Pablo Echenique, eurodiputado de Podemos a quien tuve el gusto de conocer en Zaragoza casi coincidiendo con su elección, se refiere a un artículo publicado en El Confidencial en el que se ventilan unas supuestas y diversas corrientes ideológicas dentro del nuevo partido. Dice Pablo que el resultado del análisis es casi tierno y puro humor. Si así le parece, habría que pensar -teniendo en cuenta la agudeza que caracteriza a Echenique- que la búsqueda de diferencias en Podemos con intenciones divisorias no tiene ninguna razón de ser actualmente.
Tampoco parece que eso pueda ocurrir en una formación que acaba de nacer, que vive unas cada vez más crecientes expectativas de voto y que tiene al frente no uno sino varios líderes de contrastada capacidad intelectual, probado conocimiento en la ciencia política y un notable carisma como comunicadores. Soy de la opinión, con todo, que si a mi apreciado Pablo Echenique le parece tierna y hasta un tanto humorística la disección del articulista, no debería caer en saco roto lo que la intención de ese análisis proyecta. Esto es, que gracias a su estructura más abierta y participativa que la de cualquier otro partido político, Podemos corre muchos más riesgos de división, máxime a partir del momento en que pueda tocar poder, tal como todas las encuestas vaticinan.
Lo dijo Pablo Iglesias recientemente, a propósito de las próximas elecciones municipales, y me parece muy atinado su criterio de que la formación seleccione aquellas ciudades y pueblos en los que pueda concurrir al lado de otros movimientos sociales. No se debe dar cabida a los oportunistas, tal como ocurrió en el Partido Socialista ante la inminencia de la gran victoria electoral en octubre de 1982, según pude comprobar entonces. También, apunto, es preciso evitar que desde dentro de Podemos puedan suscitarse divisiones que den al traste con las expectativas de regeneración que para un amplio sector de la sociedad está suponiendo su reciente irrupción en la política española. Es algo que se va intentar a toda costa y que debería alertar a la organización al máximo.
No quiero dejar sin un comentario, para terminar este artículo, dos recientes declaraciones a propósito de la participación o no participación de Podemos en las elecciones municipales. Las primeras pertenecen a un carismático exdirigente del PSOE, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que considera a los líderes del partido emergente personas con la suficiente inteligencia y formación política, razón por la que evitarán que ese partido se presente a esos comicios, pues saben -según el expresidente de Extremadura- que en muchas de las asambleas de Podemos aparece lo peor de cada casa.
Las segundas manifestaciones las ofrece en una entrevista Fernando de Silva Cienfuegos-Jovellanos, veterano exmilitante del Partido Socialista en Asturias, afiliado ahora a Podemos, y cuya mejor experiencia en su largo currículum político -según sus palabras- ha sido conocer en las asambleas de este partido a un montón de gente que tiene un sentido de la solidaridad que pensé que no existía en esta sociedad: "Gente que de forma absolutamente desinteresada se entrega a cualquier causa. Lo estamos viendo cada vez que hay cualquier problema, un desahucio, un conflicto laboral..., ahí hay siempre gente de Podemos, pero están ahí no para conseguir votos, sino que están ahí para solucionar un problema. Están ahí porque su forma de pensar les dice que tienen que estar para echar una mano. Y después hay otra cosa importante que aprendí y es que cuando tienes una posición económica en la vida que te permite vivir de una forma más o menos holgada, no valoras el céntimo de euro. Cuando comienzas a conocer a gente que valora mucho el sacrificio, es decir, lo que es el céntimo de euro, te das cuenta de que hay personas que lo están pasando mal, que están al límite y que esta situación tiene que acabarse".
Falta saber, a la vista de dos puntos de vista tan opuestos, qué simpatizantes o militantes del PSOE participan de la opinión de uno y otro, pues eso es lo que se reflejará en los votos cuando los ciudadanos concurran a las urnas.
Tampoco parece que eso pueda ocurrir en una formación que acaba de nacer, que vive unas cada vez más crecientes expectativas de voto y que tiene al frente no uno sino varios líderes de contrastada capacidad intelectual, probado conocimiento en la ciencia política y un notable carisma como comunicadores. Soy de la opinión, con todo, que si a mi apreciado Pablo Echenique le parece tierna y hasta un tanto humorística la disección del articulista, no debería caer en saco roto lo que la intención de ese análisis proyecta. Esto es, que gracias a su estructura más abierta y participativa que la de cualquier otro partido político, Podemos corre muchos más riesgos de división, máxime a partir del momento en que pueda tocar poder, tal como todas las encuestas vaticinan.
Lo dijo Pablo Iglesias recientemente, a propósito de las próximas elecciones municipales, y me parece muy atinado su criterio de que la formación seleccione aquellas ciudades y pueblos en los que pueda concurrir al lado de otros movimientos sociales. No se debe dar cabida a los oportunistas, tal como ocurrió en el Partido Socialista ante la inminencia de la gran victoria electoral en octubre de 1982, según pude comprobar entonces. También, apunto, es preciso evitar que desde dentro de Podemos puedan suscitarse divisiones que den al traste con las expectativas de regeneración que para un amplio sector de la sociedad está suponiendo su reciente irrupción en la política española. Es algo que se va intentar a toda costa y que debería alertar a la organización al máximo.
No quiero dejar sin un comentario, para terminar este artículo, dos recientes declaraciones a propósito de la participación o no participación de Podemos en las elecciones municipales. Las primeras pertenecen a un carismático exdirigente del PSOE, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que considera a los líderes del partido emergente personas con la suficiente inteligencia y formación política, razón por la que evitarán que ese partido se presente a esos comicios, pues saben -según el expresidente de Extremadura- que en muchas de las asambleas de Podemos aparece lo peor de cada casa.
Las segundas manifestaciones las ofrece en una entrevista Fernando de Silva Cienfuegos-Jovellanos, veterano exmilitante del Partido Socialista en Asturias, afiliado ahora a Podemos, y cuya mejor experiencia en su largo currículum político -según sus palabras- ha sido conocer en las asambleas de este partido a un montón de gente que tiene un sentido de la solidaridad que pensé que no existía en esta sociedad: "Gente que de forma absolutamente desinteresada se entrega a cualquier causa. Lo estamos viendo cada vez que hay cualquier problema, un desahucio, un conflicto laboral..., ahí hay siempre gente de Podemos, pero están ahí no para conseguir votos, sino que están ahí para solucionar un problema. Están ahí porque su forma de pensar les dice que tienen que estar para echar una mano. Y después hay otra cosa importante que aprendí y es que cuando tienes una posición económica en la vida que te permite vivir de una forma más o menos holgada, no valoras el céntimo de euro. Cuando comienzas a conocer a gente que valora mucho el sacrificio, es decir, lo que es el céntimo de euro, te das cuenta de que hay personas que lo están pasando mal, que están al límite y que esta situación tiene que acabarse".
Falta saber, a la vista de dos puntos de vista tan opuestos, qué simpatizantes o militantes del PSOE participan de la opinión de uno y otro, pues eso es lo que se reflejará en los votos cuando los ciudadanos concurran a las urnas.