Nos hemos vuelto tan vagos que o nos dan la información ya masticada o digerida o no nos enteramos de nada. Somos como los estudiantes que se aprenden las asignaturas haciendo chuletas en un folio, en un boli (a riesgo de quedarnos ciegos) o en la funda de las gafas: necesitamos esquemas que no nos hagan perder el tiempo, que nos condensen la información indispensable para el examen, para que cuando nos pregunten sobre el tema de actualidad o de moda sepamos responder con soltura y aparente conocimiento de causa.
Los libros de autoayuda empezaron a darnos lo que pedíamos con títulos como: "los 88 peldaños del éxito", "las 50 claves de la salud" o "los 7 hábitos que te harán vivir mil años". Pronto tendremos en las librerías "20 frases de El Quijote para no tenerse que leer el tocho" o "las 9 lecciones de Anna Karenina para huir de los amores tóxicos" (No te entusiasmes con el título, ya lo tengo registrado). Los periódicos digitales se han apuntado a la tendencia y llenan sus páginas con artículos que van desde "los 10 puntos para entender que es el ébola" a "Los 7 pasos para preparar el mejor cupcake". Todo con tal de atrapar nuestra dispersa atención durante unos segundos más y, con un poco de suerte, conseguir que leamos la siguiente lista. Yo estoy tan abducido por esta moda que llevo tiempo intentando hacer un artículo con la mía propia. Una sorprendente, intrigante, definitiva. Lo malo es que, por mucho que lo intento, no me salen. Y es que toda nuestra vida está regida por listas. No hay más que mirar la agenda de tareas de mi Gmail: "Ir al gimnasio todos los días", "No ponerme lila a dulce de leche mientras veo la tele", "Ahorrar para el estacazo del IBI", me dice desde hace meses. También tenemos la lista de la compra, la de material escolar para los niños, la de medicinas que tomar y demás, cosas en general desagradables y que solo consiguen hacernos sentir mal porque no llegamos nunca a cumplirlas. En definitiva, amamos las listas y las odiamos a la vez. Por eso me he propuesto escribir la "anti lista", un agujero negro de conocimientos, una relación de razones por la que yo no debería escribir esta lista.
1) He elegido un tema, ligar, sobre el que sé bastante poco. No soy coach, ni dj, las dos profesiones de referencia sobre las que se basa la sólida recuperación de la economía nacional. Tampoco un "it boy" de esos que hablan las revistas y que todavía no sé muy que son.
2) Nadie te puede enseñar a ligar. Es un don con el que se nace, como tener ojos verdes solo que mucho más difícil. En mi vida he conocido menos de diez personas que tuvieran auténtico arte para ligar y todos ellos ya soltaban piropos en la cuna.
3) La mayoría de las veces se liga por pura chiripa: por puro cansancio del contrincante, por despecho, por alteraciones hormonales incontrolables, porque te pareces a su primo Luis, etcétera.
4) Para este alto fin no sirven ni el yoga ni las terapias alternativas ni eso que ahora llaman "mindfulness" y sobre el que se pueden encontrar una ristra de listas en internet.
5) El alcohol no tiene sustituto. Por mucho que te den consejos del tipo: "Sonríe, muestra seguridad, habla pero escucha, mira a los ojos pero apunta al corazón" y te digan que están avalados por estudios de unos sesudos científicos de la Universidad de Harvard, lo cierto es que no hay como un buen pelotazo para librarse de los complejos y de las vergüenzas tontas. Eso sí, es recomendable que tu contrario se haya tomado un par más para que no se dé cuenta de cómo te patina el embrague.
6) Cuando bebes, el sexo es un desastre. Por lo tanto, mejor que no bebas. Claro que si no bebes, no ligas... En fin, la eterna paradoja.
7) Ni ahora ni nunca se ha ligado en la cola de la panadería, en el autobús o leyendo poesía en un parque, circunstancias supuestamente habituales en las que muchas personas creen que van a conocer personas "normales" y sin vicios. Ya ni siquiera se liga en los bares. Ahora solo hay dos sitios donde se puede ligar: en el trabajo y en internet. Para eso no te hace falta ninguna lista sino un curso de seguridad en la red.
8) Ligar solo trae disgustos: es caro, malo para la salud, mayoritariamente solo se conoce a desechos de tienta, gente que no nos gustaría tener como amigos ni en Facebook. Al final lo mejor va a resultar la vieja usanza: que tu madre te presente una buena moza o al chico de la del quinto que tiene mucho futuro.
Bueno, finalmente he conseguido escribir mi lista. Después de todo no era tan difícil, todo es ponerse. Como el comer y el rascar, todo es empezar, ya estoy preparando "las 10 razones por las que Ernst de Hannover merece el premio Nobel de física" y un guión de largometraje sobre "las 5 ideas básicas sobre la legislación comunitaria del salmonete". Lo veo, por fin he dado con la fórmula, de aquí al estrellato. Eso sí, sigo sin conseguir ir al gimnasio y sin ahorrar un euro para pagar el IBI.
Los libros de autoayuda empezaron a darnos lo que pedíamos con títulos como: "los 88 peldaños del éxito", "las 50 claves de la salud" o "los 7 hábitos que te harán vivir mil años". Pronto tendremos en las librerías "20 frases de El Quijote para no tenerse que leer el tocho" o "las 9 lecciones de Anna Karenina para huir de los amores tóxicos" (No te entusiasmes con el título, ya lo tengo registrado). Los periódicos digitales se han apuntado a la tendencia y llenan sus páginas con artículos que van desde "los 10 puntos para entender que es el ébola" a "Los 7 pasos para preparar el mejor cupcake". Todo con tal de atrapar nuestra dispersa atención durante unos segundos más y, con un poco de suerte, conseguir que leamos la siguiente lista. Yo estoy tan abducido por esta moda que llevo tiempo intentando hacer un artículo con la mía propia. Una sorprendente, intrigante, definitiva. Lo malo es que, por mucho que lo intento, no me salen. Y es que toda nuestra vida está regida por listas. No hay más que mirar la agenda de tareas de mi Gmail: "Ir al gimnasio todos los días", "No ponerme lila a dulce de leche mientras veo la tele", "Ahorrar para el estacazo del IBI", me dice desde hace meses. También tenemos la lista de la compra, la de material escolar para los niños, la de medicinas que tomar y demás, cosas en general desagradables y que solo consiguen hacernos sentir mal porque no llegamos nunca a cumplirlas. En definitiva, amamos las listas y las odiamos a la vez. Por eso me he propuesto escribir la "anti lista", un agujero negro de conocimientos, una relación de razones por la que yo no debería escribir esta lista.
1) He elegido un tema, ligar, sobre el que sé bastante poco. No soy coach, ni dj, las dos profesiones de referencia sobre las que se basa la sólida recuperación de la economía nacional. Tampoco un "it boy" de esos que hablan las revistas y que todavía no sé muy que son.
2) Nadie te puede enseñar a ligar. Es un don con el que se nace, como tener ojos verdes solo que mucho más difícil. En mi vida he conocido menos de diez personas que tuvieran auténtico arte para ligar y todos ellos ya soltaban piropos en la cuna.
3) La mayoría de las veces se liga por pura chiripa: por puro cansancio del contrincante, por despecho, por alteraciones hormonales incontrolables, porque te pareces a su primo Luis, etcétera.
4) Para este alto fin no sirven ni el yoga ni las terapias alternativas ni eso que ahora llaman "mindfulness" y sobre el que se pueden encontrar una ristra de listas en internet.
5) El alcohol no tiene sustituto. Por mucho que te den consejos del tipo: "Sonríe, muestra seguridad, habla pero escucha, mira a los ojos pero apunta al corazón" y te digan que están avalados por estudios de unos sesudos científicos de la Universidad de Harvard, lo cierto es que no hay como un buen pelotazo para librarse de los complejos y de las vergüenzas tontas. Eso sí, es recomendable que tu contrario se haya tomado un par más para que no se dé cuenta de cómo te patina el embrague.
6) Cuando bebes, el sexo es un desastre. Por lo tanto, mejor que no bebas. Claro que si no bebes, no ligas... En fin, la eterna paradoja.
7) Ni ahora ni nunca se ha ligado en la cola de la panadería, en el autobús o leyendo poesía en un parque, circunstancias supuestamente habituales en las que muchas personas creen que van a conocer personas "normales" y sin vicios. Ya ni siquiera se liga en los bares. Ahora solo hay dos sitios donde se puede ligar: en el trabajo y en internet. Para eso no te hace falta ninguna lista sino un curso de seguridad en la red.
8) Ligar solo trae disgustos: es caro, malo para la salud, mayoritariamente solo se conoce a desechos de tienta, gente que no nos gustaría tener como amigos ni en Facebook. Al final lo mejor va a resultar la vieja usanza: que tu madre te presente una buena moza o al chico de la del quinto que tiene mucho futuro.
Bueno, finalmente he conseguido escribir mi lista. Después de todo no era tan difícil, todo es ponerse. Como el comer y el rascar, todo es empezar, ya estoy preparando "las 10 razones por las que Ernst de Hannover merece el premio Nobel de física" y un guión de largometraje sobre "las 5 ideas básicas sobre la legislación comunitaria del salmonete". Lo veo, por fin he dado con la fórmula, de aquí al estrellato. Eso sí, sigo sin conseguir ir al gimnasio y sin ahorrar un euro para pagar el IBI.