Llega el año 2014, el de la recuperación y según todos los indicadores macroeconómicos así será. Ahora lo importante es saber hasta dónde llegará, a qué velocidad, si lo notará la economía real, si será sostenible, si nos permitirá recuperar lo que perdimos y en qué tiempo lo conseguiremos.
Siempre he creído que la llegada del PP al poder en uno de los momentos de mayor deterioro de la economía le ha permitido aplicar un programa de máximos, amparándose en la justificación de la tan utilizada frase "no queda más remedio". La crisis económica les ha dado un soporte, convirtiéndose en los mejores representantes del Premio Nobel de economía Milton Friedman que dijo:
La aplicación de esta filosofía por parte del PP ha sido llevada al extremo, aplicando su ideario político que en otro momento hubiera sido impensable por lo impopular de las medidas. Ha aprobado una reforma laboral que ha dejado a los trabajadores casi sin derechos y deja todo el poder a los empresarios, retrocediendo décadas en esta materia. Recortes en la sanidad con aplicación del copago y privatizaciones incluidas. Una educación pública con menos recursos y menos becas cambiando el concepto que hacía de la educación una herramienta de igualdad de oportunidades. Recortes en las pensiones que hacen que cada año pierdan poder adquisitivo nuestros mayores después de toda una vida trabajando.
Y la pregunta es, ahora que la crisis toca a su fin, ¿va a restablecer el PP todo lo que nos quitó con la justificación de la crisis? Igual que se ha fijado un plazo para el cumplimiento del déficit se debería fijar uno para la devolución de derechos. Y esto no quiere decir que haya que hacer las cosas de la misma forma, ya que seguramente muchas de esas cosas nos llevaron a esta situación.
Igual que ha existido un plan para el cumplimiento del déficit, los partidos debían presentar su plan para la recuperación de derechos, con compromisos claros, creíbles y sostenibles. De nada sirve que estas propuestas sean irrealizables o sean insostenibles financieramente. Los ciudadanos están cansados de los incumplimientos electorales y no van a permitir ninguno más.
Algunas de las propuestas que me gustaría incluyera ese plan son no bajar impuestos a todos por igual como se está planteando por parte del Gobierno del PP para el futuro, sino bajarlo a los que menos tienen; crear una tasa que deben pagar los bancos por los destrozos provocados por una crisis cuyo mayor responsable ha sido el sistema financiero, igual que tuvo que pagar Alemania los destrozos de la Guerra Mundial. El plan debe buscar la competitividad de nuestras empresas por inversión en investigación e innovación, y no por bajadas en los derechos y condiciones laborales, por lo que habrá que ir recuperando los derechos perdidos. Hacer sostenibles los servicios públicos no a través de su eliminación sino a través de nuevos planteamientos que los hagan sostenibles e iguales para todos los ciudadanos. Deberíamos marcarnos también que cuando haya superávit en las cuentas públicas no se dedique ese dinero a actuaciones que sirvan de propaganda al gobernante de turno, y poder dedicarlas a hacer nuestra economía más competitiva a través de inversión en tecnología, investigación e innovación. Además todo plan debe llevar obligatoriamente la aplicación de una de las grandes enseñanzas de estas crisis: la economía no se autorregula sola, por ello es imprescindible una regulación por parte de los estados para evitar que nos volvamos a encontrar en una crisis como esta.
Siempre he creído que la llegada del PP al poder en uno de los momentos de mayor deterioro de la economía le ha permitido aplicar un programa de máximos, amparándose en la justificación de la tan utilizada frase "no queda más remedio". La crisis económica les ha dado un soporte, convirtiéndose en los mejores representantes del Premio Nobel de economía Milton Friedman que dijo:
"Solo una crisis -real o percibida como tal- produce un verdadero cambio. Cuando ocurre esa crisis, las acciones que se emprenden dependen de las ideas existentes en aquel momento. Esa es, en mi opinión, nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes y mantenerlas vivas y disponibles hasta que lo políticamente imposible se convierte en políticamente inevitable".
La aplicación de esta filosofía por parte del PP ha sido llevada al extremo, aplicando su ideario político que en otro momento hubiera sido impensable por lo impopular de las medidas. Ha aprobado una reforma laboral que ha dejado a los trabajadores casi sin derechos y deja todo el poder a los empresarios, retrocediendo décadas en esta materia. Recortes en la sanidad con aplicación del copago y privatizaciones incluidas. Una educación pública con menos recursos y menos becas cambiando el concepto que hacía de la educación una herramienta de igualdad de oportunidades. Recortes en las pensiones que hacen que cada año pierdan poder adquisitivo nuestros mayores después de toda una vida trabajando.
Y la pregunta es, ahora que la crisis toca a su fin, ¿va a restablecer el PP todo lo que nos quitó con la justificación de la crisis? Igual que se ha fijado un plazo para el cumplimiento del déficit se debería fijar uno para la devolución de derechos. Y esto no quiere decir que haya que hacer las cosas de la misma forma, ya que seguramente muchas de esas cosas nos llevaron a esta situación.
Igual que ha existido un plan para el cumplimiento del déficit, los partidos debían presentar su plan para la recuperación de derechos, con compromisos claros, creíbles y sostenibles. De nada sirve que estas propuestas sean irrealizables o sean insostenibles financieramente. Los ciudadanos están cansados de los incumplimientos electorales y no van a permitir ninguno más.
Algunas de las propuestas que me gustaría incluyera ese plan son no bajar impuestos a todos por igual como se está planteando por parte del Gobierno del PP para el futuro, sino bajarlo a los que menos tienen; crear una tasa que deben pagar los bancos por los destrozos provocados por una crisis cuyo mayor responsable ha sido el sistema financiero, igual que tuvo que pagar Alemania los destrozos de la Guerra Mundial. El plan debe buscar la competitividad de nuestras empresas por inversión en investigación e innovación, y no por bajadas en los derechos y condiciones laborales, por lo que habrá que ir recuperando los derechos perdidos. Hacer sostenibles los servicios públicos no a través de su eliminación sino a través de nuevos planteamientos que los hagan sostenibles e iguales para todos los ciudadanos. Deberíamos marcarnos también que cuando haya superávit en las cuentas públicas no se dedique ese dinero a actuaciones que sirvan de propaganda al gobernante de turno, y poder dedicarlas a hacer nuestra economía más competitiva a través de inversión en tecnología, investigación e innovación. Además todo plan debe llevar obligatoriamente la aplicación de una de las grandes enseñanzas de estas crisis: la economía no se autorregula sola, por ello es imprescindible una regulación por parte de los estados para evitar que nos volvamos a encontrar en una crisis como esta.