He de decir que dejé todo a un lado para leer recién horneado el texto de La Cultura que Podemos del Círculo CulturaPodemos nos ofrecía de buena mañana. Dejarlo todo quiere decir, en mi caso, dejar de escribir el guión en el que estoy sumida y el texto de un alumno que espera en cola. Lo recibí como un café caliente en una jornada helada.
Se habla mucho de economía, pero poco de cultura. Se entrevista al ministro de Economía en el programa El Objetivo, dirigido por Ana Pastor, y cuando responde a la pregunta de por qué no se rebaja el iva de cultura la respuesta me deja fría: "El señor Montoro tiene sus razones y yo las apoyo", dijo el ministro, y la periodista pasó página sin preguntar más. Podría haber incidido en ese respuesta, pero no lo hizo. ¿Por qué? La cultura no importa, pienso y por ello solicito a través de Twitter precisamente a ese mismo programa que se hable de ella, pero prefieren hablar de Grecia.
Por eso agradezco a Podemos el tiempo dedicado a la cultura y por eso dejo todo y me pongo a leerlo con ávido interés. Y he de decir que estoy totalmente de acuerdo con ciertos apartados como los referentes a la transparencia, a la cultura como derecho garantizable y asunto de Estado independiente del gobierno, a puntos como los de cobrar cánones a las grandes corporaciones que son quienes reciben ingentes beneficios (que nunca ninguno de los dos partidos que se alternan en el poder han querido llevar a cabo y como Montoro, sus razones tendrán, pero cuáles son, ¿nos las pueden decir sin que les tiemble el párpado?), a crear instituciones culturales autónomas del poder político, a la recuperación de espacios públicos, el desarrollo y titulación de las enseñanzas artísticas superiores y también a la creación de un Consejo Audiovisual Independiente (a pesar de que éste último me genera un incómodo malestar motivado por la falta de precisión: ¿es realmente necesario ese Consejo Audiovisual?).
Pero más allá de los puntos y apartados en los que estoy del todo de acuerdo con el texto, me encuentro también con numerosas dudas como consecuencia de la falta de claridad y repetición de más de la mitad de los puntos que reiteran el contenido, alterando las palabras. En diferentes momentos del documento machacan el deseo de modificar el "actual modelo de las sociedades de gestión de derechos de autor", o de "promover la participación activa de la ciudadanía" o de "desarrollar una política integral y transversal". Pero no se proponen maneras de hacerlo.
Desgraciadamente es un texto redundante y temeroso. ¿A qué temen? ¿A quién? Me llama la atención que en el texto no existe el término Piratería, pero sí "cultura accesible" sin aclarar qué entienden por cultura accesible. ¿Quizá cultura libre? Definen el término Cultura como herramienta de crecimiento personal. Y me detengo a pensar que la Cultura con mayúsculas se define mejor como CRECIMIENTO COLECTIVO Y COMO REPRESENTACIÓN DE UN PAÍS que como enriquecimiento personal.
El problema radica en el comienzo del texto con planteamientos en mi opinión ligeramente equivocados: como "cultura no solvente en el ámbito internacional". ¿Qué quieren decir con solvente?¿Que no merece credibilidad? Perdón, pero hasta dónde yo sé sí tenían solvencia internacional y aún la tienen algunos ámbitos de la cultura como el cine, la literatura, el teatro, el arte a través de muchos de sus representantes. Y también me resultan equivocados planteamientos como: "políticas culturales que no revierten en la ciudadanía". La cultura revierte en la ciudadanía en formato de espectáculos, libros, obras de arte recogidas en museos...
Cuando hablan de "pensar la cultura desde la ciudadanía", a qué se refieren: ¿a asambleas horizontales? Su apartado de financiación y gestión me genera dudas en todos sus puntos: "Modificar la legislación de propiedad intelectual" pero no dicen cómo. "Desarrollar políticas que garanticen la universalidad del acceso a los servicios..." no están hablando claro, ¿qué está ocurriendo?
Entiendo que este texto es más una plataforma desde la que comenzar a debatir y eso es justamente una buena señal que quisiera subrayar. Y aunque aplaudo la idea del debate quisiera estar segura de que su miedo no es el de perder el voto de los cientos de miles de personas defensoras de la cultura libre (piratería aunque a muchos les escueza el término, por cierto, con tan poca solvencia en el ámbito internacional. En algún foro he creído oír comparar a España con China por el número de descargas ilegales y copias ilícitas). Llego al final del texto con un gran interrogante que se me escapa de la yema de los dedos: ¿tienen ya alguna idea de cómo serán esas plataformas de la cultura accesible y absolutamente legal que tanta falta nos hacen a todos? Quisiera terminar con sus palabras: "Cultura sostenible que permita vivir dignamente a quienes la conforman y que se mantenga con autonomía". Este pensamiento es realmente interesante y prometedor, defendible por la inmensa mayoría de las personas que conformamos la piel cultural de este país y por muchas otras personas más. Pero señores míos, es mucho más interesante ahora saber cómo quieren, cómo piensan, cómo pretenden y cómo creen que van a lograrlo. De eso es exactamente de lo que carece el texto y de lo que realmente tenemos que sentarnos a hablar.
Se habla mucho de economía, pero poco de cultura. Se entrevista al ministro de Economía en el programa El Objetivo, dirigido por Ana Pastor, y cuando responde a la pregunta de por qué no se rebaja el iva de cultura la respuesta me deja fría: "El señor Montoro tiene sus razones y yo las apoyo", dijo el ministro, y la periodista pasó página sin preguntar más. Podría haber incidido en ese respuesta, pero no lo hizo. ¿Por qué? La cultura no importa, pienso y por ello solicito a través de Twitter precisamente a ese mismo programa que se hable de ella, pero prefieren hablar de Grecia.
Por eso agradezco a Podemos el tiempo dedicado a la cultura y por eso dejo todo y me pongo a leerlo con ávido interés. Y he de decir que estoy totalmente de acuerdo con ciertos apartados como los referentes a la transparencia, a la cultura como derecho garantizable y asunto de Estado independiente del gobierno, a puntos como los de cobrar cánones a las grandes corporaciones que son quienes reciben ingentes beneficios (que nunca ninguno de los dos partidos que se alternan en el poder han querido llevar a cabo y como Montoro, sus razones tendrán, pero cuáles son, ¿nos las pueden decir sin que les tiemble el párpado?), a crear instituciones culturales autónomas del poder político, a la recuperación de espacios públicos, el desarrollo y titulación de las enseñanzas artísticas superiores y también a la creación de un Consejo Audiovisual Independiente (a pesar de que éste último me genera un incómodo malestar motivado por la falta de precisión: ¿es realmente necesario ese Consejo Audiovisual?).
Pero más allá de los puntos y apartados en los que estoy del todo de acuerdo con el texto, me encuentro también con numerosas dudas como consecuencia de la falta de claridad y repetición de más de la mitad de los puntos que reiteran el contenido, alterando las palabras. En diferentes momentos del documento machacan el deseo de modificar el "actual modelo de las sociedades de gestión de derechos de autor", o de "promover la participación activa de la ciudadanía" o de "desarrollar una política integral y transversal". Pero no se proponen maneras de hacerlo.
Desgraciadamente es un texto redundante y temeroso. ¿A qué temen? ¿A quién? Me llama la atención que en el texto no existe el término Piratería, pero sí "cultura accesible" sin aclarar qué entienden por cultura accesible. ¿Quizá cultura libre? Definen el término Cultura como herramienta de crecimiento personal. Y me detengo a pensar que la Cultura con mayúsculas se define mejor como CRECIMIENTO COLECTIVO Y COMO REPRESENTACIÓN DE UN PAÍS que como enriquecimiento personal.
El problema radica en el comienzo del texto con planteamientos en mi opinión ligeramente equivocados: como "cultura no solvente en el ámbito internacional". ¿Qué quieren decir con solvente?¿Que no merece credibilidad? Perdón, pero hasta dónde yo sé sí tenían solvencia internacional y aún la tienen algunos ámbitos de la cultura como el cine, la literatura, el teatro, el arte a través de muchos de sus representantes. Y también me resultan equivocados planteamientos como: "políticas culturales que no revierten en la ciudadanía". La cultura revierte en la ciudadanía en formato de espectáculos, libros, obras de arte recogidas en museos...
Cuando hablan de "pensar la cultura desde la ciudadanía", a qué se refieren: ¿a asambleas horizontales? Su apartado de financiación y gestión me genera dudas en todos sus puntos: "Modificar la legislación de propiedad intelectual" pero no dicen cómo. "Desarrollar políticas que garanticen la universalidad del acceso a los servicios..." no están hablando claro, ¿qué está ocurriendo?
Entiendo que este texto es más una plataforma desde la que comenzar a debatir y eso es justamente una buena señal que quisiera subrayar. Y aunque aplaudo la idea del debate quisiera estar segura de que su miedo no es el de perder el voto de los cientos de miles de personas defensoras de la cultura libre (piratería aunque a muchos les escueza el término, por cierto, con tan poca solvencia en el ámbito internacional. En algún foro he creído oír comparar a España con China por el número de descargas ilegales y copias ilícitas). Llego al final del texto con un gran interrogante que se me escapa de la yema de los dedos: ¿tienen ya alguna idea de cómo serán esas plataformas de la cultura accesible y absolutamente legal que tanta falta nos hacen a todos? Quisiera terminar con sus palabras: "Cultura sostenible que permita vivir dignamente a quienes la conforman y que se mantenga con autonomía". Este pensamiento es realmente interesante y prometedor, defendible por la inmensa mayoría de las personas que conformamos la piel cultural de este país y por muchas otras personas más. Pero señores míos, es mucho más interesante ahora saber cómo quieren, cómo piensan, cómo pretenden y cómo creen que van a lograrlo. De eso es exactamente de lo que carece el texto y de lo que realmente tenemos que sentarnos a hablar.