosas" en lugar de aquellos birriosos brotes verdes de ZP), el PP tiene una clientela fiel, con gafas de gruesas lentes e inamovibles convicciones a priori (ese 30% que nutre y se nutre de la raíces vigorosas del PP), dispuesta hasta donde fuere a mantener a su Partido Popular, eterno, inmarcesible, defensor del único Dios verdadero, de la vida, de la unidad de la Patria, de los valores tradicionales eternos, de la familia verdadera y del matrimonio como dios manda, garante de la lucha contra el libertinaje, adalid de dejar las cosas como están, de toda regeneración política (=es preciso que algo cambie para que nada cambie).
Sin abandonar el humor, me contaba un amigo hace ya unos cuantos años que el PP, como antaño otros personajes, siempre abogarán por que España sea una. Porque si hubiera dos, muchos estarían en la otra; grande, para que quepamos nosotros y los turistas, aunque no los inmigrantes sin dinero; y que España sea libre, porque así unos pueden ser del Madrid y otros del Barça.
Entretanto, algunos dirigentes actuales, que lo son sin haber dudado jamás de sus dirigentes ni haber permitido a los dirigidos dudar, concluyen, pasare lo que pasare y fuere cual fuere la catástrofe, que el PP existe, y esgrimen unas grandes tijeras para recortar de aquí al 2017 50.000 millones de euros en todo lo que se les ponga por delante.
Por el contrario, según ATTAC y el Sindicato de Técnicos de Hacienda, si España quisiera equipararse a la Europa más igualitaria y social, podría obtener 63.809 millones de euros de recaudación adicional, por ejemplo, aplicando un 35% en el Impuesto de Sociedades (recaudando así 13.943 millones de euros más), reduciendo al menos en diez puntos la economía sumergida (38.577 millones), prohibiendo las operaciones en corto contra la deuda pública (1.400 millones), implantando un impuesto a las Transacciones Financieras (5.000 millones), etc.
Ahora bien: a) El Gobierno no tiene la menor intención de hacer nada de eso; b) Pero el Gobierno todo lo hace por el bien de España; c) Luego el PP existe.
En el argumento la relevancia de la catástrofe aérea se desvanece para el ferviente creyente ante el fulgor del portentoso prodigio del niño aturdido, lloroso e ileso salvo unas leves quemaduras. Es una cuestión de calibre en la mirada y de escala de valores. En suma, es una cuestión de las gafas que cada persona decida portar para contemplar e interpretar el mundo y la vida.
Al Partido Popular es aplicable, en mi opinión, un argumento análogo. Seis millones de parados, una juventud emigrada al extranjero o enmarañada en la precariedad que priva de futuro mediante rácanos contratos de prácticas o temporales, la sanidad pública sistemáticamente amenazada y empobrecida, un aumento de la brecha social entre ricos y pobres, cada vez menos profesorado en la escuela y más alumnado en el aula, menos becas de comedor, de libros, de estudio, cada vez más personas dependientes desatendidas por normativas vergonzantes, pobreza infantil creciente... pero (como dios en la catástrofe del Boeing 747) el PP existe.
La prensa nos despierta de vez en cuando con nuevas encuestas de intención de voto, donde Podemos pisa los talones al PSOE, mientras IU se desploma y UPyD medio se diluye. Pero el PP existe: "El Partido Popular ganaría con el 30% de los votos", aparece como un mantra. Cual roca en que rompe la ola, como escribe José Hierro (aunque el presidente Rajoy prefiere hablar de "raíces vigorosas" en lugar de aquellos birriosos brotes verdes de ZP), el PP tiene una clientela fiel, con gafas de gruesas lentes e inamovibles convicciones a priori (ese 30% que nutre y se nutre de la raíces vigorosas del PP), dispuesta hasta donde fuere a mantener a su Partido Popular, eterno, inmarcesible, defensor del único Dios verdadero, de la vida, de la unidad de la Patria, de los valores tradicionales eternos, de la familia verdadera y del matrimonio como dios manda, garante de la lucha contra el libertinaje, adalid de dejar las cosas como están, de toda regeneración política (=es preciso que algo cambie para que nada cambie).
Sin abandonar el humor, me contaba un amigo hace ya unos cuantos años que el PP, como antaño otros personajes, siempre abogarán por que España sea una. Porque si hubiera dos, muchos estarían en la otra; grande, para que quepamos nosotros y los turistas, aunque no los inmigrantes sin dinero; y que España sea libre, porque así unos pueden ser del Madrid y otros del Barça.
Entretanto, algunos dirigentes actuales, que lo son sin haber dudado jamás de sus dirigentes ni haber permitido a los dirigidos dudar, concluyen, pasare lo que pasare y fuere cual fuere la catástrofe, que el PP existe, y esgrimen unas grandes tijeras para recortar de aquí al 2017 50.000 millones de euros en todo lo que se les ponga por delante.
Por el contrario, según ATTAC y el Sindicato de Técnicos de Hacienda, si España quisiera equipararse a la Europa más igualitaria y social, podría obtener 63.809 millones de euros de recaudación adicional, por ejemplo, aplicando un 35% en el Impuesto de Sociedades (recaudando así 13.943 millones de euros más), reduciendo al menos en diez puntos la economía sumergida (38.577 millones), prohibiendo las operaciones en corto contra la deuda pública (1.400 millones), implantando un impuesto a las Transacciones Financieras (5.000 millones), etc.
Ahora bien: a) El Gobierno no tiene la menor intención de hacer nada de eso; b) Pero el Gobierno todo lo hace por el bien de España; c) Luego el PP existe.