Susana Díaz ha decidido adelantar las elecciones en Andalucía y con ello ha provocado todo tipo de especulaciones y comentarios durante los últimos días. Sin embargo, sus motivos son muy claros y su decisión es una muestra de inteligencia y compromiso político.
Adelantar las elecciones andaluzas para el mes de marzo es bueno para Andalucía. La presidenta de la Junta busca afianzar sus políticas, y para ello necesita un Gobierno estable. En los últimos tiempos, hemos visto cómo la creación de empleo, impulsada por las políticas activas de la Junta, ha sido más importante en Andalucía que en el resto de España. Además, el PSOE Andaluz en el Gobierno, ha apostado por reforzar el Estado del bienestar en el momento en el que el PP nos repetía una y otra vez que la única receta era la austeridad.
La experiencia andaluza ha demostrado que sus resultados son mejores, que hay otro camino para afrontar la crisis sin dejar en la cuneta a los ciudadanos, y sin abandonar a su suerte a aquellos y aquellas que más lo necesitan.
Viví en Andalucía y formé parte del equipo de Micaela Navarro en el Gobierno. Fueron años de impulso de los servicios sociales y de la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia. Recuerdo con mucho cariño esos años y, sobre todo, a ciudadanos y ciudadanas plenamente conscientes de los avances vividos en su tierra gracias a las políticas socialistas.
Durante ese tiempo, recorrí los pueblos y ciudades de Andalucía, y mis mejores momentos sucedieron junto a personas mayores que envejecían sin miedo a ser abandonadas, junto a mujeres que llenaban las asociaciones, los centros de formación y las universidades, y junto a jóvenes que cumplían su legítimo sueño de seguir trabajando y viviendo en su tierra. Gentes que dejaron atrás tiempos de humillaciones y explotación, aunque nunca se olvidaron de los señoritos.
Aún hoy, los andaluces y andaluzas son plenamente conscientes de los cambios que la democracia y la autonomía trajeron a sus vidas y a su entorno, cambios que han provocado que se sientan orgullosos de ser quienes son, de sus conquistas en derechos y libertades y de sus avances en calidad de vida. Como tantos españoles, a pesar de la crisis, son personas que siguen soñando con vivir y crecer en su tierra. Y esto requiere de un proyecto político fuerte y sólido, con la mayoría suficiente para seguir afrontando los retos a los que se enfrentan.
Por otra parte, creo que la decisión de adelantar las elecciones es también buena para España y para impulsar este año electoral. Una vez más, como sucedió en las elecciones europeas, el PP no quiere hacer campaña, e incluso da la sensación de que ni siquiera desea presentarse a las elecciones.
El PP no quiere hablar de personas y tampoco de proyectos, de ideas, de propuestas, y mucho menos de unas políticas que han traído pobreza y desigualdad y que han dejado sin derechos a tantos españoles. Probablemente no tienen demasiadas ganas de hablar de los Ayuntamientos, a los que -con su reforma local- han dejado sin competencias para gobernar. Es decir, para ocuparse de los problemas de los ciudadanos. Y dudo mucho que quiera hablar del desastre de su gestión sanitaria o de la ley de dependencia, que en este momento atiende a miles de personas menos que cuando Rajoy llegó al Gobierno en 2011.
Imagino que el PP no tiene ningún interés por hacer un debate de ideas con un proyecto enfrente que está afrontando las dificultades económicas a la vez que mantiene el Estado del bienestar, defendiendo la igualdad y los derechos de la gente.
Tener una contienda electoral en Andalucía significa impulsar ese debate, y con ello hablar de política con mayúsculas. Significa demostrar que existe otra manera de gobernar que garantiza la sanidad pública, la educación, la vivienda, o la atención a la dependencia. Y que además crea empleo, respeta y apoya la cultura, cuida el medio ambiente, y fomenta la igualdad de mujeres y hombres. Es la manera de hacer del PSOE en Andalucía, como lo es también en Asturias, y en cada uno de los lugares donde gobierna.
En cualquier caso, creo que es a todos los ciudadanos y ciudadanas, andaluces y españoles, a quienes más interesa este diálogo. Es un diálogo que debe estar dirigido a conocer y confrontar proyectos e ideas y analizar con profundidad las opciones y los compromisos tras estos tiempos de crisis económica, política y social tan profunda que hemos vivido y que aún estamos viviendo.
Es momento de elecciones. Susana Díaz ha abierto el debate para que los ciudadanos hablen y decidan lo que quieren. Más allá de las especulaciones, que sólo sirven para perder tiempo y energía, es momento de escucharles. Ellos y ellas tienen la palabra y el voto.
Adelantar las elecciones andaluzas para el mes de marzo es bueno para Andalucía. La presidenta de la Junta busca afianzar sus políticas, y para ello necesita un Gobierno estable. En los últimos tiempos, hemos visto cómo la creación de empleo, impulsada por las políticas activas de la Junta, ha sido más importante en Andalucía que en el resto de España. Además, el PSOE Andaluz en el Gobierno, ha apostado por reforzar el Estado del bienestar en el momento en el que el PP nos repetía una y otra vez que la única receta era la austeridad.
La experiencia andaluza ha demostrado que sus resultados son mejores, que hay otro camino para afrontar la crisis sin dejar en la cuneta a los ciudadanos, y sin abandonar a su suerte a aquellos y aquellas que más lo necesitan.
Viví en Andalucía y formé parte del equipo de Micaela Navarro en el Gobierno. Fueron años de impulso de los servicios sociales y de la aplicación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia. Recuerdo con mucho cariño esos años y, sobre todo, a ciudadanos y ciudadanas plenamente conscientes de los avances vividos en su tierra gracias a las políticas socialistas.
Durante ese tiempo, recorrí los pueblos y ciudades de Andalucía, y mis mejores momentos sucedieron junto a personas mayores que envejecían sin miedo a ser abandonadas, junto a mujeres que llenaban las asociaciones, los centros de formación y las universidades, y junto a jóvenes que cumplían su legítimo sueño de seguir trabajando y viviendo en su tierra. Gentes que dejaron atrás tiempos de humillaciones y explotación, aunque nunca se olvidaron de los señoritos.
Aún hoy, los andaluces y andaluzas son plenamente conscientes de los cambios que la democracia y la autonomía trajeron a sus vidas y a su entorno, cambios que han provocado que se sientan orgullosos de ser quienes son, de sus conquistas en derechos y libertades y de sus avances en calidad de vida. Como tantos españoles, a pesar de la crisis, son personas que siguen soñando con vivir y crecer en su tierra. Y esto requiere de un proyecto político fuerte y sólido, con la mayoría suficiente para seguir afrontando los retos a los que se enfrentan.
Por otra parte, creo que la decisión de adelantar las elecciones es también buena para España y para impulsar este año electoral. Una vez más, como sucedió en las elecciones europeas, el PP no quiere hacer campaña, e incluso da la sensación de que ni siquiera desea presentarse a las elecciones.
El PP no quiere hablar de personas y tampoco de proyectos, de ideas, de propuestas, y mucho menos de unas políticas que han traído pobreza y desigualdad y que han dejado sin derechos a tantos españoles. Probablemente no tienen demasiadas ganas de hablar de los Ayuntamientos, a los que -con su reforma local- han dejado sin competencias para gobernar. Es decir, para ocuparse de los problemas de los ciudadanos. Y dudo mucho que quiera hablar del desastre de su gestión sanitaria o de la ley de dependencia, que en este momento atiende a miles de personas menos que cuando Rajoy llegó al Gobierno en 2011.
Imagino que el PP no tiene ningún interés por hacer un debate de ideas con un proyecto enfrente que está afrontando las dificultades económicas a la vez que mantiene el Estado del bienestar, defendiendo la igualdad y los derechos de la gente.
Tener una contienda electoral en Andalucía significa impulsar ese debate, y con ello hablar de política con mayúsculas. Significa demostrar que existe otra manera de gobernar que garantiza la sanidad pública, la educación, la vivienda, o la atención a la dependencia. Y que además crea empleo, respeta y apoya la cultura, cuida el medio ambiente, y fomenta la igualdad de mujeres y hombres. Es la manera de hacer del PSOE en Andalucía, como lo es también en Asturias, y en cada uno de los lugares donde gobierna.
En cualquier caso, creo que es a todos los ciudadanos y ciudadanas, andaluces y españoles, a quienes más interesa este diálogo. Es un diálogo que debe estar dirigido a conocer y confrontar proyectos e ideas y analizar con profundidad las opciones y los compromisos tras estos tiempos de crisis económica, política y social tan profunda que hemos vivido y que aún estamos viviendo.
Es momento de elecciones. Susana Díaz ha abierto el debate para que los ciudadanos hablen y decidan lo que quieren. Más allá de las especulaciones, que sólo sirven para perder tiempo y energía, es momento de escucharles. Ellos y ellas tienen la palabra y el voto.