Todo se desmorona a nuestro alrededor. No hay institución que no esté tocada. Las tarjetas black y la corrupción sistémica, el ébola y la Sanidad, la tercera crisis dentro de la Gran Recesión con el estancamiento de Alemania -por lo pronto las exportaciones españolas sufren su mayor caída en cinco años-.
Y sin embargo, institucionalmente solo se habla de Cataluña.
"¡Qué hartazgo!" -les decimos a los diputados catalanes- "¿Es que no veis que la gente desconecta en cuanto sale la bronca entre Mas y Rajoy?" "Puede ser, pero la sociedad catalana es un polvorín. Mas no está muerto", dice un miembro de CiU.
Aunque la realidad es que hasta en los pasillos del Congreso, las compras en lencería y clubs de alterne de las tarjetas opacas generan más morbo entre sus señorías que la consulta versioneada. "No debería aburrir tanto el problema catalán porque va a acabar estallando en las manos al Gobierno", reflexiona José Enrique Serrano, el fontanero por excelencia de los socialistas, ahora que el PSC (Partido Socialista de Cataluña) y su tercera vía cobra nueva relevancia.
Miquel Iceta, secretario general del PSC, está de acuerdo: "En teoría deberíamos ser la solución, porque somos los únicos que tenemos un camino sensato. Pero el principal problema está en Madrid, donde el Gobierno no quiere mover ficha hasta el 10 de noviembre. Aguantar hasta entonces, desaprovechando la oportunidad de avanzar, supone un desgaste enorme, lo venimos diciendo desde hace meses". Iceta está muy preocupado por esa imagen que se ha transmitido de que Mas es un zombi, cuando existe un interés general en el Parlament por aguantar el 2016, a pesar de que ERC haya escenificado una ruptura que no es auténtica: "Van todos muy apurados. Si creen que el problema se ha aparcado, no es verdad porque Mas tiene 50 diputados y nosotros 20 y va a ser difícil resistir hasta 2016 con otra crisis económica, aunque prorrogue los presupuestos".
ERC necesita tiempo. Tiempo para ampliar su número de concejales en los ayuntamientos catalanes porque ahora mismo está en clara minoría, y para consolidar su poder, antes tiene que gobernar en los municipios. Alfred Bosch, el intelectual de Esquerra en Madrid, se muestra conciliador: "No era el modelo que habíamos pactado, pero vamos a ofrecer nuestra colaboración porque hay que ir a otro escenario que nos sea útil. Tendremos que dar nuestro apoyo a esos puntos de votación y a un proceso de consulta que va a durar varios días". Y mientras habla de mantener el apoyo a CiU, el convergente Carles Campuzano insiste en que "no se ha acabado nada. En Cataluña hay una mayoría que quiere cambiar el status quo, unos quieren las independencia y otros la reforma constitucional. Pero la idea que ha calado de que esta es la oportunidad de construir una nueva Cataluña, no ha cambiado".
Tampoco ha cambiado el hastío que produce el dueto Mas-Rajoy. Los diputados, por mucho que tengan encomendado soltar sus respectivos mensajes sobre Cataluña, también se aburren. "¿Oye, qué ha pasado en la Permanente del PP, han expulsado a Rato?", nos preguntan. El aval de los empresarios de Madrid a Arturo Fernández, el experto en invertir en su propio negocio con las black, se convierte en alternativa a Cataluña. "Debería dimitir", resuelve Juan Moscoso, el nuevo portavoz económico de Sánchez, opinión que comparte el portavoz económico del PNV, Pedro Azpiazu. El diputado vasco sale mosqueado con Montoro por su insistencia en "seguir aplicando el manual merkeliano, que está llevando al estancamiento a la propia Alemania". Ahí Pedro Sánchez tiene algo que aportar: "Estuve la semana pasada en Alemania y ya les dije que tenían que invertir". Ya nos imaginamos el eco que han tenido sus recomendaciones. Idéntico efecto que el que habrán causado sus consejos en Mas y Rajoy: "A Mas ya le he dicho que respete la legalidad y a Rajoy que el diálogo no es suficiente".
Por si las sugerencias de Sánchez no calan en la canciller alemana, ni el president ni en el inquilino de Moncloa, los socialistas catalanes negocian a dos bandas con toda la discreción que pueden. "Vamos a ofrecer un pacto a Mas, sin marcar el calendario y con unos gestos ideológicos que lo justifiquen, aunque también estamos hablando con Duran, pues hay una opción remota en el caso de que rompiera con Convergencia -algo que difícilmente ocurrirá antes de las elecciones del 2016-", reconoce un dirigente del PSC.
Pero si nos dejamos llevar por las noticias que pitan en la lista de lo más visto, hay que volver al ébola y a Ana Mato, que hoy se ha hecho un intensivo mañana y tarde para no tener que dimitir, o que la dimitan, como el responsable del operativo que sacrificó a Excalibur. Según ella la razón fundamental para permanecer atada a la silla es: "Me dedico a mi trabajo en cuerpo y alma".
Y sin embargo, institucionalmente solo se habla de Cataluña.
"¡Qué hartazgo!" -les decimos a los diputados catalanes- "¿Es que no veis que la gente desconecta en cuanto sale la bronca entre Mas y Rajoy?" "Puede ser, pero la sociedad catalana es un polvorín. Mas no está muerto", dice un miembro de CiU.
Aunque la realidad es que hasta en los pasillos del Congreso, las compras en lencería y clubs de alterne de las tarjetas opacas generan más morbo entre sus señorías que la consulta versioneada. "No debería aburrir tanto el problema catalán porque va a acabar estallando en las manos al Gobierno", reflexiona José Enrique Serrano, el fontanero por excelencia de los socialistas, ahora que el PSC (Partido Socialista de Cataluña) y su tercera vía cobra nueva relevancia.
Miquel Iceta, secretario general del PSC, está de acuerdo: "En teoría deberíamos ser la solución, porque somos los únicos que tenemos un camino sensato. Pero el principal problema está en Madrid, donde el Gobierno no quiere mover ficha hasta el 10 de noviembre. Aguantar hasta entonces, desaprovechando la oportunidad de avanzar, supone un desgaste enorme, lo venimos diciendo desde hace meses". Iceta está muy preocupado por esa imagen que se ha transmitido de que Mas es un zombi, cuando existe un interés general en el Parlament por aguantar el 2016, a pesar de que ERC haya escenificado una ruptura que no es auténtica: "Van todos muy apurados. Si creen que el problema se ha aparcado, no es verdad porque Mas tiene 50 diputados y nosotros 20 y va a ser difícil resistir hasta 2016 con otra crisis económica, aunque prorrogue los presupuestos".
ERC necesita tiempo. Tiempo para ampliar su número de concejales en los ayuntamientos catalanes porque ahora mismo está en clara minoría, y para consolidar su poder, antes tiene que gobernar en los municipios. Alfred Bosch, el intelectual de Esquerra en Madrid, se muestra conciliador: "No era el modelo que habíamos pactado, pero vamos a ofrecer nuestra colaboración porque hay que ir a otro escenario que nos sea útil. Tendremos que dar nuestro apoyo a esos puntos de votación y a un proceso de consulta que va a durar varios días". Y mientras habla de mantener el apoyo a CiU, el convergente Carles Campuzano insiste en que "no se ha acabado nada. En Cataluña hay una mayoría que quiere cambiar el status quo, unos quieren las independencia y otros la reforma constitucional. Pero la idea que ha calado de que esta es la oportunidad de construir una nueva Cataluña, no ha cambiado".
Tampoco ha cambiado el hastío que produce el dueto Mas-Rajoy. Los diputados, por mucho que tengan encomendado soltar sus respectivos mensajes sobre Cataluña, también se aburren. "¿Oye, qué ha pasado en la Permanente del PP, han expulsado a Rato?", nos preguntan. El aval de los empresarios de Madrid a Arturo Fernández, el experto en invertir en su propio negocio con las black, se convierte en alternativa a Cataluña. "Debería dimitir", resuelve Juan Moscoso, el nuevo portavoz económico de Sánchez, opinión que comparte el portavoz económico del PNV, Pedro Azpiazu. El diputado vasco sale mosqueado con Montoro por su insistencia en "seguir aplicando el manual merkeliano, que está llevando al estancamiento a la propia Alemania". Ahí Pedro Sánchez tiene algo que aportar: "Estuve la semana pasada en Alemania y ya les dije que tenían que invertir". Ya nos imaginamos el eco que han tenido sus recomendaciones. Idéntico efecto que el que habrán causado sus consejos en Mas y Rajoy: "A Mas ya le he dicho que respete la legalidad y a Rajoy que el diálogo no es suficiente".
Por si las sugerencias de Sánchez no calan en la canciller alemana, ni el president ni en el inquilino de Moncloa, los socialistas catalanes negocian a dos bandas con toda la discreción que pueden. "Vamos a ofrecer un pacto a Mas, sin marcar el calendario y con unos gestos ideológicos que lo justifiquen, aunque también estamos hablando con Duran, pues hay una opción remota en el caso de que rompiera con Convergencia -algo que difícilmente ocurrirá antes de las elecciones del 2016-", reconoce un dirigente del PSC.
Pero si nos dejamos llevar por las noticias que pitan en la lista de lo más visto, hay que volver al ébola y a Ana Mato, que hoy se ha hecho un intensivo mañana y tarde para no tener que dimitir, o que la dimitan, como el responsable del operativo que sacrificó a Excalibur. Según ella la razón fundamental para permanecer atada a la silla es: "Me dedico a mi trabajo en cuerpo y alma".