Los primates se masturban, tanto los machos como las hembras. Contamos con evidencias de su existencia en la mayoría de los primates, siendo los bonobos una de las especies más activas. Los bonobos también buscan el sexo sólo por el placer de practicarlo. El amplio repertorio sexual de los bonobos sólo es comparable al humano. En los ellos podemos encontrar preferencias similares a las nuestras, como por ejemplo el beso con lengua, la cópula en todo tipo de posturas -misionero incluida-, la bisexualidad, la homosexualidad o la masturbación mutua.
¿Y los orgasmos? Muchos creían que era exclusivo de los humanos. Incluso durante mucho tiempo se cuestionó el propio orgasmo de las mujeres. Los primates, una vez más, dejan a cada uno en su sitio. Según el psicólogo William Lemmon, se puede provocar el orgasmo en casi cualquier especie de primate. Pero para resolver el misterio, su equipo llevó a cabo pruebas con hembras de chimpancé a las que estimulaba el clítoris y la vagina. Lemmón halló respuestas casi idénticas a las humanas: enrrojecimiento del clítoris, contracciones involuntarias, extensión de la vagina, espasmos en brazos y piernas, expresiones faciales y vocalizaciones asociadas, etc. Es decir, las chimpancés tenían verdaderos orgasmos y además "se dejaban estimular para continuar excitadas. Una de ellas lo permitió hasta en diez ocasiones", registraron en su diario los investigadores. En bonobos, la cosa parece estar clara también. Esta especie, sexualmente más activa que los chimpancés, experimenta reacciones idénticas. Cualquier comparación dejaría en evidencia al propio Nacho Vidal.
¿Y los orgasmos? Muchos creían que era exclusivo de los humanos. Incluso durante mucho tiempo se cuestionó el propio orgasmo de las mujeres. Los primates, una vez más, dejan a cada uno en su sitio. Según el psicólogo William Lemmon, se puede provocar el orgasmo en casi cualquier especie de primate. Pero para resolver el misterio, su equipo llevó a cabo pruebas con hembras de chimpancé a las que estimulaba el clítoris y la vagina. Lemmón halló respuestas casi idénticas a las humanas: enrrojecimiento del clítoris, contracciones involuntarias, extensión de la vagina, espasmos en brazos y piernas, expresiones faciales y vocalizaciones asociadas, etc. Es decir, las chimpancés tenían verdaderos orgasmos y además "se dejaban estimular para continuar excitadas. Una de ellas lo permitió hasta en diez ocasiones", registraron en su diario los investigadores. En bonobos, la cosa parece estar clara también. Esta especie, sexualmente más activa que los chimpancés, experimenta reacciones idénticas. Cualquier comparación dejaría en evidencia al propio Nacho Vidal.