La TV está en obras. Estamos trabajando. Resintonicen con la TV
Es posible que no nos hayamos dado cuenta de la profunda transformación que ha experimentado la televisión en los últimos años. Es posible que ese cambio del día a día nos haya impedido ver que el entretenimiento que llega a nuestras vidas a través de la TV es diferente del que recibíamos hace tan sólo 5 años.
La TV vuelve a crecer en inversión publicitaria, se habla más de TV conectada que de piratería, y nuestras opiniones sobre los programas favoritos las volcamos sobre una comunidad más amplia que la que se encerraba en el salón de nuestras casas. Incluso la llamada TV de pago crece gracias al trepidante ritmo de conexión a redes de banda ancha. El consumo es cada vez más fácil y accesible en cualquier momento del día. Como proclamaban recientemente en el MIPCOM, el festival que reúne a toda la industria TV en Europa cada otoño, la TV en la era digital está viviendo una auténtica edad de oro. Nunca había estado tan bien.
La TV está concentrando en el seno de su comunidad las mayores inversiones de talento y recursos, porque su arco de participantes es más amplio que nunca. Tal es el tamaño de su transformación silenciosa en estos años digitales. Si hace años hablábamos del traspaso de talento creativo del mundo del cine al de la ficción televisiva, hoy es una realidad incontestable. Esto por un lado de la ecuación. Por el otro lado tenemos un universo millennial o generación nacida con un dispositivo conectado a internet que está transmitiendo día y noche sus más ingeniosas ocurrencias, sus narraciones más sorpresivas, están contándonos sus emociones más profundas. Y auténticas. Los guionistas a sueldo sencillamente no lo hacen mejor.
La TV nunca había estado más a nuestro alcance. La pantalla que nos citaba en nuestros hogares a sesiones colectivas familiares se ha multiplicado por cada uno de los dispositivos conectados y que nos acompañan literalmente todo el día. El uso de la televisión ya no es sólo una sesión más o menos larga cuando llegamos a casa, hoy la televisión es un entorno de relación que pasamos de unos a otros sugiriendo propuestas, señalando momentos relevantes... que hablan más de nosotros que de los programas a los que hacen referencia. La TV se ha incorporado a nuestro lenguaje y al igual que utilizamos palabras para articular nuestros mensajes y emociones, hoy utilizamos enlaces y programas ya elaborados para comunicarnos con otros. La televisión es un elemento de nuestro lenguaje comunicativo, la televisión es un elemento más de los códigos de expresión que hablan de nosotros y con los que expresamos nuestras emociones. Hoy para reírte de algo o cuando algo te sorprende no sólo utilizamos emoticonos, sino también gifs. La TV es un vehículo de expresión personal.
Y en medio de esta profunda transformación silenciosa se lanza un mensaje: Resintonicen
El miedo a la desconexión es la gran metáfora de nuestros días. La sintonización es la clave de este arco que mantiene el equilibrio de todo lo anterior. La falta de sintonización es el peligro más importante de nuestras sociedades conectadas.
Y la gran lección de este nuevo universo digital es que quien tiene que sintonizar es la televisión, no el usuario. El usuario lo hace sin necesidad de esperar a la televisión. Nunca la televisión lo había tenido tan fácil. Hoy ya están construidas las vías, ya están tendidas las infraestructuras para desarrollar una industria televisiva saludable con sistemas para que su éxito revierta en retroalimentación de su modelo. Sólo falta que sus gestores sintonicen con sus usuarios.
Probablemente un millennial utilizaría el término actualizar.
El mensaje vendría a ser resintonicen ustedes. O mejor dicho, actualicen ustedes